Redacción/ Barcelona.

Unos de los hombres más protegidos del mundo, Barack Obama, ha puesto su seguridad y la de su familia en manos de una mujer que hace historia al convertirse en la primera directora del Servicio Secreto de EE UU.

Desde hace unos días y sin necesidad de confirmación del Senado, Julia Pierson se ha convertido en la directora de un servicio relacionado frecuentemente con la “cultura machista”, rompiendo moldes de lo que hasta ahora se conocía.

Pierson, de 53 años, ha pasado más de 30 en una agencia cuyos miembros juran proteger con su vida la del presidente, su familia y su entorno. Hasta su nombramiento, Pierson era la jefa de gabinete del director saliente, Mark Sullivan, quien anunció su retiro envuelto en el escándalo  sucedido en la Cumbre de las Américas el año pasado en Cartagena de Indias (Colombia), cuando una docena de agentes se vieron implicados en un asunto de prostitución.

La designación de Julia Pierson es a los ojos de muchos un intento de reformar un servicio donde el 90% de sus 3.500 agentes especiales son varones.  Las críticas por formar un Gabinete de escasa diversidad racial  ha hecho que el presidente Obama sitúe a otra mujer en las altas cumbres, aunque en esta ocasión su nombre no será revelado, ya que está al frente del Servicio Clandestino de la CIA.

Nacida en Orlando (Florida),  Pierson trabajó y estudió en esa localidad y tras pasar tres años en la policía de Florida, se sumó al Servicio Secreto en 1983. En 1988 fue transferida a la división que protege al presidente y formó también parte del equipo que cuidaba de la seguridad del presidente George Bush padre, hasta 1992. En ese mismo año se convirtió en la coordinadora del programa de drogas de la agencia, y en 1996 fue ascendida a agente especial al frente de la Oficina de Operaciones de Protección. Tras pasar por la unidad de cibercrimen en Tampa (Florida), recaló finalmente en Washington, donde comenzó su ascenso hasta llegar en 2008 a jefa de personal de la agencia.

El cuartel general del Servicio Secreto está a pocas manzanas de la Casa Blanca, en la esquina de la calle Nueve con la H. En su entrada, grandes letras de plata dejan ver el lema de la agencia: “Merecedor de confianza y seguridad”. El mismo dicho reza en las tarjetas de identificación de los agentes.