Redacción.
El inspector de la Policía Nacional que se atrincheró en el mediodía de ayer en restaurante chino de Alcobendas, ha terminado suicidándose con un disparo en la cabeza tras casi 9 horas de encierro.
Cuando eran casi las 23 de la noche y los GEO se preparaban para entrar en el local, el agente de 46 años se disparó un tiro en la cabeza, no llegaron a tiempo de evitarlo. Los médicos trataron de reanimarlo, pero nada pudo hacerse por su vida, estaba clínicamente muerto cuando lo atendieron.
El inspector llegó al restaurante para comer sobre las 14:00 horas, aparentemente tranquilo, tal y como indican los dueños y el personal del local situado en la calle Marqués de Valdivia. Se sentó en una de las mesas y tras consultar su móvil en varias ocasiones sacó su arma reglamentaria y amenazó con suicidarse.
El resto de comensales del restaurante, así como los trabajadores del mismo abandonaron rápidamente el local mientras los dueños alertaban a la policía de la situación. La Policía envío a dos de sus negociadores y a dos psicólogos (miembros de los GEO) que trataron de disuadir al agente de su intención de quitarse la vida allí mismo, pero sus intento no obtuvieron frutos.
Un compañero trató de disuadirlo
Durante el tiempo que permaneció atrincherado, el agente solicitó la presencia de un amigo y compañero del Cuerpo, que entró en el local acompañado de varios miembros de los GEO, tras haber conversado con él por teléfono previamente. Al percatarse que no iba solo, el agente efectuó varios disparos intimidatorios, por lo que los GEO tuvieron que salir y quedarse sólo su compañero con él.
El agente, que estaba destinado en la División de Personal en el distrito de Chamartín, había dejado una carta de despedida en Facebook en la que aseguraba que no le quedaban más ganas de vivir debido a asuntos sentimentales, que estaba “agotado” y no le quedaban fuerzas para seguir luchando. Al parecer estaba en proceso de separación de su mujer, con la que tenía problemas.
Su mujer acudió también hasta el lugar, pero el agente no quiso hablar con ella cuando los negociadores le ofrecieron esta opción, con un tajante “no quiero vivir más”.
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