El día 4 de abril del 2004, el llamado “Ejército del Mahdi”, miles de radicales musulmanes al mando del clérigo Muqtada al Sadar, atacaron las Bases y destacamentos españoles de la ciudad de Nayaf, en Irak, entre ellas especialmente la Base “Al Ándalus” y el complejo penitenciario
La Sección a la que nos vamos a referir y que va a ser la principal protagonista de este relato, se enfrascó junto con todo el personal de la Base en repeler el ataque desplegando sus vehículos blindados BMR. en el perímetro como estaba previsto. La Sección estaba compuesta por 3 Pelotones que, junto con la Plana de la Sección, embarcaban en 4 BMR., los famosos pero ya anticuados blindados españoles. Su Jefe era el entonces ALFÉREZ D. JACINTO GUISADO SÁNCHEZ. La Sección pertenecía al REGIMIENTO DE INFANTERÍA “SABOYA” n.º 6, con sede en Badajoz.
En mitad de la batalla se supo que tropas salvadoreñas estaban cercadas, junto a muchos soldados iraquíes aliados, en la cárcel de Nayaf, en mitad de la ciudad. Una Sección de El Salvador salió entonces, sin esperar órdenes, de la Base “Al Ándalus” para salvar a sus camaradas, a pie y en una misión casi suicida. Buenos aliados estos salvadoreños que estaban bajo mando español en Irak.
El Mando español decide entonces ordenar al Alférez Guisado que acuda junto a su Sección a la cárcel de Nayaf, a 2 Km. de la Base, cruzando la ciudad llena de enemigos, y recoja a varios heridos y muertos aliados que se tenía conocimiento que ya se habían producido.
Esta acción no es muy conocida, de manera increíble, debido a las circunstancias que rodearon toda la guerra de Irak, pero quizás sea ya la hora que se sepa el comportamiento heroico de esos militares españoles en tierras tan lejanas.
Al no funcionar las ametralladoras pesadas de 12,70 mm. de los BMR. (uno de los principales fallos de estos vehículos) el SARGENTO D. JAIME GONZÁLEZ PINTO (actualmente es Sgto. 1.º y sigue destinado en el “SABOYA”; a duras penas, consiguió que se le acreditara el “VALOR RECONOCIDO” mucho después de volver de Irak), Jefe del Segundo Pelotón de la Sección, pidió prestadas las ametralladoras MG-42 de 7,62 mm, con su correspondiente munición, de los Vehículos de Exploración de Caballería (los VEC.) y las embarcó en los blindados de la Sección, con la ayuda del CABO D. FRANCISCO RODRÍGUEZ ACEVEDO (destinado en la actualidad en Córdoba) y del SOLDADO. D. ULISES NÁPOLES FERNÁNDEZ (después de volver, ascendió a Cabo y Cabo 1.º; sigue destinado en el REGIMIENTO N.º 6), que viajaban en su BMR. El conductor del Sgto. Pinto, el SOLDADO. D. JOSÉ MANUEL MARTÍN (al regresar de la misión se licenció, pero posteriormente volvió a ingresar en el Ejército) y su radio, el SOLDADO D. FRANCISCO BLAS GARCÍA (continúa en el “SABOYA”), dan sus cargadores con munición a los fusileros que harán fuego de apoyo.
El Alf. Guisado quiso ir esta vez, al considerar que la misión era muy peligrosa, en cabeza de su Sección y llegar a toda velocidad a la cárcel.
Cuando se abrieron las puertas de la Base y salieron muy rápido los 4 vehículos, los acribillaron a disparos desde todos los edificios, ventanas, azoteas y cruces de calles. El personal de la Sección disparaba desde las escotillas y la parte superior de los blindados contar el enemigo que fuera localizado.
El SARGENTO D. MIGUEL GALÁN RANCEL (actualmente es Sgto. 1.º y sigue destinado en el “SABOYA”), Jefe del Tercer Pelotón, tiene que ordenar a su tirador de MG-42, el SOLDADO. D. EMILIO MONGE BENÍTEZ (posteriormente ascendió a Cabo y está ahora destinado en el Regimiento. “CASTILLA”, n.º 16, también con sede en Badajoz), que economice la munición ya que no saben cuándo van a poder municionar de nuevo. Todos los BMR comienzan entonces a disparar sólo sobre blancos fijos.
