Se encuentra a miles kilómetros de distancia, sin embargo el Sahel es hoy una amenaza para la seguridad de España, que trabaja para aplacar el germen del terrorismo yihadista y la expansión del crimen organizado.
Hasta hace apenas una década, la estrategia de seguridad española pasaba por ‘controlar’ el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo que se consolidaban en la vecina Marruecos y que suponían, por proximidad, un riesgo para España. Sin embargo, para cuando las mafias y organizaciones yihadistas comenzaron a adentrarse en el Sahel y a explorar las nuevas rutas de acceso a Europa, la reacción de la Unión Europea no fue suficiente, la brecha de seguridad adquiría ya considerables dimensiones.
La unión entre islamistas y grupos del crimen organizado (tabaco, drogas, trata de seres humanos, armamento…) comenzó a extenderse como una buena comunión de intereses y terminó creando en la región un área de fuerte inestabilidad, en una zona donde las arenas del desierto hacen demasiado porosas las fronteras y donde los países son incapaces de controlar sus límites territoriales.
El caldo de cultivo estaba instalado en la región. La falta de alimentos, la precariedad de los empleos, los salarios paupérrimos, la corrupción en buena parte de las administraciones hicieron que cada vez más personas fueran permeables a las tesis más radicales del Islam y al dinero fácil y abundante de las actividades delictivas. A ello se unión la guerra en Libia -año 2011, a las puertas de la primavera árabe- , que aumento en número de armas sin control en la zona y empeoró la situación.
En este escenario, los yihadistas y los independentistas tuareg, algunos con experiencia en combate tras haber trabajado como mercenarios en Libia, estuvieron a punto de conquistar Mali, en el epicentro del Sahel. Se quedaron a las puertas de Bamako, algo que se evitó gracias a la súplica internacional del presidente de Mali y a la rápida intervención de las fuerzas armadas francesas, que realizaron en el país africano la mayor operación aerotransportada que se ha realizado desde la Segunda Guerra Mundial.
Mientras esto sucedía los medios de comunicación han estado centrando el foco de la opinión pública en Oriente Próximo y la guerra que Occidente libera contra el autodenominado Estado Islámico, (Daesh, por sus siglas en árabe), en la región del Sahel, Al Qaida y las organizaciones terroristas locales, han recobrado fuerzas, reclutado efectivos y perfeccionado su técnicas para afrontar una guerra asimétrica y global.
Las Fuerzas Armadas españolas en el Sahel
Actualmente el Gobierno español mantiene dos misiones exteriores activas en la zona del Sahel. En Mali, España lidera desde el pasado mes de enero la Misión de Entrenamiento de la Unión Europea (EUTM), en la que participan 27 países. Su objetivo es dotar de adiestramiento a los militares locales para que, por un lado, puedan ir al norte a combatir contra los yihadistas mientras que, por el otro, puedan garantizar la estabilidad en el resto del país y que no se vuelva a convertir en un bastión terrorista.
Por estas fases de adiestramiento, según datos aportados recientemente por el ministerio de Defensa español, son unos 11.500 militares malienses los que han sido adiestrados por la misión europea. Hasta ahora se venía haciendo en el centro de adiestramiento de Koulikoro, academia militar de las fuerzas de Mali, pero a partir de ahora se realizará en las zonas del centro y sur del país que así lo solicite el Gobierno de Bamako.
Para dar más seguridad a aumento de las áreas de trabajo, el Gobierno español aprobó hace unas semanas aumentar hasta los 300 efectivos el número de españoles desplegados sobre el terreno. También se han desplegado vehículos blindados especialmente diseñados para aguantar la explosión de IEDs (artefactos explosivos improvisados, por sus siglas en inglés), como son los LMV Lince o los RG-31, así como drones de corto alcance Raven.
De forma paralela, un destacamento aéreo del Ejército del Aire se encuentra desplegado en Senegal (en la base que el Ejército del Aire francés tiene en Dakar) para dar apoyo aéreo y de transporte –movimiento de tropas, suministros o armamento- a los efectivos que el país del hexágono tiene en la región, en la denominada operación Barkhane, que tiene como objetivo evitar la implantación del yihadismo en los países del Sahel.
Por su parte, efectivos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional también participan en la estrategia de Seguridad Nacional española para el Sahel. De hecho, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido viajó ayer lunes a Mauritania y Senegal para seguir reforzando las excelentes relaciones bilaterales con España en materia de Interior. La colaboración y entendimiento con los países africanos y la presencia de significativos contingente de miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional son esenciales para erradicar el germen del terrorismo y el crimen organizado.
“Hay que recordar que, si bien el inicio de esta colaboración bilateral estuvo relacionado con la lucha contra la inmigración irregular, en los últimos años se ha conseguido diversificarla y ampliarla a otros campos como es la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado y el tráfico ilícito de drogas”, asegura Interior. “No podemos perder de vista la interconexión de los tráficos ilícitos con el terrorismo, ya que las redes criminales, cuanto más fuertes son, más poder desestabilizador tienen”, asegura Zoido.
El trabajo conjunto de las patrullas mixtas marítimas de la Guardia Civil con Mauritania, el Equipo Conjunto de Investigación de la Policía Nacional en la ciudad de Nuadibú, y la presencia de un oficial de enlace mauritano en el Centro Regional de Vigilancia Marítima de Canarias son un ejemplo de que la colaboración entre los distintos cuerpos de seguridad funciona. “Prueba de ello- asegura el Ministerio- es que desde 2016 no ha llegado ninguna embarcación a Canarias procedente de Mauritania y el flujo masivo se logró parar en 2010”.
La importancia de dar estabilidad en África
El Gobierno español ha comprendido que la estabilidad de la vecina África es de vital importancia para la estabilidad de nuestro país y es por ello que también tiene otras e importantes misiones desplegadas en el continente negro.
En República Centroafricana, España actúa bajo el marco EUTM RCA, una misión de la Unión Europea para la que se han destinado 25 efectivos y a la que España mantiene su apoyo. También da apoyo logístico, de manera muy similar a la de la misión de Senegal, a la misión francesa que busca estabilizar el país. El destacamento español, en este caso, se encuentra en Gabón.
En el contexto de la piratería marítima, España participa en la Operación EUNAVFOR ATALANTA con casi 400 efectivos y en la Misión de Adiestramiento de las Fuerzas de Seguridad Somalíes EUTM Somalia con una treintena de efectivos.
En el Mediterráneo, las FAS mantienen su compromiso en la lucha contra las mafias de trata de migrantes a través de la Operación EUNAVFOR MED Sophia, que ha contribuido con 250 efectivos a salvar la vida de más de 40.000 personas que trataban de acceder ilegalmente a las costas europeas. Además, España continúa participando en las costas mediterráneas en las operaciones de seguridad marítima SEA GUARDIAN de la OTAN.
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