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“La OTAN empezará a entrenar al ejército iraquí en...

“La OTAN empezará a entrenar al ejército iraquí en enero”

Almirante Urcelay

Verónica Sánchez Moreno

Hombre comunicativo, de habla pausada, el almirante José Luis Urcelay Verdugo es desde hace un año el representante militar de España ante la OTAN y la Unión Europea. Fue nombrado a propuesta del Consejo de Ministros, tras haber sido adjunto al cargo que ahora ocupa. Y es que la experiencia es un grado en instituciones de las que depende la seguridad de millones de personas. Especialista en submarinos y con 2.100 días de mar, el almirante Urcelay tiene claro que la toma de Mosul va a marcar un antes y un después para el autoproclamado Estado Islámico. El Brexit, Rusia, el terrorismo yihadista, tratamos con él las amenazas a las que se enfrentan Europa y la Alianza Atlántica.

¿A qué nuevos retos de seguridad se enfrentan la OTAN y la UE?
Las dos organizaciones estamos en un momento histórico de verdad. En primer lugar, en la OTAN empezamos una nueva época en la vida de la Alianza. Es una organización que ha demostrado su capacidad para ajustarse y adaptarse a las necesidades de cada momento. Durante la Guerra Fría estaba centrada en la disuasión y la defensa, cayó el muro de Berlín y la OTAN supo encontrar su sitio, su utilidad para los países miembros en afianzar la seguridad más allá de nuestras fronteras en operaciones de proyección de estabilidad y de gestión de crisis. Ahí tuvo como misiones más relevantes la de los Balcanes y, posteriormente, la de Afganistán. Y cuando seguíamos todavía implicados en ese tipo de operaciones tuvieron lugar dos acontecimientos casi simultáneos en el año 2014, por un lado, Rusia se anexa por la fuerza parte del territorio de Ucrania, de la península de Crimea, y por otra parte, aparece el Daesh, una organización terrorista pero que más allá, adopta estructuras de Estado y domina unas áreas muy extensas del territorio de Siria, Irak y, hasta cierto modo también, Libia. La OTAN se encuentra ahora en el momento de adaptarse a esa nueva situación en la que, por culpa de la actitud rusa hay que volver a reforzar el pilar de la disuasión y de la defensa y, por otro lado, tenemos que asegurarnos de que somos capaces de seguir proyectando estabilidad hacia los territorios que padecen más directamente la amenaza terrorista y por eso estamos ayudando a Siria, Irak o Libia, entre otros países, también para que puedan ser capaces de mejorar su seguridad y de esa manera además ayudar a la nuestra.

¿Y respecto a la Unión Europea?
La Unión Europea tiene una tradición y una eficacia contrastada en operaciones de un nivel de complejidad menor que las de la OTAN. Pero se abre ahora una ventana de oportunidad magnífica con la publicación de la nueva Estrategia Global de Seguridad de la Unión Europea que reemplaza a la Estrategia “Solana” que ya se había quedado sobrepasada por las circunstancias. La publicación de esta nueva estrategia junto a las implicaciones que ha tenido el Brexit y a los ataques terroristas que han padecido algunos países miembros de la Unión Europea, ha favorecido que estemos en este momento planteándonos cosas que hasta ahora no habían sido posibles en el ámbito de la financiación de las capacidades y de la posible financiación con gastos comunes de las operaciones, así como en el ámbito de las estructuras de planeamiento y de conducción de las operaciones. Es decir, estamos en un momento que hay que aprovechar en el cual podemos dar un salto de gigante con respecto a lo que la Unión Europea había podido hacer hasta ahora en el ámbito de la Seguridad y la Defensa.

¿Es la toma de Mosul crucial en este momento?
Ni la OTAN ni la Unión Europea están implicadas directamente en estas operaciones. Sí la coalición internacional de la que forman parte varias naciones, entre otras, España. La participación española es en el ámbito del adiestramiento. Aportamos nuestra experiencia y prestigio en operaciones especiales y lucha contra artefactos explosivos improvisados, formando a los iraquíes en el ámbito de la coalición en estas áreas.

