GB D. Agustín Alcázar Segura (R)
España somos tú y yo
y el hogar que nos ampara,
la tumba de nuestros padres
y el jardín de nuestra casa.
España es el cielo azul
que amanece en tu ventana
y las montañas agrestes
que te velan y te guardan.
España es el limpio orgullo
de la Historia de la Raza
y es tu voluntad de ser
español cada mañana.
España son tus costumbres
y el idioma en el que hablas,
y el pan de trigo que comes
también es un poco España.
España es el Padrenuestro
que rezas por las mañanas
y el rojo y gualda que pone
ese nudo en tu garganta.
España es el pulso alegre
de tu sangre alborotada,
y es el incierto futuro
donde pones tu esperanza,
porque el futuro, que es tuyo,
también lo será de España.
España es la fe que tienes
en tus padres y en tu casa
y cuando todos te falten,
estará contigo ESPAÑA.
En un momento en el que alguna parte de España pugna por separarse de ella; cuando hay hombres y mujeres que han besado su bandera y jurado sus leyes reniegan de su ser de españoles; cuando con demasiada frecuencia se ven imágenes en las que se quema la Bandera y se pita nuestro Himno, ha caído en mis manos la poesía que encabeza este trabajo y que es recitada por las unidades de nuestra Caballería en ocasiones señaladas.
En ella se mezclan cosas sencillas y palpables como nuestro hogar, el espacio en el que vivimos o el idioma en el que nos comunicamos, con otras más intangibles, pero presentes en nuestro vivir y en nuestro sentir, como ese nudo en la garganta que experimentamos al oír los acordes de los “Suspiros de España” cuando te encuentras en tierra extraña, como dice la canción.
España somos todos y cada uno de los que conviviendo en los ocho mil pueblos y ciudades que conforman nuestra Nación, nos unimos constituyendo una colectividad que se convierte en algo mucho mayor que la simple suma de sus individualidades, engrandeciendo a cada una de sus partes.
España es también el recuerdo de nuestros antepasados que, reposando en nuestra tierra o en cualquier otra a la que le llevaron los avatares de la vida, enaltecieron el nombre de nuestra Patria, ya fuera con el fruto de su sangre o con el sudor de su trabajo.
España es, además, el variado conjunto de paisajes que se ofrecen a nuestra vista cuando recorremos su geografía, es decir, el escenario principal en que se desenvuelve nuestra vida. España son también, en su diversidad, nuestras costumbres y folclore, que nos identifican en el mundo entero por su peculiaridad.
España son las diferentes lenguas que se hablan en el conjunto de su territorio y la común a todos nosotros que se ha transmitido a centenares de millones de personas en el planeta, y para los que fuimos, somos y seremos su madre Patria.
España es el conjunto de los hechos que constituyen su historia, plagada de heroísmo y grandeza, y también de miserias; de sacrificios comunes, de gestas que dejan huella y, por qué no decirlo, de errores que, por humanos, hemos cometido. Sin olvidar, por descontado, la nunca cantada hazaña del vivir de cada día de millones de hombres y mujeres anónimos que con su trabajo cotidiano van tejiendo la diversidad del tapiz que nos han legado nuestros mayores.
España es cada uno de los bienes materiales, grandes o pequeños, que disfrutamos sin ser conscientes de que algunos de ellos no los tendríamos en otra parte del mundo.
España es y son los bienes inmateriales que consideramos nuestros, como la libertad, la justicia, la seguridad, el respeto a nuestras creencias y a nuestros símbolos en su amplia diversidad, y un sinfín de valores más, que son disfrutados como algo cotidiano, pero siendo conscientes que también es España la que nos permite disfrutar de ellos.
España es además el futuro, pues nunca un pueblo debe vivir mirando sólo al pasado y al presente. El futuro que España nos brinda, a pesar del momento especialmente difícil que nos está tocando vivir, es prometedor a la vez que exigente, pues demanda a cada uno lo mejor de sí mismo para seguir avanzando en pos de nuestros deseos y esperanzas.
España es, por último, un ideal que es alimentado por cuantos depositamos en él fe e ilusión, conscientes de que cuantos sacrificios exija nunca serán baldíos y de que, aunque todo se tambalee, el sentimiento de españolidad nunca podrá defraudarnos.
Si estas reflexiones se han iniciado con unos versos, quiero también finalizarlos con una canción del popular Manolo Escobar, grabada en el año 1985, que dice:
Si al grito de «viva España»
otro «viva» no responde,
si es hombre no es español,
y si es español no es hombre.
Que aquél que niega a su madre
no se mereció nacer
ni vivir en tierra noble.
Viva España, que es mi tierra,
patria de, patria de los españoles.
Si un día te vieras triste,
y cansado de luchar,
vuelve a la tierra tus ojos
para volver a empezar.
Tu tierra es como tu madre,
dale todo tu querer.
Ella nos dio cuanto somos,
ella nos lleva en su ser.
Ella nos dio cuanto somos
y a ella hemos de volver.
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