Esta semana ha dado comienzo el ejercicio de despliegue aéreo de la OTAN calificado como el mayor de su historia y ha sido organizado por Alemania.
El ejercicio Air Defender 2023, que se prolongará hasta el próximo 23 de junio, estaba planeado desde hace tiempo, pero sirve para mostrar las capacidades de la alianza en medio de las altas tensiones con Rusia.
Los primeros aviones se desplegaron el lunes por la mañana desde aeródromos del norte de Alemania. Unos 10.000 participantes y 250 aviones de 25 países responderán a un ataque simulado contra un miembro de la OTAN. Solo Estados Unidos enviará 2.000 efectivos de la Guardia Nacional Aérea y unos 100 aviones.
“El ejercicio es una señal, sobre todo para nosotros los países de la OTAN, pero también para nuestra población, de que estamos en condiciones de reaccionar muy rápidamente y de que seríamos capaces de defender la alianza en caso de ataque”, ha dicho el jefe de la fuerza aérea alemana teniente general Ingo Gerhartz.
Gerhartz también ha agregado que propuso el ejercicio en 2018, razonando que la anexión de Crimea por parte de Rusia reafirmó la necesidad de ser capaces de defender a la OTAN. La invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 ha empujado a la OTAN a a estar preparada ante la posibilidad de un ataque a su territorio. Suecia, que espera unirse a la alianza, y Japón también participan en el ejercicio.
Las evaluaciones sobre la medida en que el ejercicio pueda alterar los vuelos civiles han variado ampliamente. Matthias Maas, jefe del sindicato alemán de controladores aéreos, GdF, ha señalado que “por supuesto tendrá efectos masivos en el funcionamiento de la aviación civil”.
No obstante, Gerhartz a rebatido este hecho; y ha manifestado que la autoridad alemana de control del tráfico aéreo ha trabajado con las fuerzas aéreas para que las perturbaciones sean “las mínimas posibles”. También ha señalado que el ejercicio se limita a tres zonas que no se utilizarán todas al mismo tiempo, y que terminará antes de que empiecen las vacaciones escolares en cualquier estado alemán.
“Espero que no haya cancelaciones; puede haber retrasos del orden de minutos aquí y allá”, ha advertido insistiendo en que un estudio citado por el sindicato de controladores aéreos parte del peor de los escenarios en caso de mal tiempo, en el que los militares no volarían de todos modos.
De momento, los obstáculos a los que se enfrenta la adhesión de Suecia a la OTAN han retrasado las conversaciones para elevar la cooperación nórdica en materia de defensa.
Los gobiernos nórdicos, que partían de la base de que tanto Finlandia como Suecia se habrían asegurado la aprobación de su ingreso antes de la cumbre de la OTAN que se celebrará en Vilna el 11 de julio, se enfrentan ahora a la posibilidad de que el panorama político de Turquía siga frustrando las ambiciones de adhesión de Suecia.
Tras la reelección del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan a finales de mayo, los dirigentes estadounidenses han aumentado la presión sobre Ankara para que levante su bloqueo contra la adhesión de Estocolmo.
“Estaremos mejor cuando finalice el proceso”, ha dicho el secretario de Estado Antony Blinken a los periodistas en Suecia, y ha añadido que “por eso instamos tanto a Turquía como a Hungría, que tampoco lo ha ratificado aún, a que ratifiquen su adhesión lo antes posible”.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha hecho de este asunto una prioridad de cara a la cumbre de la OTAN del mes que viene, y ha dicho a los periodistas que a principios de junio se iniciarán nuevas conversaciones entre él y Erdoğan.
No hay ningún comentario