Con el título «Liderazgo y gestión de crisis y conflictos», se ha desarrollado el I Ciclo de Liderazgo AGM-CUD, que ha reunido a cerca de 300 personas, procedentes de diferentes ámbitos de la sociedad, con el objetivo de aprovechar la experiencia de militares y civiles en la gestión de equipos de trabajo en operaciones en situaciones de crisis o de conflicto.
La Academia General Militar ha sido el escenario del I Ciclo de Liderazgo organizado por este centro del Ejército de Tierra y el Centro Universitario de la Defensa (CUD) y que se ha desarrollado durante los días 26 y 27 de abril. La jornada inicial estuvo centrada en la complejidad de requisitos que hoy exige el liderazgo eficaz. En primer lugar, para el general Martín Bernardi, el líder debe dotarse de competencias de gestión y cohesión de grupos, prepararse adecuadamente, combinar iniciativa, prudencia e inteligencia emocional y, en las misiones de asesoramiento, tiene que conocer la cultura local, respetarla y actuar con perseverancia y tolerancia y, en cualquier situación se precisan sólidos valores junto con capacidad de comunicación y de relación. Precisamente el papel clave de la comunicación fue explicado por el experto José Luís Martín Ovejero, abogado y master en análisis de comportamiento no verbal, para quien la observación del mismo es un paso previo para la empatía y requisito necesario para ejercer un liderazgo capaz de ponerse en el lugar de las personas. Dando un paso más, Javier Sada, ex-vicepresidente de IBM, explicó los que, a su juicio, son los principios del liderazgo: planificación, conexión con los demás, comprensión del entorno, aprendizaje en los momentos críticos y mejora del carácter propio, entendiendo que liderar es, nada más y nada menos, que servir porque, en palabras de Sada, el corazón del liderazgo consiste, esencialmente, en el servicio a los demás. Finalizó las conferencias de este primer día el teniente coronel Javier Aceña, doctor en Psicología, aportando una visión neuropsicológica sobre el funcionamiento de la mente humana en situaciones de riesgo, a las que se puede aprender a responder practicando el autoconocimiento, el control emocional y la exposición controlada y progresiva a situaciones conflictivas, diseñando, de esta manera, el papel del líder como modulador de estados emocionales y aglutinador de equipos.
El análisis de experiencias y lecciones aprendidas de liderazgo táctico en pequeñas unidades de ejércitos occidentales fue el tema central de la segunda jornada del Ciclo. En primer lugar, el general Alfonso García-Vaquero, desde su experiencia en la misión EUTM Mali, destacó la formación de líderes locales como factor crítico, tarea que los asesores occidentales han de abordar desde el conocimiento de la cultura y tradición particulares actuando, a su vez, como líderes con sólida preparación moral y profesional, ejemplaridad y capacidad de motivar e ilusionar al personal. En el mismo sentido se expresó el teniente coronel Juan Carlos Dias Rouco que, al exponer el modelo de competencias de liderazgo que realiza la Academia Militar de Portugal, plantea que hoy se necesitan líderes que tengan seguidores y no subordinados, capaces de convencer con la fuerza de las palabras, del ejemplo, y no imponer. Por su parte, la doctora en Psicología Melissa Wolfe explicó el modelo con el que trabaja el Centre for Army Leadership definiendo atributos y competencias del líder, evaluando el desempeño y diseñando un modelo de formación para adquirir competencias de liderazgo imprescindibles como son valores, profesionalidad, resiliencia, agilidad mental y madurez de juicio. En cuanto a la experiencia francesa, el coronel Claude Minjoulat calificó la Operación Serval en el norte de Mali, donde él mismo era Jefe de Estado Mayor, como un modelo de ejercicio de liderazgo en pequeñas unidades porque, por un lado permitió verificar los principios del ejercicio del mando conocidos y enseñados en la academias y, por otro, exigió que los líderes de las unidades sacaran lo mejor de sí mismos por las duras condiciones en las que se desarrolló.
La conferencia de clausura estuvo protagonizada por Cesar Alierta, presidente de la Fundación Telefónica que lanzó el mensaje de que el buen líder es aquel que es capaz de rodearse del mejor equipo posible; esa es la clave del éxito. Pero esa competencia se debe complementar en las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil con una transformación digital que, sin perder los valores que les caracterizan, les permita operar con la máxima disponibilidad, calidad y seguridad.
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