Recientemente la OTAN ha decidido además lanzar una misión de mejora de las capacidades del ejército iraquí para enfrentarse por sí solo contra el Daesh. Estamos todavía en el período de ver quién hace qué pero la misión va a empezar dentro de poco, el día 1 de enero de 2017, y lo que creo que va a suceder es que ahí también se va a explotar nuestra experiencia, sobre todo en el ámbito de la lucha contra los artefactos explosivos improvisados, los IEDs, aunque todavía no se ha tomado la decisión definitiva sobre qué es lo que realmente haríamos o no. Siempre respondiendo a las necesidades que tienen los iraquíes. Y esto es un criterio que tenemos que aplicar en todas las operaciones de mejora de las capacidades de terceros países. No podemos imponerles qué es lo que tienen que hacer, sino que nosotros tenemos que responder a sus necesidades. Les podemos asesorar para que descubran áreas que necesitarían mejorar, pero desde luego es una decisión de ellos qué es en lo que les vamos a ayudar. No cabe duda que el Daesh es una organización terrorista que tiene capacidades de un Estado, porque controla un territorio, tiene un ejército con medios blindados y muy sofisticados. La toma de Mosul va a ser posiblemente un punto de inflexión en esta capacidad suya de controlar el territorio y por eso es muy importante. Pero efectivamente los que mandan, los que deciden sobre la recuperación de su propio territorio, no es la OTAN, no es la coalición, son los iraquíes.

Expertos aseguran que la solución al terrorismo yihadista no es sólo militar, ¿qué opina al respecto?
Ni a este ni a ninguna versión del terrorismo se le gana solo por medios militares, sino con un enfoque multidisciplinar, distintas actividades, todas ellas coordinadas, lo que en la jerga de la OTAN se llama Comprehensive Approach. Hay que unir todas las herramientas a disposición de estas organizaciones y de los estados para sacar adelante este enfoque.

¿Cómo se consigue?
Hay tres áreas a reforzar. Por un lado, la militar es importante y por eso la coalición está apoyando a las fuerzas armadas iraquíes en capacidades que no tienen o mejorando su adiestramiento. La segunda área es la cultural o ideológica, tratando de aislar a los terroristas de la base popular que les apoya. Ésta es una labor que hay que hacer también en los países europeos para que no haya jóvenes que se sientan atraídos a ir a contribuir ellos mismos a la lucha. Hay que poner de manifiesto las contradicciones, los engaños, las distorsiones, que hacen los terroristas para captar a los posibles militantes de esas organizaciones y esa es una lucha que se hace aquí y allí y se desarrolla también en los medios de comunicación. Y la tercera área es la del desarrollo. No cabe duda de que uno de los elementos que están en el origen de este tipo de terrorismo es la frustración de la juventud en muchos países por su falta de perspectivas sociales, económicas y profesionales. Esta falta de perspectivas causa una frustración que es explotada. Por lo tanto, hay que ayudarles a que dispongan de los medios suficientes como para dar a esta juventud una perspectiva, un futuro y unos alicientes que les desvinculen de esa lucha.

¿Podríamos decir que el foco de la OTAN está en Oriente Medio y el de la Unión Europea en el Mediterráneo?
Ahora mismo es así. La OTAN está presente en comisiones de adiestramiento y colaboración en países de los Balcanes, Ucrania, Afganistán… en los países aliados que están en el arco que va desde el mar Báltico hasta Afganistán. Mientras que la Unión Europea se centra sobre todo en el continente africano: el Sahel, el Mediterráneo, el Cuerno de África, en los países de estas zonas desde los cuales se proyecta terrorismo, inestabilidad, amenazas y riesgos contra los países miembros de la Alianza.

