Carlos González de Escalada Álvarez /Sevilla.
Tras el éxito arrollador de mi artículo «Receta sabrosa para una España arruinada» (las administraciones no dejan de llamarme para pedirme luz y consejo), les traigo este artículo que hará furor en los despachos de los mandamases. Me atrevo a encerrarme yo solito en la plaza, nada menos que con el morlaco del paro
Guasa aparte, reclamo cierta autoridad para escribir sobre ellonpor ser un humilde emprendedor que fundó su negocio en 2009, en plena crisis, y que lleva tres años batallando contra unas condiciones extremadamente hostiles. En este periodo, he convivido con el drama que supone recibir innumerables peticiones de empleo de profesionales desesperados, pero también, paradójicamente, con necesidades de servicio que no he podido cubrir porque el candidato «estaba cobrando el paro».
Existe un enorme factor de distorsión en el hecho de que el común de los españoles tiene un sentido propietario del subsidio de desembleo, como una bolsa que ha generado con su trabajo y esfuerzo y que pierde si no se consume. En general, la gente no está jamás dispuesta a emplearse si el nuevo trabajo (como es normal) le genera menos que el paro. Cuántas veces hemos oído los emprendedores aquello de: «es que estoy cobrando el paro». Eso es lo que hay que cambiar.
Mi receta se basa, precisamente en reforzar el derecho de propiedad y administración sobre los devengos de desempleo por año trabajado, con mecanismos que premien a los trabajadores con menos bajas e incidencias, por ser éstos más rentables. Los trabajadores que hayan cobrado menos paro también serían más baratos de contratar y al final de sus carreras profesionales tendrían una mayor pensión.
Vamos con la receta:
1. Se permitirá a los trabajadores trabajar y cobrar el paro al mismo tiempo. Esto generará aportaciones a la Seguridad Social que paliarán en parte, los costes del propio subsidio de desempleo.
2. Los trabajadores podrán administrar su derecho a paro como más les convenga, a lo largo de su vida laboral, con un tope máximo de subsidio de tres años en caso de no consumirlo, y de dos a partir de haberlo consumido.
3. Los trabajadores decidirán qué cantidad de su derecho a subsidio quieren cobrar y en qué plazo.
4. Consumido por primera vez este derecho, el trabajador tendrá derecho a paro en dos ocasiones más.
5. La regeneración como bolsa de subsidio será un 50% más lenta en la segunda ocasión, y un 75% más lenta aún en la tercera, para desincentivar que se haga uso de la bolsa, salvo en caso de necesidad.
6. Los trabajadores que no tengan consumido su derecho a paro tendrán una bonificación en la Seguridad Social, serán más baratos de contratar. La bonificación será mayor cuanto menor haya sido el consumo de paro. Así, el parado puede optar por no consumir su subsidio y tener así mejores opciones para ser contratado de nuevo.
7. Igualmente estarán bonificados los trabajadores que menores bajas médicas presenten, al ser más mucho más económicos para el sistema.
8. Los trabajadores que al final de su vida laboral no hayan consumido su derecho a paro lo podrán percibir íntegro en su jubilación, lo que aumentará el poder adquisitivo de los pensionistas.
9. Igualmente, los que alcancen la edad de jubilación y no hayan hecho uso de su bolsa de paro en ninguna ocasión verán incrementada su bolsa, para incentivar que este dinero «no se toque» hasta alcanzar dicha edad.
10. Adicionalmente, tendrán un aumento complementario los trabajadores que menos bajas laborales hayan tendido durante su vida profesional, por haber resultado más económicos para el sistema productivo.
Esta es mi receta, y no se me ha ocurrido en diez minutos. Si se paran a pensarlo, tiene lógica porque curiosamente desincentiva el cobro del paro, salvo en casos de verdadera necesidad. Con este sistema, el trabajador responsable querrá cuidar su bolsa y el más necesitado podrá usarla libremente, pero con la opción de seguir trabajando y contribuyendo a paliar su coste para la Seguridad Social.
Señores ministros, si lo desean, ya saben donde encontrarme. Libro los domingos.
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