Entonces, en un cruce, tienen que frenar su rápida marcha; descubren a varios enemigos disparando cuerpo a tierra contra la Sección de El Salvador que había salido poco antes a pie, y estaban frenados por el intenso fuego enemigo. Los fanáticos musulmanes no esperaban que desde detrás apareciera la Sección española. La sorpresa es total y la Sección española aniquila a los enemigos.
El Alférez Guisado baja de su BMR, junto con el Sgto. Pinto, a la carrera y desde la protección de una esquina hablan con el Alférez salvadoreño, Jefe de la Sección hispanoamericana, y le dan ánimos. Ya no están solos. Una ráfaga enemiga de disparos les falla por poco, pero el tirador de la MG-42 del Sgto. Pinto, el SOLDADO D. ALEJANDRO PÉREZ RODRÍGUEZ (se licenció a la vuelta y trabaja actualmente en Badajoz), silencia al enemigo que les ha disparado. Los españoles les indican a los hispanoamericanos que les apoyarán hasta que lleguen a la cárcel.
Poco a poco, la Sección española se adelanta en cada cruce y hace una especie de barrera, disparando contra todas las ventanas y azoteas, para que los salvadoreños vayan avanzando a la carrera. De esta forma consiguen llegar a la asediada cárcel, donde entran los BMR. y bajan las rampas traseras.
El Alf. Guisado baja de su vehículo y se entrevista con el Capitán de El Salvador que está allí al mando. El CABO 1.º D. ÁNGEL DELGADO SÁNCHEZ (en la actualidad es Cabo Mayor del 6.º de Infantería), de la Plana de la Sección, baja también y descubre los agujeros de bala que tienen las petacas de combustible, los laterales, las ruedas de los vehículos…, y los múltiples impactos en el chasis. Ahí empieza a dudar de cómo van a poder regresar a la Base “Al Ándalus”.
Los aliados españoles tienen 2 muertos, que no se van a trasladar. Se da prioridad a los 5 heridos muy graves que, en camilla, ordena el Alf. Guisado que se introduzcan en los BMR. lo más rápido posible. Para ello, los soldados españoles irán en los asientos de pie, disparando desde la parte superior abierta de los BMR. La CABO D.ª GUADALUPE PULIDO CORDERO (actualmente destinada en el “CASTILLA” n.º 16), de la Plana de la Sección, grita que se den prisa en el embarque de las camillas.
En ese momento, entran en el patio de la cárcel a toda velocidad otros 3 vehículos ligeros todo-terreno de Honduras que vienen cargados con 14 militares de ese país; solicitan volver con ellos a la Base. El Alf. Guisado ordena al su segundo al mando, el SARGENTO D. FERNANDO RUIZ LORENZO (El Sgto. Ruiz Lorenzo era el más antiguo de los tres Sargentos de la Sección; El Alf. Guisado y él se conocían desde hace muchos años; estuvieron destinados juntos en la 1.ª Compañía de Fusileros del Batallón “Cantabria”, del “SABOYA” en los empleos de Cabo, Cabo 1.º y Sargento; actualmente está destinado en Madrid), Jefe del Primer Pelotón, que organice el convoy porque salen enseguida hacia la Base. El Sargento le pide permiso para ir esta vez él en cabeza, pero el Alférez se lo niega, como manda el código de honor español en estas situaciones tan peligrosas: él volverá a encabezar la marcha y su segundo al mando irá en cola. UNA SECCIÓN DE INFANTERÍA DEBE SER UNA VÍBORA CON DOS CABEZAS.
Los BMR y los 3 vehículos hondureños salen de la cárcel y pasan al lado de los valerosos soldados de El Salvador que estaban en el exterior. Tienen ya un muerto y varios heridos, pero no hay sitio para nadie más en los cargados blindados españoles.
