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“En Francia hay entre 500 y 1000 personas con alta...

“En Francia hay entre 500 y 1000 personas con alta probabilidad de cometer un atentado terrorista”

Pedro Baños.

Verónica Sánchez Moreno

Los recientes atentados en el país galo han sacudido la opinión pública, más consciente que nunca de la amenaza yihadista. Pero, ¿cuál es la verdadera dimensión de la misma? Intentamos darle respuesta a ésta y otras preguntas al respecto con uno de los expertos en el tema, el coronel del Ejército de Tierra Pedro Baños Bajo.

Este diplomado de Estado Mayor, actualmente en situación de reserva, es escritor y conferenciante habitual sobre Geopolítica, Estrategia, Inteligencia, Terrorismo, Relaciones Internacionales y Seguridad y Defensa. El coronel Baños ha sido jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo y profesor de Estrategia y Relaciones Internacionales en la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas. En su último destino fue jefe de la Unidad de Análisis Geopolítico en la Secretaría General de Política de Defensa y ha colaborado como asesor militar en el Parlamento Europeo.

¿Cómo unos chicos franceses llegan a atentar en la redacción de un medio de comunicación, en un supermercado judío o a matar a una policía en nombre de Alá?
Lamentablemente, es algo relativamente frecuente. Son procesos de radicalización que se dan en situaciones concretas, de marginación e incluso de automarginación. Especialmente, pero no solo, en los barrios difíciles, que los franceses eufemísticamente llaman “barrios sensibles”, situados en las periferias de las ciudades. Allí, jóvenes que proceden de familias desestructuradas o que no se adaptan a la vida escolar o social, tienen bajas expectativas laborales. Muchas veces recurren a la pequeña delincuencia, al trapicheo de drogas y suelen practicar actividades y deportes violentos. Cuando el nivel de frustración de estos jóvenes es extremo son captados por imanes cercanos a ellos o bien, dada la situación de delincuencia en la que se ven inmersos, acaban en prisiones en las que se produce un altísimo grado de radicalización.

En las prisiones francesas se estima que el 60%, unos 40.000 reclusos, es de religión musulmana y los servicios de inteligencia calculan que puede haber entre 150 y 200 personas que se dedican a radicalizar a las personas más volubles, más vulnerables y psicológicamente más débiles, como parece que era el caso de estos chicos. El extremismo religioso les justifica la violencia y les da una razón de ser que hasta ese momento no habían encontrado. Hemos de tener en cuenta que ciudadanos de segunda o tercera generación muchas veces viajan al país de donde eran originarios sus padres o abuelos buscando las raíces que no encuentran en el lugar donde han nacido.

Este sería un perfil típico pero también hay otros. Estudios realizados en Francia estiman que los jóvenes que se pasan al islamismo más visceral no solo proceden de familias musulmanas sino también de familias no musulmanas e incluso de familias musulmanas en las que aproximadamente el 80% de sus parientes eran poco o nada religiosos o en algunos casos se declaraban ateos. Sobre todo hay que relacionarlo, más que con un fanatismo religioso, con que proceden de un ámbito delincuencial y de ahí se trasladan porque alguien se aprovecha de su situación de marginación y de gusto por la violencia para convencerles de cometer este tipo de actos de terrorismo y de que van a ir al paraíso.

Comentaba que los Servicios de Inteligencia franceses creen que en la cárcel hay entre 150 y 200 personas que se dedican a radicalizar a los presos más volubles. ¿No se puede controlar a esas personas?
Eso es lo que se estima, pero probablemente sean muchos más. No es tan sencillo de controlar, en las cárceles se dispone de mucho tiempo libre y hay procedimientos para pasarse mensajes, textos del Corán, libros religiosos o con sus consignas. Habría que tener muchas personas permanentemente dentro de la cárcel simulando ser presos para llegar a determinar quién es el cabecilla.

Las fuerzas de seguridad francesas controlaban a los hermanos Kouachi por alto riesgo de que cometiesen atentados terroristas, ¿qué ha fallado?
La situación es compleja. En Francia existen cinco millones de musulmanes, así que aunque estamos hablando de una proporción muy pequeña de personas que se radicalizan o que se ven sometidas a procesos de radicalización, la cifra es elevada. Si los servicios de inteligencia galos creen que puede haber aproximadamente unos 1.200 franceses que se han trasladado a combatir en Irak y Siria, hemos de pensar que se está produciendo un trasvase permanente, unos van y otros vuelven. Actualmente hay entre 500 y 1000 personas con altísima probabilidad de llegar a cometer un atentado terrorista. Asimismo, en un nivel algo más bajo, nos encontramos con entre 10.000 y 12.000 individuos que habría que vigilar porque también podrían llegar a cometerlo. Controlar a tantas personas las 24 horas del día los 365 días del año es muy difícil y complejo, hace falta mucho personal y medios técnicos. Así que acusar a los servicios de inteligencia franceses de un fallo sería injusto. Es gente muy preparada, especializada, con personal en todos los escenarios violentos del mundo, cuyo trabajo merece respeto y consideración.