Sin embargo, ha habido escenarios en los que hemos colaborado las dos organizaciones, por ejemplo, en Afganistán con un reparto de tareas: la OTAN se dedicaba al apoyo a las fuerzas armadas y a las estructuras de seguridad y defensa del país, también con unidades de combate que han participado en la guerra de Afganistán activamente, y la UE a formar a la policía con labores de asesoramiento, mentorización y formación. Hemos coincidido también en los Balcanes. La OTAN tiene una operación en Kosovo que se dedica a dar un ambiente seguro y estable, mientras que la labor de la Unión Europea es adiestrar, formar, estructurar y apoyar a las estructuras judiciales y policiales de esa región.

En otras zonas como el Océano Índico hemos hecho lo mismo. La OTAN con la operación ‘Ocean Shield’, y la Unión Europea con la operación Atalanta, las dos luchando contra la piratería en el océano Índico, cerca de Somalia, a veces con barcos procedentes de los mismos países haciendo lo mismo de una forma complementaria e incluso redundante.

¿Cambiará algo tras la Cumbre de Varsovia del pasado mes de julio?
Ahora se abre una nueva era. En la Cumbre de Varsovia se firmó la declaración conjunta que implica siete áreas concretas en las que tienen que colaborar la Unión Europea y la OTAN. Ya no va a ser cuestión de acuerdos ad hoc cuando surja una oportunidad sino que tenemos claramente una directriz de las autoridades de la OTAN y de la Unión Europea que identifica siete áreas en las cuales podemos colaborar claramente entre las dos organizaciones. Esto ya está empezando a dar sus frutos, que deben ser validados por los Consejos Atlántico y de la UE que van a tener lugar en el mes de diciembre y a los cuales iremos ya con resultados concretos. Uno de estos resultados es la colaboración en el mar Mediterráneo en la lucha contra las mafias que se dedican a traficar con seres humanos, donde la operación Sophia de la Unión Europea está realizando ese cometido y la OTAN le va a proporcionar determinados apoyos que en este momento no están disponibles para la operación. Además, la OTAN está en la operación en el Mar Egeo en la que la Agrupación Naval Permanente número 2 está apoyando directamente a Frontex, un organismo de la Comisión Europea, a la hora de controlar las migraciones masivas. Se abren muchas áreas concretas que van a ser muy tangibles y creo que van a dar una idea muy clara de que empieza una nueva era en la colaboración entre las dos organizaciones.

¿En qué medida puede afectar a nivel militar el Brexit?
La salida del Reino Unido de la Unión Europea en mi opinión no es una buena noticia. Es una mala noticia por consideraciones de orden político y también militar y práctico. Además, es un mal ejemplo, yo estoy convencido de que no va a ser el caso, pero algún otro país podría plantearse seguir un camino similar, lo cual no sería en absoluto bueno para nada. Por otra parte es una mala señal desde el punto de vista político en cuanto a la importancia que el Reino Unido tiene en la Unión Europea en el ámbito de la seguridad y la defensa. Y luego va a tener efectos muy prácticos en cuestiones tangibles, por ejemplo, en la contribución británica al presupuesto común. Los británicos hacen una contribución muy sustancial al presupuesto común de la Unión Europea que va a haber que cubrir entre los demás. Uno de los Cuarteles Generales permanentes de la Unión Europea está en Norwood y manda en este momento la operación Atalanta. En cuanto a fuerzas puestas a disposición de la Unión Europea no es tan grande el problema porque, en realidad, salvo en la operación Sophia del Mediterráneo en la que ponen un barco y sí que tienen una contribución importante, en el resto de las operaciones el número de personas no es significativo.

Pero yo diría que el efecto más importante es en un intangible: el peso específico, el prestigio, la influencia y el rigor profesional que los británicos proporcionan a todas las actividades de la UE. Su presencia en las distintas estructuras y, concretamente, en el Estado Mayor de la Unión Europea, suele estar siempre acompañada de una gran profesionalidad y seguramente les vamos a echar de menos. Ahora tenemos que asegurarnos de que en los acuerdos que vinculen al Reino Unido con la Unión Europea la colaboración les beneficie tanto a ellos como a la UE.

