Óscar Pérez Ventura/ Málaga. José Mª Blanco Navarro/ Madrid.
A raíz de los acontecimientos del último año y medio, y como consecuencia en parte de la erróneamente denominada Primavera Árabe hemos asistido a un renacer del islamismo político en los países afectados por estos procesos de cambio. Egipto, Túnez, Libia, junto a Marruecos, caso totalmente distinto, son únicamente algunos de los ejemplos disponibles
Pero, ¿qué criterios podemos tener en cuenta para considerar o no si un partido o movimiento es islamismo moderado?
El concepto “moderado” aplicado al islamismo es difícil de enmarcar, y además admite diversos grados. Khalil Al-Anani en Moderate Islamists and the future of Political Reform in the Arab World , señala tres condiciones para considerar a un grupo como moderado: participar en política sin violencia; aceptar los valores democráticos, como la diversidad, pluralidad, tolerancia e igualdad y aceptar la rotación de poder mediante elecciones.
Por otra parte, serían seis las zonas grises a examinar en los movimientos islamistas para poder determinar su carácter más o menos moderado. Aspectos que generalmente están rodeados de cierta ambigüedad :
La aplicación de la Ley Islámica
Los movimientos y partidos islamistas suelen clamar por la implantación de la Sharia o ley islámica. Pero esta ley islámica no se basa en una única interpretación, ni en un código exacto y unificado de reglas. Y en algunos casos se admite el origen parlamentario de las leyes, y no únicamente de un origen islámico.
El uso de la violencia
Si bien es cierto que algunos movimientos, como los Hermanos Musulmanes, han estado envueltos en procesos de violencia en determinados momentos de su existencia, en los últimos tiempos están ganando posiciones las orientaciones que se oponen claramente a la violencia, como Justicia y Caridad o los propios Hermanos Musulmanes. En todo caso, para valorar este aspecto, sería preciso definir claramente qué se entiende por violencia, concepto que no tiene que estar únicamente orientado a la utilización de la fuerza, o del terrorismo, y comprender los mensajes que son contrarios a los principios, derechos o libertades de otros ciudadanos.
La aceptación del pluralismo político
Actualmente, muchos partidos islámicos participan con normalidad en los procesos democráticos iniciados en sus países. La celebración de elecciones, la rotación en el poder, son algunos de los principios cuya aceptación pueden determinar el carácter moderado o no de un movimiento o partido islamista.
El respeto a los derechos civiles y políticos
Estos aspectos difieren enormemente de los principios generalmente admitidos en los países occidentales, donde el individualismo, y por tanto los derechos individuales, son uno de los valores supremos. En los movimientos e ideologías islamistas los derechos individuales tienen un mucho mayor grado de subordinación a los intereses de la comunidad. Y aunque los discursos se han moderado, todavía se producen muchas expresiones, desde dichos movimientos, que limitan los derechos y libertades civiles y políticas.
Los derechos de la mujer
La preocupación en materia de derechos y libertades que genera el discurso de movimientos y partidos islamistas se acrecienta en el caso de las mujeres. Las limitaciones de derechos (desde la participación política, hasta el derecho a conducir un vehículo), la subordinación al marido, la imposición de un tipo de vestuario, son acciones más que habituales.
El respeto a las minorías religiosas
Lucha de civilizaciones, lucha religiosa, son constantes en la historia de la humanidad. La persecución religiosa es un hecho en muchos puntos del planeta, destacando en estos momentos, por la notoriedad mediática, los casos de los coptos en Egipto y los atentados contra iglesias en Nigeria por parte de la secta yihadista Boko Haram.
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