Redacción.

Los llamados por la Guardia Civil los últimos “grandes generales” de la banda terrorista han sido condenados a 20 años de cárcel por la justicia francesa.

Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki, Mikel Carrera Sarobe, Ata, Aitzol Iriondo, Gurbitz, y el «artificiero» Luis Ignacio Iruretagoyena Lanz supieron hoy la sentencia por el secuestro de la familia española Orio, a la que robaron una furgoneta para un atentado fallido en Oropesa, Castellón. Los hechos ocurrieron en agosto 2007 en Francia.

El primero en comparecer fue Aspiazu Robina, responsable de los comandos durante los atentados que acabaron con la tregua del 2006, con una declaración en la que reconoció el “dolor causado” por ETA, pero refiriéndose sólo a las víctimas colaterales que no “tenían que ver con el conflicto”. El fiscal Jean-François Ricard aprovechaba esta afirmación para reafirmarse en la convicción de que los 3 acusados son la cara “más dura y más extremista” de la organización terrorista.

Según Ricard, esa facción -responsable mortal coche bomba de la T4 en 2006, de los últimos atentados en España y del asesinato de un policía francés en marzo de 2010 – es la que ahora «quiere pesar en el debate interno» desde «una línea distinta de la línea oficial».

Tanto Aspiazu como los demás acusados han utilizado el proceso, que comenzó el pasado 18 de febrero, para reiterar el mensaje de que ETA quiere una negociación a tres bandas con el Gobierno español y el francés sobre “las consecuencias del conflicto en el País Vasco”.

El juicio quedó esta mañana visto para sentencia después de que Aitzol Iriondo, llamado a ser el sucesor de Txeroki, tomara  la palabra por última vez «en nombre de todos» los acusados para reiterar la propuesta de negociación a España en Francia e insistir en que «ETA puso fin a la lucha armada el 20 de octubre de 2010».

El que ha sido descrito como “el artificiero de ETA”, Iruretagoyena, fue el encargado de colocar el artefacto en la furgoneta del atentado fallido de Oropesa. Sin embargo, fueron Igor Protu y Mattin Sarasola quienes condujeron el vehículo para causar víctimas en la costa de Castellón. El vehículo fue detonado en un olivar bajo la vigilancia policial una vez fueron interceptados.

Portu y Sarasola fueron condenados a ocho años por esos hechos en Madrid, donde también fueron sentenciados, pero a más de 1.000 años de prisión, por colocar el coche bomba de la T-4 de Barajas.

Ricard demandó 14 años de cárcel para Aitzol Etxaburu Artetxe, 10 para Itziar Plaza y ocho para Jurdan Martitegui. Teóricamente, los más directamente implicados en esta acción etarra podrían recibir hasta penas de cadena perpetua.

Txeroki y Ata volverán a sentarse en el banquillo del Tribunal de lo Criminal de París a partir del próximo 2 de abril para ser juzgados por su implicación en el asesinato de dos guardias civiles en la localidad de Capbreton el 2 de diciembre de 2007, apenas tres meses después de la acción con la familia de Orio. Ambos están imputados allí como dirigentes de una organización terrorista y Carrera Sarobe también como uno de los tres miembros del comando que disparó contra los agentes.