¿Qué hacemos con Rusia?
Rusia ha violado el Derecho Internacional, se ha anexado violentamente una parte de un territorio de un país vecino. Esto es algo que no se puede consentir, no podemos hacer como si no hubiera pasado nada, no podemos volver directamente a la situación anterior dando por buena esa anexión. Sí, esto es una cuestión muy delicada y que tiene un profundo carácter político. De todas formas, debemos asegurarnos de que no se produzcan interferencias no intencionadas que podrían dar lugar a malos entendidos e incluso a situaciones más delicadas. Por eso hay contactos, reuniones del Consejo OTAN-Rusia (que ha estado congelado durante un tiempo), a nivel de los embajadores y también a nivel militar, para coordinar la actividad de rusos y miembros de la Alianza en áreas donde coexistimos, por ejemplo, en el mar Báltico, para evitar situaciones que puedan comprometer la seguridad, no derivada del manejo de las armas, sino de la coexistencia de medios aéreos, navales o terrestres en espacios muy congestionados, donde puede darse algún tipo de conflicto en este sentido. Hay que tener cuidado para que haya unos procedimientos que eviten ese tipo de interferencias no deseadas.

¿Cómo se valora a España militarmente en las instituciones internacionales?
Yo no soy imparcial, pero intentando ser objetivo, creo que se nos valora como nos merecemos, es decir, muy bien. Este año 2016, las Fuerzas Armadas españolas han tenido un protagonismo indudable en la Alianza Atlántica.

Nuestro Ejército de Tierra ha desempeñado magníficamente el papel de liderazgo del componente terrestre de la Fuerza Conjunta de Muy Alta Disponibilidad, la VJTF, resolviendo de una manera muy brillante problemas que a priori parecían imposibles. Tan brillante que la doctrina que nuestro Ejército de Tierra ha elaborado mientras que avanzábamos en ese proceso sirve para los que vienen detrás. En 2017 va a dirigir ese componente terrestre el ejército británico, que ya ha estado presente con nosotros trabajando mano a mano en este asunto, y va a utilizar esa doctrina que hemos desarrollado en el ámbito organizativo, logístico y operativo.

Nuestro Ejército del Aire ha estado desplegado en Lituania proporcionando a los países bálticos la capacidad aérea de la que ellos carecen. Y, por otra parte, España tiene la responsabilidad de ser el país anfitrión de uno de los dos Centros de Operaciones Aéreas (CAOC), en Torrejón.

Y en el ámbito marítimo también nos ha correspondido este año el mando del Grupo Permanente Marítimo de la Alianza número 1, que bajo el mando de un almirante español ha estado operando en un escenario que no es el más habitual para nosotros: el mar Báltico, las costas de la península escandinava y el High Rock. Una zona muy importante y que con estas situaciones que nos hemos encontrado con Rusia ha tenido una relevancia especial. Y nuestros marinos también han desempeñado esta labor con una soltura absoluta sin que se haya producido el más mínimo incidente que no hayan resuelto de la forma más favorable. Es decir, que en ese aspecto creo que podemos estar muy orgullosos.

Se dice que el carácter de los militares españoles les hace diferentes en misiones en el exterior.
Es un poco nuestro carácter, historia, cultura… Un ejemplo muy reciente que se puede tomar como paradigmático es el de nuestros militares en Mali y en la República Centroafricana, escenarios difíciles, en los que han sabido, no solamente cumplir con su misión de formación de las fuerzas militares del lugar, sino también acercarse a la población, ganarse el respeto y el afecto personal, la empatía humana con los locales que se pone de manifiesto cada vez que alguna autoridad española visita esos países. Yo he tenido la suerte de ir allí y he sido testigo de la forma en la que hablan de nuestros militares con nombre y apellidos, es decir, que se crea una relación humana que sería deseable siempre y que desgraciadamente no siempre pasa. Van mucho más allá de lo que estrictamente sería su obligación.


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