Francisco Bolumar Montero.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras y no hay duda de que la fotografía de Aylan Kurdi, el niño de tres años que apareció ahogado en una playa de Turquía, hizo más por atraer la atención pública al drama vivido por numerosas familias sirias que huyen de la guerra que los ríos de tinta publicados en los periódicos de medio mundo. Sin embargo, la importancia del lenguaje no debe ser olvidada ya que es éste el que permite contextualizar y explicar una situación. Por tanto, en el contexto de la crisis que en estos momentos está viviendo Europa, junto a las imágenes de gente agolpándose en las fronteras y estaciones de tren de Hungría o de personas rescatadas de embarcaciones a la deriva en el Mediterráneo, se impone la necesidad de explicar correctamente la situación y, por ello, resulta preocupante ver cómo cada vez es más habitual que los términos “inmigrante” y “refugiado” sean utilizados indistintamente, tanto en los medios de comunicación como en el discurso público. Estos términos no son intercambiables, pues representan conceptos y poblaciones distintas y, de acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), “su confusión conlleva problemas para ambas poblaciones”.
Para evitar dicha confusión y esclarecer las diferencias, tanto conceptuales como legales, se enumeran a continuación las preguntas más frecuentes sobre esta distinción junto con sus respectivas respuestas.
¿Qué es un refugiado?
La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, negociada tras la Segunda Guerra Mundial, establece en su artículo 1.A.2 que un refugiado es una persona que “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país”. Por tanto, para que una persona pueda adquirir el estatuto de refugiada, deberá poder justificar que su vida o integridad física estaban gravemente amenazadas en su país de origen.
¿Qué es un inmigrante?
Toda persona que se traslada desde su país de origen a otro país es considerada como inmigrante a menos que esté huyendo específicamente de un conflicto armado o de persecución en los términos de la Convención Sobre el Estatuto de los Refugiados. Una persona puede decidir emigrar por numerosas causas, ya sea huir de la pobreza extrema, lograr mejores oportunidades educativas o laborales, o reunirse con familiares que han emigrado con anterioridad. En la actualidad, empieza a surgir un debate sobre si las personas que huyen de sus países de origen como consecuencia de los efectos del cambio climático, como la desertificación en el Sahel o el hundimiento de pequeñas islas, deberían ser reclasificadas como refugiados.
Las personas que están llegando actualmente a Europa ¿son refugiados o inmigrantes?
De acuerdo con ACNUR, la situación que está viviendo Europa es “ante todo, una crisis de refugiados y no sólo un fenómeno migratorio”. Según la organización, la mayoría de las personas que han llegado a Grecia e Italia “proceden de países sumidos en la guerra o considerados como ‘productores de refugiados’ y requieren protección internacional”. Sin embargo, la agencia internacional reconoce que una pequeña parte procede de otros países y “para muchos de estos individuos, el término inmigrante sería correcto”.
¿Qué consecuencias prácticas tiene esta distinción?
El Derecho Internacional establece que las personas a quienes se les ha reconocido el estatuto de refugiado gozan de determinados derechos entre los que se encuentra la prohibición de ser reenviados a su país de origen, pues, según ACNUR, se trata de personas “para quienes la denegación del derecho de asilo puede tener consecuencias fatales”. Por ello, en su comunicado del 27 de agosto, la agencia de Naciones Unidas recordaba que “uno de los principios fundamentales establecidos por el Derecho Internacional es que los refugiados no deberían ser expulsados o retornados a situaciones en las que su vida o libertad estén amenazadas”.
Por su parte, los inmigrantes no gozan de esta protección internacional de manera que los países se reservan el derecho a expulsarles del país de acogida en los casos en los que no cuenten con los permisos pertinentes. Esta es la razón principal por la cual la agencia de protección de los refugiados considera esencial hacer una distinción entre refugiados e inmigrantes.
¿Por qué es importante la distinción?
Para los gobiernos, esta distinción tiene importantes consecuencias legales puesto que los países manejan a los inmigrantes de acuerdo con su propia legislación interna mientras que las normas sobre protección de los refugiados están establecidas en el Derecho Internacional que impone unas responsabilidades específicas respecto a los refugiados que se encuentren dentro de sus fronteras.
ACNUR considera que la confusión entre estos dos términos “puede socavar el apoyo de la opinión pública a los refugiados y a la institución del asilo en un momento en el que hay un mayor número de refugiados que requieren dicha protección más que nunca”.
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