El viaje de vuelta a toda velocidad es un infierno de disparos. Los conductores y los radios dejan sus cargadores con su munición a los demás soldados que pueden hacer fuego. ¡Eso es una Sección de Infantería, adaptándose a todas las situaciones!
Durante el trayecto, el SOLDADO D. JAVIER FERNÁNDEZ MÉNDEZ (sigue en el “SABOYA”), del primer BMR., descubre en una azotea a varios enemigos intentando disparar un lanzagranadas antitanque RPG. Usa su arma y coloca al enemigo en situación tal que ya no podrán hacerlo… nunca más.
Cuando el conductor del primer BMR., el CABO 1.º D. MOISÉS CORTÉS PUERTO (actualmente es Sgto. y sigue en el “SABOYA”), hace pasar a toda velocidad a su blindado las puertas de la Base “Al Ándalus”, no puede creérselo. ¡Han regresado con vida y cumplimentado la misión encomendada!
El Alf. Guisado ordena que se desembarque a los heridos en la enfermería y que los BMR. ocupen sus puestos de nuevo en el perímetro de la Base, que sigue siendo atacado.
Pero el Mando le pregunta por radio cuánta gente aliada está fuera y en qué condiciones. El Alf. Guisado informa que hay unos 30 salvadoreños y unos 20 iraquíes asediados en el interior de la cárcel, más otros 20 salvadoreños en los alrededores. Se le ordena… volver con su Sección de forma urgente y, esta vez, rescatarlos y traerlos de vuelta.
Toda la Base lo ha oído por la radio. Todos les miran. Pero los Sargentos no tienen que ordenar nada. La Tropa de la Sección baja a la carrera a por munición, y comienzan a llenar sus cargadores.
Desde todas partes les llega munición, cargadores, cintas de munición para ametralladora… La gente cuando se cruza con ellos les abraza, les anima… Todos son conscientes, los soldados de la Sección también, que quizás no regresen. No importa… Nadie duda, nadie deserta…
La SOLDADO D.ª SANDRA DUQUE ESPINOSA (ascendió a Cabo y actualmente está destinada en el Grupo Logístico XI, en Badajoz) se sube a su BMR. y comienza a llenar cargadores dándose ánimo a ella y sus camaradas…
Hay videos de estos momentos de municionamiento. Son esos videos de corta duración, de teléfono móvil, pero se oyen los gritos y se ven las caras perfectamente… Ningún director de cine puede conseguir ese realismo… (No, no están disponibles para el público…).
La Sección va a tener esta vez apoyo aéreo de varios helicópteros “Apache” y “Little Bird” de los EE.UU., éstos últimos de la escolta personal del político estadounidense Paul Bremer. La batalla de Nayaf es el punto álgido de la guerra en esos momentos.
Desde el Hospital de Nayaf, el edificio más elevado de la ciudad, el enemigo comienza a disparar contra los españoles, incumpliendo las más elementales normas de la guerra. Varios aviones F-16 estadounidenses piden permiso para arrasar el Hospital, pero el Mando español no lo considera necesario.
Y es que los españoles combaten siguiendo muchas restrictivas REGLAS DE ENFRENTAMIENTO. Según ellas, no disparan a lugares donde pueda haber civiles, aunque les disparen desde ellos, no disparan a personal que está en el suelo, aunque se sepa que se está “haciendo el muerto”, no se dispara contra vehículos ambulancia, aunque se empleen como vehículos de combate y les hagan fuego desde su interior…
El Alf. Guisado llama a sus Sargentos Jefes de Pelotón para planificar el rescate. Uno de ellos, el Sgto. Pinto, está enfrascado en una discusión con un Oficial español de alto rango que está dándole a gritos instrucciones, para hacerse oír en mitad del tiroteo. El Alf. Guisado se dirige a la carrera y le dice al Oficial que a su gente sólo la manda él durante el combate. Una granada de RPG. les pasa por encima de las cabezas y el Alf. aprovecha para llevarse a su Sargento.
