Redacción.
Agentes antidisturbios de la policía turca han entrado en la Plaza Taksim y han desalojado a los cientos de manifestantes que aún permanecían en la misma desde el inicio de las protestas en contra de la remodelación de la zona.
El desalojo no ha sido precisamente pacífico, ya que los agentes han utilizado cañones de agua y gases lacrimógenos contra los manifestantes, que a su vez se han defendido lanzando piedras a los antidisturbios, y protegiéndose con máscaras de gas y cascos de obra.
A primera hora de esta mañana (hora española), la policía ha rodeado la plaza, apostando los cañones de agua alrededor de la misma y sorteando las barricadas que cortaban el acceso desde el inicio de las protesta a finales de mayo.
En su primera entrada en la Plaza Taksim en estas dos semanas, los agentes han retirado los carteles y pancartas que los manifestantes habían desplegado en el Centro Cultural Atatürk. “Nuestro objetivo es retirar las señales y pinturas de la estatua de Atatürk y del centro cultural”, ha asegurado en su cuenta de Twitter el gobernador de Estambul, Huseyin Avni Mutlu.
En pocas horas, la policía ha tomado el control de la plaza.
Protesta pacífica
Las protestas se iniciaron hace dos semanas, contra las obras de remodelación de la zona, que pretende eliminar una zona verde y convertir unos antiguos cuarteles en un centro comercial. La que comenzó como una protesta pacífica fue duramente reprimida por las fuerzas de seguridad, lo que provocó una reacción masiva contra el Gobierno de Erdogan, en diferentes ciudades del país. Como consecuencia de la dura respuesta policial tres personas han fallecido y al menos 5.000 han resultado heridas.
Unas horas antes del desalojo de la Plaza Taksim, el primer ministros turco, Recep Tayyip Erdogan, anunciaba que estaba dispuesto a sentarse a negociar las reivindicaciones de los manifestantes.
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