La Reserva Militar Polaca

Alarmada por el conflicto en el este de Ucrania y la aparente voluntad de Rusia de reafirmarse en su antigua zona de influencia, Polonia se ha embarcado en un ambicioso programa de expansión militar, lo que incluye un fuerte aumento del presupuesto de defensa (está previsto pasar del 2 al 2,5% del PIB) y de sus efectivos (de los 94.000 actuales hasta los 150.000 en el componente activo).[1] Las implicaciones de ese programa para los reservistas hacen de su reforma una de las más radicales en Occidente.

Desde 1949, el servicio militar obligatorio para varones constituía la base de generación de personal, siguiendo un esquema muy parecido al de la mili. Una vez completado el servicio activo, el personal pasaba automáticamente a la reserva hasta los 50 años en el caso de tropa y marinería, o hasta los 60 para los mandos. Así fue hasta que el último reemplazo fue licenciado en junio de 2009. Suspendido el servicio militar obligatorio, las fuerzas armadas polacas perdieron su principal cantera de reservistas, lo que ha hecho más perentoria la necesidad de dar un nuevo enfoque a esa figura.

Unos 11.500 reservistas de tropa y marinería recibieron adiestramiento en 2016.

Unos 11.500 reservistas de tropa y marinería recibieron adiestramiento en 2016.

La reserva en la actualidad, concebida como un suplemento de las unidades existentes, puede también crear nuevas unidades una vez decretada la activación general y eventualmente llamar a filas a los varones médicamente aptos de entre 18 y 60 años. De hecho, los reservistas pueden, en caso de guerra, sumar hasta 240.000 miembros (aproximadamente el 60% de las fuerzas armadas). Para ello, cada reservista tiene un puesto determinado para su activación, aunque aquellos con determinadas especialidades más demandadas pueden estar sujetos a una disponibilidad más general en función de las necesidades operativas. Sin embargo, el período total de servicio en la reserva no puede exceder los doce meses.[2]

En cuanto al empleo en misiones exteriores, los reservistas pueden participar en misiones exteriores, sin excluir misiones de combate en el marco de la OTAN. Aunque de momento esa posibilidad no está abierta para tropa y marinería.

Estas limitaciones obedecen en parte a que no existe un programa estructurado de colaboración con empresas y autónomos, lo que significa en la práctica una disponibilidad reducida. El adiestramiento de los reservistas se planifica en ciclos de seis años y tiene un límite de 90 días anuales (aunque normalmente son 10). Parte del adiestramiento está concebido para habilitar al personal para su ascenso, lo que suele realizarse con cursos de entre 30 y 60 días.

La formación del reservista se programa en ciclos de seis años y tiene una duración máxima de 90 días anuales.

La formación del reservista se programa en ciclos de seis años y tiene una duración máxima de 90 días anuales.

Como en otras reservas, se ha hecho necesario establecer categorías para sacar el máximo partido a unos recursos humanos en función de sus capacidades y sus circunstancias. Éstas son:

  • La Reserva de Alerta. Los mejor adiestrados y de mayor disponibilidad. Límite de edad de 40 años para los mandos y 30 para la tropa.
  • La Reserva Cualificada. Destinados a puestos por rotación periódica. Límite de 40 años para los oficiales y de 35 para suboficiales y tropa.
  • La Reserva Pasiva. Reservistas destinados a reemplazar personal de baja en unidades operativas. Límite de edad de 60 años para oficiales y de 50 para suboficiales y tropa.
  • La Reserva Inactiva. Destinados principalmente a defensa territorial y tareas auxiliares hasta la creación de la WTO.

Asimismo, el adiestramiento de los reservistas se prioriza dependiendo de la capacidad de respuesta de la unidad.

  • Para unidades de primera respuesta (30 días): una vez al año o cuatro veces en seis años.
  • Para unidades de segunda respuesta (de 31 a 90 días): tres veces en seis años.
  • Para unidades de tercera respuesta (más de 91 días): dos veces en seis años.[3]
Existen cuatro categorías de reserva para priorizar la asignación de recursos.

Existen cuatro categorías de reserva para priorizar la asignación de recursos.

No obstante, el gobierno polaco comenzó en 2016 un programa general de adiestramiento para 36.000 reservistas para elevar el mayor número posible de ellos al nivel de Reserva de Alerta. Con el fin de maximizar la eficiencia de ese adiestramiento, la idea era realizarlo principalmente en el campo, en el marco de grandes ejercicios con unidades del componente activo (como Dragon-15 o Anakonda-16). Ese programa incluyó el establecimiento de tres nuevos centros de formación que dependen del Mando General y cuyo objetivo era adiestrar a más de 11.500 reservistas de tropa y marinería. La formación de los mandos se realiza en las escuelas de Poznan (para el Ejército), Deblin (para la Fuerza Aérea) y Gdynia (para la Armada).[4]

Asimismo se proporciona formación al gobierno local a través de la policía, los gobernadores de distrito (starosta) y los jefes de municiopio (wójt); también a empleados públicos a través del gobierno central. Tampoco se descuida la instrucción de la población en autodefensa contra armas de destrucción masiva, primeros auxilios y medidas de seguridad.[5] Pero los planes de defensa no acaban ahí.