El Alférez ordena que él irá otra vez en cabeza por el mismo itinerario. Total, el enemigo no esperaría que hicieran eso de nuevo… El Sgto. Lorenzo irá en cola de la Sección.
Todos se instalan en los BMR., y el Alf. Guisado llama al Capitán de El Salvador de la cárcel y le informa que van a ir por ellos… Que tengan todos sus camiones y vehículos listos para salir en cuanto lleguen.
En cuanto los BMR. salen de la Base, los proyectiles enemigos empiezan a impactar contra ellos. Pero van muy rápido y su tiro es ineficaz… En un cruce, se encuentran con la Sección salvadoreña a pie, que están parados y batidos por el fuego enemigo. Tienen un muerto y varios heridos. La Sección española para un momento y arrasa con su fuego con los edificios donde el enemigo se esconde y desde donde disparan. Esto produce un respiro y ayuda a reorganizarse a los hispanoamericanos. El Alf. Guisado les dice que volverán a recogerlos. Y ordena seguir la marcha.
Un poco más adelante, de pronto, aparecen 3 coches enemigos, artillados con ametralladoras, haciendo fuego contra los españoles. Parecían los vehículos de la película “MAD MAX”. La Sección dispara contra ellos pero no consiguen abatirlos y desaparecen por una bocacalle a toda velocidad. El enemigo era valiente y digno de enfrentarse con el Ejército español.
Los BMR llegan al fin al patio de la cárcel donde, rápidamente, el Sgto. Lorenzo organiza el convoy de vuelta, intercalando entre los blindados de la Sección varios camiones y vehículos ligeros. Cuenta con la inestimable ayuda del CABO 1.º D. ÁNGEL BOLAÑOS VÁZQUEZ (posteriormente se licenció y actualmente es Policía Nacional, en Badajoz). A gritos, los SOLDADOS D. ABEL VILLARUBIA DÍAZ (ascendió a Cabo y sigue en el “SABOYA”) y D. JOSÉ SUÁREZ PARRA, indican a los iraquíes y salvadoreños que deben subir en ellos, aunque no sean vehículos blindados, llevando sus muertos y heridos… No hay más sitio en los BMR españoles, que irán con las rampas traseras bajadas para subir en marcha a la valiente Sección salvadoreña que está esperando en las calles de Nayaf.
Cuando el SOLDADO D. JOSÉ FERNÁNDEZ BOZA (sigue en el “SABOYA”), radio del BMR del Sgto. Lorenzo, informa que el convoy está listo para salir, el Alf. Guisado ordena adelante. Esta vez, hay una baza a su favor. Los helicópteros de combate estadounidenses están ametrallando desde encima de la cárcel los edificios de los alrededores. El tiroteo y ruido del combate es impresionante. Cuando salen, las vainas usadas y muy calientes de las ametralladoras de los helicópteros caen en cascada sobre las cabezas de los soldados de los BMR que circulan por abajo. Bueno, no todo puede ser perfecto…
Cuando el convoy llega a la altura de la Sección salvadoreña que iba a pie, uno de sus Pelotones se niega a embarcar: la radio que llevaba uno de sus soldados muertos, se ha quedado atrás y no quieren que caiga en poder del enemigo. Ellos no abandonan su equipo y vuelven por ella. El CABO 1.º D. JAVIER MARTÍNEZ BENÍTEZ (posteriormente ingresó en la Guardia Civil), de la Plana de la Sección, no da crédito a lo que oye y mira a la decisión de su Alférez. Pero el Alf. Guisado no quiere discutir ya: esperarán a ese Pelotón. Todos vuelven o no lo hará ninguno… Ordena fuego a discreción sobre el enemigo y el BMR del Sgto. Lorenzo acude donde el Pelotón de El Salvador busca la radio para apoyarles desde cerca.
El radio del Alférez, el CABO D. ANTONIO GARCÍA BLANCO (ascendió a Sgto. y actualmente sigue destinado en el “SABOYA”) le da sus cargadores al SOLDADO. D. JONATHAN JORNA RAMOS (a la vuelta, ascendió a Cabo y Cabo 1.º; sigue destinado en el 6.º de Infantería), que se los pide para seguir disparando. La munición se está agotando de nuevo.
