Redacción.

El Gobierno de Ucrania se ha reafirmado en su deseo de formar parte de la Alianza Atlántica, algo que confirmaba este martes al asumir las reestructuraciones legales por las que renuncia a su estatus de país no alineado.

De esta forma, Ucrania abre la puerta a la posibilidad de forma parte de la OTAN, que no ha respondido aún al respecto, aunque afirma respetar la decisión de la Rada Suprema. Al Gobierno ruso, en cambio, no ha gustado en absoluto la decisión del ucraniano, que ha calificado como «acto de hostilidad», mostrando así su preocupación por el acercamiento del país vecino al bloque aliado.

Moscú también ha dirigido reproches a la OTAN, asegurando que tras la caída del muro de Berlín en 1989 se comprometieron a no extenderse hacia el Este, algo que no está recogido en ninguna parte en el documento firmado por ambas partes un año después, pero que algunos negociadores aseguran que estaba implícito.

Referéndum popular
El segundo paso que debe dar Ucrania es la formalización de la solicitud ante la OTAN, lo que, según el primer ministro Poroshenko será decidido en referéndum por todos los ucranianos. «Esta ley es un primer paso para el ingreso en la OTAN, aunque somos conscientes que tras ella tendrán que realizarse numerosas reformas sistémicas para que sea posible la incorporación», ha afirmado Poroshenko.

La postura tibia de la OTAN contrasta con la seguridad y el interés mostrado por el gobierno ucraniano respecto a su ingreso en la organización militar, lo que ha quedado patente en las declaraciones de uno de los portavoces de la alianza, que ha informado que si Ucrania solicita el ingreso «se evaluarán sus condiciones como se haría con cualquier otro candidato». La desconfianza de la OTAN está justificada por el conflicto no resuelto que Ucrania vive con su vecina Rusia.