En enero de 2016, el ministro de Defensa Antoni Macierewicz anunció la creación de la Fuerza de Defensa Territorial (Wojska Obrony Terrytorialnej o WTO), con unos efectivos de 46.000 hombres y mujeres y que podrían llegar a 50.000 en 2022. Dicha fuerza, cuyo presupuesto inicial fue de entre 55 y 65 millones de euros, no constituía una novedad. No tanto por las medidas que se estaban implementando, sino por el antecedente de una fuerza con idéntico nombre que existió en Polonia entre 1965 y 2008.

Basado en el modelo de la Guardia Nacional de EE.UU., la WTO será la cuarta rama de las fuerzas armadas.

Basado en el modelo de la Guardia Nacional de EE.UU., la WTO será la cuarta rama de las fuerzas armadas.

Aunque aún se encuentra en fase de establecimiento, la WTO se basará en el modelo de la Guardia Nacional de Estados Unidos, con cada región formando unidades propias. Pero al contrario de ésta, no quedará orgánicamente encuadrada en el ejército ni del sistema nacional de reserva, sino que será el cuarto componente de las fuerzas armadas, junto con el ejército, la armada y la fuerza aérea. Las primeras tres brigadas quedaron asentadas en 2016 cerca del enclave ruso de Kaliningrado. No obstante, el Ministerio de Defensa prevé su despliegue por todo el territorio nacional.[6]

Conclusiones

Dada la tensión derivada de la intervención rusa al otro lado de la frontera y los antecedentes históricos, no es raro que los polacos estén en el reducido grupo de Estados miembros de la UE que invierten al menos el 2% de su PIB en defensa.

Vista la situación, era previsible que Polonia no optase por un modelo de reserva reduccionista como el italiano o el español, centrado en la captación de personal especializado.

Con sus recientes medidas, Polonia ha mostrado una determinación férrea a garantizar su defensa implicando a sus ciudadanos, como Israel. Para ello ha pasado del viejo paradigma de una reserva generada automáticamente por el servicio militar obligatorio a un sistema tan completo en su planeamiento como el británico o el norteamericano, aunque queda por resolver cuestiones como el apoyo a los empleadores.

Reservistas o en activo, los militares polacos son herederos de una larga y orgullosa tradición militar.

Reservistas o en activo, los militares polacos son herederos de una larga y orgullosa tradición.

Ciertamente no es un modelo extrapolable a España, pero sí conviene tomar algunas notas. La amenaza del yihadismo, las acciones de Rusia y la crisis de los refugiados están devolviendo a los ejércitos algunas funciones que abandonaron hace muchos años: principalmente protección de fronteras y seguridad interna. Hemos visto recientemente en la crisis catalana cómo los efectivos de la Policía Nacional y la Guardia Civil se han visto superados por falta de apoyo local. Otro tanto se puede decir de la seguridad en vías de comunicación e infraestructuras críticas tras atentados como los de Barcelona y Cambrils.

Otra lección que podemos extraer es el aprovechamiento del personal que pasa a la reserva. En España hace años que la tropa/marinería tiene la opción de adquirir la condición de Reservista de Especial Disponibilidad al llegar a los 45 años. La misma denominación es una ironía, toda vez que no tienen un plan anual de activaciones y su pase a la RED suele suponer el fin de su vinculación con las FAS. No hay contraprestación por la pensión que reciben (unos 600€ mensuales). Es un final triste para quien ha dado sus mejores años al servicio de España, pero también un desperdicio de sus conocimientos y experiencia. Esa tropa experta es el complemento ideal de una Reserva Voluntaria compuesta principalmente por mandos.

Esperemos no tener que aprender a las bravas antes de acometer esa reforma del modelo de reserva que arrastramos desde hace casi tres años.

 

[1] https://www.globalsecurity.org/military/world/europe/pl-personnel.htm

[2] NRFC. National Reserve Forces Status. Poland. P. 1.

[3] Íbid. P. 3.

[4] http://www.defence24.com/306535,polish-army-to-train-36-thousand-reserve-troops

[5] https://www.globalsecurity.org/military/world/europe/pl-personnel.htm

[6] http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/europe/poland/12120761/Poland-to-establish-46000-strong-national-guard-in-the-face-of-war-in-eastern-Ukraine.html


Licenciado en Marketing y Management. Profesor del CISDE. Colaborador en CISDE Journal, Revista Ejército, GEES, Revista Atenea, XXI Legio e IEEE. Teniente del ET (Reservista). Novelista.

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