El CABO D. ENRIQUE PAVÓN PÉREZ (a su regreso a España, se licenció; está trabajando en Badajoz), el tirador de la MG-42 del Sgto. Lorenzo no permite con su fuego que ningún enemigo dispare hacia los soldados de El Salvador que se desplazan a su lado. Al final, encuentran la radio y montan en el BMR. El conductor del Sgto. Lorenzo, el SOLDADO. D. JUSTO SÁNCHEZ MARTÍN (se licenció y está trabajando en un pueblo llamado Villar del Rey, en Badajoz) hace regresar a su BMR al convoy, que reanuda la marcha.
En ese momento, los camiones y vehículos ligeros de El Salvador no respetan la disciplina de marcha y aceleran, dejando atrás a los blindados españoles, que entran los últimos a la Base “Al Ándalus”.
Cuando están a punto de llegar, el Sgto. Galán ve que una granada antitanque rebota en el BMR del Alférez, que va el primero. Pero ha visto quién les ha disparado desde una azotea y ordena a su conductor, el SOLDADO D. JULIO CUENCA GONZÁLEZ (ascendió a Cabo y actualmente está destinado en el “CASTILLA” n.º 16), que pare el BMR porque va a ordenar fuego contra ese enemigo. Le ordena a su radio, el SOLDADO D. CARLOS LUNA DIENTE (a su regreso a España, se licenció), que informe que pararán unos segundos solamente. Y, en efecto, los SOLDADOS. D. SAMUEL BARCO PONCE (en los días siguientes en Irak, fue herido en el hombro y nunca se recuperó del todo; está destinado en Guadalajara) y D. DAVID SAUCEDA FERNÁNDEZ (ascendió a Cabo y sigue en el “SABOYA”), agotan su munición contra el tirador enemigo de RPG, que es silenciado.
Cuando la Sección española entra en la Base, las ovaciones y abrazos son increíbles. Todo el mundo les felicita.
El Alférez Guisado informa al Mando español que la misión ha sido cumplimentada sin novedad… sin ninguna baja.
Cuanto más se indaga en el comportamiento de esa Sección el 4 de abril del 2004, durante esas dos salidas en la batalla de Nayaf, más se descubre la heroica actuación de sus componentes. Sorprende (e indigna) que la gran mayoría no fueran condecorados con las máximas medallas españolas. Desde aquí, el que suscribe solicita la apertura de un expediente para la posible concesión de la “MEDALLA LAUREADA DE SAN FERNANDO COLECTIVA” para esa Sección.
El Alf. Guisado es actualmente Capitán y está a la espera de ser destinado a su querido Regimiento de siempre, el mítico “SABOYA” n.º 6, en el cual, si Dios quiere, y con el permiso de la superioridad, quizás proceda darle el mando de la Primera Compañía de Fusileros del Batallón “Cantabria”, donde sirvió en todos sus empleos. Fue recompensado con la CRUZ ROJA por su valor en combate, capacidad para el mando y conducta ejemplar a raíz de su actuación en la Batalla de Nayaf del 4 de julio del 2004. Desde el primer momento, y hasta la actualidad, nunca ha cesado de luchar porque a su Sección le reconozcan el heroico comportamiento de ese día. Siempre dice que cambiaría su medalla por la de su gente…
De todas formas, poca es esa condecoración para el ahora Capitán Guisado. Sin duda procede recompensarle con algo más: CUMPLE CON EL REGLAMENTO DE CONCESIÓN DE LA LAUREADA DE SAN FERNANDO, con creces, ya que la Sección bajo su mando defendió el honor de las Armas españolas en momentos muy delicados, cuando otros Ejércitos criticaban la decisión de España de abandonar Irak tan rápidamente.
El que esos militares españoles hayan quedado sin reconocimiento por parte de sus compatriotas no sólo descalifica a una Nación sino que es un desprecio inadmisible a la dignidad colectiva.
Artículo firmado por el brigada de Infantería José Atilano Delgado para la Revista Minerva (AGBS).
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