Por Francisco Jiménez.
El Viernes 19 de Octubre fue un día tenso en Oriente Próximo. Era la víspera de las negociaciones del representante de Naciones Unidas y La Liga Árabe para Siria, Ibrahim con Basher Al Assad, y en Damasco se suceden las explosiones y los muertos; y el 24 casi horas antes de que se inicie el alto el fuego tenemos bombardeos en Alepo y atentados en Damasco.
Ese mismo día 19, en Beirut, otra bomba segaba la vida de ocho personas, entre ellas la de Wissan Hassan, el Jefe de Inteligencia interior libanesa. Era un militar de 43 años, suní y celoso de la independencia de Líbano, como Hariri, Wissan Al-Hassan no estaban por el domino de Líbano por Siria, ambos tuvieron sus días contados. Pero Hariri ganó la batalla después de muerto. Cientos de miles de manifestantes se lanzaron a la calle en 2005 y las tropas sirias tuvieron que retirarse del Líbano. Ahora la comunidad suní ha salido a la calle, pero se han sucedido los enfrentamientos con la alauí, la rama chiita de fuerte implantación en Líbano y Siria. Tanto que el ejército tuvo que desplegar en Beirut y Trípoli para poner coto a la violencia.
El asesinato de la figura más importante de la inteligencia interna, que se manifestó públicamente como antisirio y que había decidido investigar el asesinato de Hariri, puede abrir un periodo de desestabilización importante.
El 14 de febrero de 2005 un atentado con bomba causó la muerte del ex Primer Ministro Rafiq Hariri, y provocó la muerte o lesiones a otras personas. A propuesta del Líbano, y por resolución 1664 (2006) del Consejo de Seguridad, las Naciones Unidas y la República Libanesa negociaron un acuerdo sobre el establecimiento de un Tribunal Especial para el Líbano para investigar éste y otros crímenes. Las actividades del mismo han motivado la acusación de militantes de Hezbolá, la organización política y militar chiita, pro- siria y pro- iraní. Al respecto se han emitido órdenes internacionales de detención, que no se han efectuado.
Tras este nuevo asesinato la situación del gobierno libanés es crítica, pero Hezbolá, que tiene 18 de los 30 ministros, arriesga mucho si permite que se disuelva el gobierno de Najib Mikati y se cuestione su milicia armada. El Partido de Dios (hizbu – Állah) no sólo es política y religión, también es ejército; y de probada eficacia en los actuales conflictos asimétricos. La Segunda Guerra del Líbano (2006) fue ganada por esta milicia. No es exagerado decir que sus 2000 efectivos derrotaron a las Fuerzas de Defensa de Israel.
Mientras vemos si se respetará la tregua en Siria o no, la prensa árabe (Al Hayat) señala que el 19 fuerzas del Yemen junto con estadounidenses atacan y ocasionan la muerte de 9 miembros de Al Qaida. Y este mismo día Al Quds Al Arabi se hace eco de unos ejercicios combinados de Israel y los Estados Unidos que califica como las mayores maniobras militares de la historia de las relaciones entre ambos países.
Este mismo diario destaca los enfrentamientos entre policías y manifestantes en Kuwait con dimensiones de batalla: 8 policías y más de 100 manifestantes heridos. Todo apunta a una escalada en las protestas de la oposición, tanto que Al Hayat anuncia que el gobierno ha prohibido el derecho a reunirse sin autorización, y desde el Líbano la publicación Al Safir se pregunta si las autoridades están cambiando las reglas del juego.
Quizás se inicie la Primavera Árabe en Kuwait. Lo que parece cada vez más probable es que la iniciada en Egipto termine en revolución cultural. Al respecto Al Hayat (22 de octubre) publica una reflexión inquietante ante las manifestaciones de los Hermanos Musulmanes pese a que ya están en el poder: ¿Están planeando una revolución cultural dirigida por el presidente con esas manifestaciones y sus tentativas para cambiar la naturaleza de las instituciones del Estado?
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