Redacción.

La mujer que este jueves desató una persecución policial entre la Casa Blanca y el Congreso de Estados Unidos ha muerto abatida a tiros por la policía, tal y como ha informado la portavoz del cuerpo de seguridad, Cathy Lanier, en una rueda de prensa ofrecida frente al Capitolio.

Aunque aseguran que no se ha tratado de un simple accidente, ya que la seguridad de la Casa blanca había sido violada, las autoridades estadounidenses han descartado que se trate de un acto terrorista, si bien es cierto que aún se desconocen los motivos que han llevado a la mujer a actuar de esa forma.

Pasadas las dos de la tarde (hora local) se producía un tiroteo en las inmediaciones del Congreso, que obligaba a sus ocupantes a refugiarse en habitaciones interiores, alejadas de las ventanas.

Todo había comenzado frente a la residencia oficial del presidente, cuando el coche en el que iba la mujer arremetía contra los bolardos de seguridad que protegen el recinto. En ese momento, el servicio secreto dio el alto al coche, que inició una huida en dirección al Capitolio, hasta donde fue perseguido por distintos agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad, y acorralado por unos instantes, para darse de nuevo a la fuga. El coche chocó finalmente contra una caseta de los guardas de seguridad del Congreso, hiriendo a un agente de la policía a su paso.

Las autoridades han confirmado que la mujer no ha efectuado ningún disparo, y que ha sido abatida a tiros por la policía tras conseguir ser alcanzada después de estrellarse contra la caseta.

Su hija iba en el coche
Desde el Capitolio han confirmado la identidad de la fallecida; la mujer se llamaba Miriam Carey, una mujer de raza negra de Connecticut. Tenía 34 años y según parece sufría problemas mentales.

Junto a ella, en el asiento trasero del vehículo viajaba su hija, una niña de 18 meses que se encuentra ilesa y ahora está bajo la custodia de los servicios sociales.