“Estado Islámico”, “autodenominado Estado Islámico” o “Daesh”, ¿cuál es la forma correcta para referirse a esta organización?
Hace un par de meses el gobierno francés pensó que era conveniente empezar a emplear exclusivamente la palabra “Daesh” que es el acrónimo en árabe del Estado Islámico en Irak y Levante. Esa iniciativa caló también en el gobierno español y así se trasladó a todos los organismos oficiales. El motivo es que en el mundo hay 56 estados islámicos, si consideramos como tal aquel en el que la mayoría de su población practica el Islam. Al referirnos a este grupo como Estado Islámico igualábamos este término a terroristas y amenaza de Occidente. Para evitar esa situación se optó por cambiarle el nombre. Desde mi punto de vista esta decisión es totalmente acertada porque en cualquier caso habría que llamar Estado islamista a este autodenominado Estado Islámico porque lo que pretenden es aplicar la ‘sharía’ (ley islámica) llevada a su extremo.

No sólo son hombres, también mujeres europeas, estadounidenses e incluso australianas viajan a estos países. En el caso de las jóvenes que deciden casarse con militantes del Daesh, ¿por qué lo hacen?
Básicamente son las mismas circunstancias que he citado anteriormente, personas inadaptadas que no están contentas con la situación que tienen. Esto no significa que procedan de guetos ni que tengan un perfil sociocultural bajo, muchas son de clase media. Simplemente es gente que no se encuentra bien y un chico joven las convence de que viajan a Irak o Siria a darle sentido a su vida y se van engañadas, piensan que van a ir en otras circunstancias y cuando llegan las utilizan para las labores más básicas o para procrear exclusivamente. Al contrario que en el caso de los varones, que en su mayoría vuelven radicalizados, estas chicas van a volver (la que tiene suerte y vuelve, porque también las utilizan para realizar actos suicidas) altamente frustradas.

¿Cómo es de grande la amenaza de los yihadistas retornados? ¿Se les puede controlar completamente?
Es un tema espinoso que se debe analizar con muchísimo detalle y cuidado para no cometer errores y en el que hay posiciones enfrentadas. Puede ser que no todos vuelvan con la idea de cometer atentados en territorio europeo, sino que muchos de ellos pueden volver, y probablemente sea lo más normal, con un alto grado de frustración.

Pero si cuando retornan, precisamente por haber estado en estas circunstancias, se encuentran con un rechazo social pleno y una exclusión social absoluta, probablemente se les estará llevando a que se radicalicen todavía más. Y si se les castiga con la cárcel, estamos viendo que las cárceles también son un foco tremendo de radicalización. Por lo tanto en Francia están ahora en estudio procesos de desradicalización, intentando a través de procedimientos psicológicos revertir la radicalización que han sufrido. Yo creo que debemos tener la mente más abierta y considerar otras posibilidades más imaginativas que la cárcel. El terrorismo es un tema muy delicado, combatir a los radicales es muy difícil y por supuesto negociar con ellos cuando están en plena fase de radicalización es imposible, así que hay que ser mucho más inteligentes, por supuesto siempre aplicando los principios y valores democráticos.

¿Está siendo eficaz la coalición contra Daesh? ¿Ésta será una operación de larga duración?
No es fácil decirlo pero según todos los estudios sobre el terreno parece ser que Daesh no está consiguiendo reclutar al mismo ritmo que pierde tropas. Este grupo básicamente realiza ataques convencionales, no actúa solo a través del terrorismo. Por otro lado, el terreno en el que se mueve el Daesh es sensiblemente llano, entre Siria y el oeste de Irak. Combatirles ahí, si no hubieran núcleos de población, sería relativamente sencillo empleando divisiones acorazadas, apoyo aéreo y de fuerzas especiales. El problema es que se refugian en ciudades, donde hay decenas de miles de edificios bajos, en un amplio territorio y Occidente intenta que no haya bajas civiles y ellos lo saben perfectamente.

¿Cuánto tiempo puede durar esta situación? Depende también de cómo se vayan desarrollando otros acontecimientos internacionales, como lo que suceda en Siria. Van a ser muchas circunstancias las que delimiten el marco temporal en el que se mueva el Daesh.

¿Nos hemos olvidado de Boko Haram? Hace unos días utilizaron a una niña de 10 años con explosivos adosados al cuerpo para atentar en Nigeria y se ha oído hablar de ello muy poco.
Y después de eso usaron a otras dos jóvenes de 18 y 23 años para llevar a cabo otro atentado suicida. Las mandan porque es mucho más fácil su acceso ya que tienen un aspecto inocente y tienen más posibilidades de pasar un control o a un organismo oficial que un hombre adulto. Las cargan de explosivos y las hacen detonar a distancia porque no son auténticas voluntarias suicidas. Es otro problema también grave, Boko Haram en Nigeria, Al Shabab en Somalia y otros muchos grupos terroristas.

