Editorial
Que el Gobierno británico, anuncie a bombo y platillo que manda una flota a Gibraltar «en un ejercicio rutinario» precisamente ahora, es una humillación ante la que hemos de plantar cara con toda nuestra energía y todo nuestro ardor patriótico. Si realmente hubiera sido una escala programada, el Gabinete de David Cameron no se habría apresurado a presumir del asunto. Al contrario, muy ufanos, los ingleses como ya hacían quinientos años ha, demuestran su poder naval frente a las costas españolas.
Sin embargo, al contrario que antaño, hoy el inglés sube altanero a su montura, mientras el lacayo español le sujeta el estribo con la cabeza gacha. ¿Por qué permite el Gobierno que el portaviones HMS Illustrious haga escala en Rota en medio de una crisis? ¿Por qué tanto silencio pacato? ¿Por qué no anuncia el Gobierno español esos ejercicios rutinarios de nuestra Armada, que iban a tener lugar en la bahía de Algeciras, y que estaban programados desde hace tres años? ¿Tenemos miedo?
Pues sí, tenemos miedo. Pánico… pero de nosotros mismos.
El daño de contemporizar
Lo política moderna se hace con frases tibias, con ambigüedades y con elocuentes silencios. Nos emasculan con frases del tipo: «hay que ser prudentes»; «se cumplirá la legalidad»; «apostamos por el diálogo». A los gobernantes les asusta hablar claro en defensa de un ideal común. No estamos ante una negociación colectiva, es que nos están metiendo un portaviones por Rota.
No y no, la experiencia demuestra que el apaciguamiento hace más fuerte al enemigo, caso de ETA, y mucho más fuerte al adversario: caso de los secesionistas catalanes y vascos o ahora con los gibraltareños. Mientras ellos son valientes en sus proclamas, España tiene miedo de defenderse a sí misma como nación, ¡incluso con la palabra! Hoy, ni los más patriotas se atreven a gritar ¡Viva España!
No se alarmen, nadie está hablando de violencia, estamos hablando de vigor, de convicción, de hablar alto y claro, con altanería.
Como nuestra dirigencia no se anima, a continuación ofrecemos , las frases que «NO» hemos oído estos días de ninguna institución, partido político, sindicato, asociación profesional o cofradía de pescadores.
-«Lo primero que tiene que hacer Gibraltar, antes de exigir nada, es retirar las piedras que han destruido los caladeros en aguas españolas».
-«Es Gibraltar la que ha empezado esta crisis, con acciones deliberadas de destrucción de caladeros en aguas soberanas españolas».
-«Que el Gobierno británico anuncie, precisamente ahora, unas maniobras rutinarias, nos parece una falta de respeto y una afrenta intolerable a la dignidad del pueblo español».
-«Lamentablemente, no será posible que el portaviones HMS Illustrious haga escala en Rota. La opinión pública española lo entendería como un acto de sumisión a la actitud británica».
-«El Gobierno de España no ha reconocido nunca la soberanía británica en Gibraltar, al contrario, considera que Gibraltar es territorio español. Más claro todavía: Gibraltar es España».
-«Es inaceptable, y más en tiempos de grave crisis, que los gibraltareños vivan en España sin pagar impuestos».
-«España va a erradicar el contrabando proveniente de Gibraltar. Los gibraltareños son los primeros interesados en eliminar al acopio de tabacos y otros bienes objeto de tráfico ilícito para evitarse molestias».
-«España prohibirá la entrada de materiales áridos o rocosos que se puedan utilizarse para acrecer el territorio del Peñón».
Se echa mucho de menos la unidad de nuestros políticos en ésta como en tantas otras cuestiones. Cuando la opinión pública se mueve unánimemente en la misma dirección, mira a sus gobernantes y agradecen que se reafirmen sus convicciones. Palabras que nos reafirmen en la íntima convicción que ser dignos patriotas, españoles de barbilla alta, es algo bueno y noble.
Así lo defendemos nosotros, citando a nuestro ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, en uno de sus primeros lances:
¡Gibraltar español!
No hay ningún comentario