Redacción.
El informe elaborado por las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) acerca de la muerte del cabo Francisco Javier Soria Toledo, el pasado 28 de enero en una posición de la Unifil, determina que la misma fue fruto de un «error de cálculo» por parte de los artilleros israelíes.
En el esclarecimiento de los hechos y elaboración del informe han colaborado dos expertos del Regimiento de Artillería de Campaña número 11 del Ejército, aunque no suscriben.
En la investigación israelí se reconoce que el obús que impactó contra la torre de vigilancia en la que estaba el cabo Soria fue disparado por sus artilleros, pero niega que existiera intencionalidad en dicho disparo, de manera que el impacto se debió, según indican, a un «error de cálculo».
Varios son los argumentos que esgrimen para justificar dicho error: en primer lugar, pudo deberse a que no se tuvieron en cuenta las condiciones meteorológicas de la zona en el momento de efectuar el disparo. También aseguran que el lanzamiento del obús se efectuó desde el límite del alcance operativo de la batería a partir del cual pierde precisión en el objetivo. Asimismo, aseguran que no se tuvieron en cuenta las condiciones geográficas de la zona donde estaba asentada la batería al realizar el cálculo del tiro.
Las conclusiones del informe que firma el general Avi Peled, jefe del Departamento de Cooperación Militar Internacional de las IDF, achaca así toda la responsabilidad de la muerte del cabo español al último escalón del estamento militar; los operadores de la batería, y a una supuesta falta de profesionalidad o conocimientos técnicos que, desde luego, no es lo que se le supone al ejército de Israel.
Las conclusiones del informe no se corresponden con las declaraciones que los compañeros del cabo Soria prestaron durante la investigación. Uno de sus compañeros, el sargento Julio Javier García ha asegurado que no se trató de un disparo aislado, y que se trató «claramente de un tiro corregido»
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