Antes teníamos localizada la amenaza terrorista yihadista, ahora hay múltiples grupos islamistas radicales. ¿Es esta amenaza cada vez mayor?
Primero hay que delimitar lo que significa yihadista, si por yihadista entendemos acabar con el infiel, todos estos grupos no persiguen eso. Es cierto que han proliferado enormemente estos grupos, pero tienen unos objetivos muy particulares, en algunos casos locales o regionales, lo que pasa es que les da mayor protagonismo decir que se afilian a otros grupos que en ese momento están más de moda. Ahora parece que lo que está más de moda es el Daesh y todos dicen pertenecer a él o mostrarle su lealtad porque eso les da prestigio para cometer sus actividades delictivas. Hay casos muy llamativos como los grupos extremistas islamistas en el norte del Cáucaso que siempre habían sido fieles al califato creado allí y ahora prefieren trasladar su lealtad al Daesh.

Lo que a mí más me inquietaría es Al Qaeda. El Estado Islámico a pesar de todo sabemos lo que es y dónde está, pero Al Qaeda se ha convertido en una entelequia, si no tenemos datos sobre ella, ¿cómo la podemos combatir? A pesar de que algunos la consideran poco menos que fenecida, desde el año 2006 hasta ahora Al Qaeda ha duplicado el número de afiliaciones en todo el mundo.

¿Se puede hablar de yihadismo global?
A mí no me gusta hablar de yihadismo global porque creo que es un concepto que tiene mucho peso y eco mediático pero que es inexacto desde el punto de vista profesional. En muchos casos de lo que se trata es de guerras intestinas, de guerras civiles, en las que uno o más de un grupo practica una religión que lleva al extremo. Hay que recordar que los actos de terrorismo son un medio, nunca un fin.

Es una opinión encontrada con otros expertos, especialmente con los académicos. Pero yo lo entiendo de la siguiente manera: podíamos dividirlo en dos partes diferenciadas. Por un lado, teniendo en cuenta quién se siente amenazado, y es que ni siquiera dentro de la Unión europea podemos hablar de terrorismo europeo global. Países como Eslovaquia, Estonia, Irlanda o la República Checa, en los que la proporción de población musulmana es muy pequeña, no tienen ninguna percepción de amenaza terrorista yihadista. Tendemos a pensar que nuestros problemas son los problemas del mundo y no es así. De los 194 países de Naciones Unidas habrá muy pocos que tengan la percepción de esa amenaza, la tiene solo una parte de África, Oriente Medio y también ciertos países europeos donde hay una población musulmana relevante.

Y la otra parte es lo que entendemos por objetivos. Al Qaeda sí persigue unos objetivos comunes: acabar con los gobiernos que ellos consideran apóstatas, implantar la ‘sharía’, el siguiente paso sería reconquistar el califato histórico de los omeyas, del que España es una parte y finalmente conquistar todo el mundo. Pero el Estado Islámico aunque ahora diga lo contrario porque le sirve para captar adeptos, no nació con esa idea sino con un concepto completamente diferente y eso mismo podemos trasladar a la práctica totalidad de los grupos islamistas que lo que pretenden son objetivos muy concretos normalmente relacionados con el control del gobierno, la lucha por los recursos, por las tierras cultivables o por la independencia.

¿Estamos desde Occidente demonizando el Islam? ¿Se está creando pánico?
Estamos entrando en unos grados de islamofobia realmente significativos y yo creo que es un error. Primero porque si atendemos a la lógica terrorista, lo que pretenden es conseguir esa división, quebrar las sociedades y que haya polarización porque, cuanto más enfrentados estemos, ellos van a conseguir más adeptos. Lo que pasa es que hay mucha gente que no conoce en profundidad la lógica del terrorismo y muchas veces porque no se recibe la información adecuada, la gente hace análisis con una información sesgada y en algunos casos manipulada. Por eso me parece que es muy importante que hablen expertos, personas que conozcan el tema y lleven mucho tiempo trabajando en él. Así que hago un llamamiento a la serenidad. Inflamar la llama del odio, de la venganza, es muy fácil, pero ponerle coto después es muy complicado. Lamentablemente lo viví en Bosnia y vi cómo la religión se convirtió en un arma política para matarse unos a otros. Eso es lo triste de todo esto.

Tras los sucesos de Francia el nivel de alerta antiterrorista en España ha subido. ¿Cómo debemos estar los españoles de preocupados ante la amenaza?
Para poder estar exentos completamente de este tipo de atentados deberíamos encontrarnos en un Estado policial y aún así nunca sería absoluta la seguridad, especialmente si hablamos de atentados suicidas que son muy difíciles de evitar. Nosotros estamos en una situación muy distinta a la de Francia, tanto por porcentaje de población musulmana como porque ahora ésta es de primera o segunda generación. Además nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los servicios de inteligencia tienen mucha experiencia en el ámbito del terrorismo. Lo que no quita que los atentados de Francia puedan ser emulados aquí por grupos organizados, lobos solitarios o meros trastornados que buscan su momento de gloria. No es descartable pero no quiero ser alarmista. Y hay que descartar completamente la visión apocalíptica. El terrorismo como tal hasta ahora nunca ha conseguido sus objetivos y debemos pensar que esta a va ser la misma situación. Podemos estar ocupados pero no preocupados.


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