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Humor de Verano: apuntes antropológicos del «gritón ibérico»

Por Antropólogo Amateur

El «gritón ibérico», subespecie catalogada del macho ibérico, se caracteriza por emitir aullidos muy sonoros en entornos naturales. Son similares en apariencia al grito humano, pero con la notable diferencia de que el gritón ibérico no manifiesta la menor noción de la existencia de otros seres alrededor. Es  insensible a ello.

¡Qué alegría! Como cada verano, puedo dedicarme con deleite a la observación pormenorizada del gritón ibérico: su vida, sus costumbres, sus pautas en época de celo. A lo largo de los años, he acumulado tantas evidencias que llegaba la hora de realizar este artículo científico dedicado al gritón. Existen evidencias más que contrastadas de la aparición de esta nueva variante del homo sapiens y el objetivo de este artículo es avanzar unos primeros apuntes antropológivos sobre sus costumbres. También propondré algunas pautas de avistamiento y observación. Vamos con ello.

El gritón hispano hiberna en pueblos y ciudades pero al estar confinado entre cuatro paredes se les oye con resonancia sólo en interiores. Es en primavera y verano cuando alcanza su máximo esplendor. Con la llegada de la época estival el gritón sale de chozas y madrigueras en grandes manada compuestas por otros machos y hembras, así como numerosas crías (tan decibélicas como sus progenitores).

Se ha comprobado que el hábitat preferido del gritón es la playa. La razón es sencilla: donde el gritó obtiene su máximo impacto es en grandes espacios abiertos y muy poblados. Por eso la costa resulta ideal: el gritón hispano puede así lucirse con gente alrededor. Durante toda la jornada podemos oír a gritones machos y hembras, junto con sus crías, resonar como tambores y trompetas. Al llegar el ocaso su actividad no decae, al contrario, el frenesí sonoro es más intenso a última hora de la noche y bien entrada la madrugada. Cuando la población descansa es cuando el gritón ibérico «se viene arriba».

Expertos de todo el mundo se encuentran ya analizando esta nueva subespecie y han llegado a algunas conclusiones interesantes, como que casi todas las frases contienen un «coño», «te voy a dar», «vente pacá», «sandía», «echa pallá», así como complejas combinaciones entre ellas. Hay investigadores más osados, como el finés Toi Hata-Logüivor, que aseguran que el gritón ibérico es en realidad una especie alienígena, introducida por extraterrestre con el objetivo de fomentar el pánico y la zozobra entre los seres humanos.

Hata-Logüivor basa su hipótesis en el hecho de que tras un grito del tipo «medalla de oro», las caras de los humanos circundantes se desencajan en una mezcla de terror y compulsión ansiosa. De hecho, los alienígenas se estarían multiplicando porque los gritones son tan abundantes que pueden encontrase facilmente en casi todas las costas españolas; si bien no debe confundirse con el «gritón británico» del que hablaremos a continuación.

Gritón británico
El gritón británico (homo hooliganensis) emigra desde las Islas Británicas cada año para instalarse durante periodos cortos en las costas españolas. Se concentra predominantemente en el Levante y la Costa Brava, o en general allí donde haya vuelos y hoteles baratos. Son fácilmente reconocibles porque son de piel rosa y pelo claro. Además tanto machos como hembras suelen lucir enormes tatuajes en extremidades, abdomen y baja-espalda. Otro factor que ayuda a distinguir al gritón británico es que siempre lleva una cerveza caliente en la mano.

Recibir en España a las manadas de gritones británicos es una bendición porque resulta apasionante establecer comparaciones entre la especie ibérica y la inglesa. Si el rasgo común es que ambos resultan igualmente audibles, una notable diferencia es que el gritón autóctono acampa en la playa durante horas y horas, en sombrillas con sábanas para proteger a la manada, mientras que el gritón británico suele realizar movimientos en grupo y es más fácil oírle cantar… muy alto, por supuesto.

Por último, a los amantes de la observación antropológica les doy algunas pautas de avistamiento: acuda a la playa, preferiblemente en el sur y Levante. Colóquese tranquilamente con un libro en la mano y espere. Sin fallar una sola vez, la manada de gritones le detectará y se apresurará a colocarse a menos de dos metros de usted (nunca falla). Los reconocerá porque ya les oirá desde cien metros antes.

Una vez en posición, relájese y disfrute de este espectáculo de la naturaleza. Si lo desea, tome nota de los tipos de aullido y me los manda para el artículo de 2015 porque tenemos el deber de seguir estudiando esta especie, que no corre el menor peligro de extinción.


Doctor en Ciencias Sociales por UDIMA. MBA por la Henley Business School (Reino Unido). Máster Oficial en Seguridad, Defensa y Geoestrategia por la UDIMA. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Fundador y Presidente de CISDE. Director general de SAMU. Numerario de la Academia Andaluza de la Historia.