a un día de que se cumpla un año del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, la guerra no da señales de terminar a corto plazo y las tensiones entre Moscú y Occidente han alcanzado un máximo histórico. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha pronunciado un discurso, donde culpa de forma tajante a Occidente de ser el causante de provocar su “operación militar especial”.
Desde entonces, los países occidentales han brindado una valiosa ayuda para Ucrania; solo el pasado mes de diciembre se prometieron alrededor de 40.000 millones de euros en asistencia a Ucrania, en forma de ayuda militar, financiera y humanitaria. Tal y como apuntan los expertos, si Ucrania quiere tener alguna posibilidad de defenderse, la asistencia de sus aliados tendrá que seguir fluyendo.
Las últimas estimaciones del Instituto Kiel, un equipo de investigación alemán que rastrea la asistencia de gobiernos extranjeros a Ucrania, han mostrado que el apoyo alcanzó un récord en diciembre de 2022. Estados Unidos sigue siendo el mayor patrocinador de Ucrania, proporcionando más de la mitad de todos los compromisos registrados desde el pasado enero de 2022. No obstante, el informe es una lista parcial de lo que se ha comprometido cada país, teniendo en cuenta que algunos son más transparentes sobre sus donaciones que otros.
La economía de Estados Unidos es la más grande del mundo. Pero las contribuciones de las mayores economías europeas también han quedado por detrás de las estadounidenses en porcentaje de su PIB. Francia, por ejemplo, ha destinado sólo el 0,1% de su producción a Ucrania, frente al 0,4% de Estados Unidos. Sin embargo, la negativa de Francia a revelar cuánto aporta a Ucrania hace difícil establecer una cifra exacta. En Europa, son los vecinos más cercanos de Ucrania, mucho menos ricos que los países más occidentales, los que más se han comprometido. En este sentido, Polonia ha comprometido el 0,6% de su PIB.
El informe cubre la ayuda hasta el 15 de enero y no incluye la última oleada de compromisos en forma de carros de combate. El 25 de enero, tras muchas vacilaciones, Alemania accedió a enviar algunos de sus propios Leopard, así como a permitir que otros países reexportaran los suyos. Esto coincidió con una oleada de compromisos de otros miembros de la OTAN para enviar más carros de combate, que Ucrania necesita y ha solicitado repetidamente.
Décadas de una baja inversión en defensa, se han traducido en una Europa que no se ha encontrado tan bien pertrechada como Estados Unidos, y esto ha repercutido en la cantidad de ayuda militar que los países europeos pueden enviar. No obstante, la escasez de armamento no impide a Europa asistencia en materia económica, de la que Ucrania también precisa.
Las instituciones de la Unión Europea, incluidos la Comisión y el Consejo, así como el Fondo Europeo para la Paz y el Banco Europeo de Inversiones, han prometido ya 30.300 millones de euros en ayuda financiera. Pero Estados Unidos es el mayor donante individual, con 25.100 millones de euros.
Según los expertos, la disminución de asistencia a Ucrania, haría poner en peligro la capacidad de Kiev, y de Europa, para defenderse de Rusia. Además de correr el riesgo de debilitar la disposición de Estados Unidos para seguir ayudando. Una facción del partido republicano se muestra cada vez más crítica con el gasto estadounidense en la guerra de Europa y el apoyo público empieza a disminuir.
No obstante, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha viajado a Kiev esta misma semana con el objetivo de reafirmar el compromiso de su país con la defensa de Ucrania. Durante su visita, anunció el desembolso de un nuevo tramo de 500 millones de dólares de ayuda militar. La ayuda estadounidense sigue siendo crucial para Ucrania.
Mientras, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha vuelto a hacer hincapié en la ayuda que Ucrania necesita y que debe recibir, ya que no se puede permitir que Rusia socave la seguridad europea; “Debemos mantener e intensificar nuestro apoyo a Ucrania. Debemos darle a Ucrania lo que necesita para prevalecer”, ha manifestado Stoltenberg en una cumbre del “Grupo de Bucarest”, formado por 9 países de Europa del Este que también forman parte de la OTAN: Polonia, Rumanía, Bulgaria, República Checa, Lituania, Estonia, Hungría, Letonia y Eslovaquia. El grupo se formó en 2015, en respuesta a la primera agresión de Rusia en Ucrania.
En este sentido, los países de la Unión Europea han acordado la organización de una amplia misión militar para entrenar a fuerzas ucranianas en varios estados miembros, según han apuntado miércoles fuentes diplomáticas.
Dicho acuerdo ha sido alcanzado durante una reunión de embajadores de la Unión Europea en Bruselas, y será adoptado finalmente en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores prevista para el lunes en Luxemburgo. “La misión deberá ser capaz de proporcionar entrenamiento a un gran número de efectivos de las fuerzas ucranianas”, señala el comunicado.
Además, la Asamblea General de la ONU ha aprobado esta semana por clara mayoría una resolución para condenar los “referendos ilegales” llevados a cabo en cuatro regiones ucranianas, así como los intentos de Rusia de anexionarse esos territorios. El texto ha recibido 143 votos a favor, 35 abstenciones (entre otros de China, Sudáfrica, India y Cuba) y únicamente 5 votos en contra (Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte, Nicaragua y Siria).
Asimismo, Putin se ha reunido con el principal diplomático de China, Wang Yi, en Moscú y ha elogiado la cooperación entre los 2 países refiriendo que era algo “muy importante para estabilizar la situación internacional”.
En cuanto a las sanciones contra Rusia por la energía nuclear, el ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjarto ha referido que podrían dañar los intereses de Hungría y a que no deberían ser presentadas por la Unión Europea.
El proyecto nuclear húngaro de 12.500 millones de euros, que se ha retrasado significativamente, se adjudicó en 2014 sin una licitación a la rusa Rosatom, y Szijjarto ha dicho que Hungría presionó mucho para evitar que la empresa o sus funcionarios fueran sancionados por la Unión Europea: “Tuvimos que actuar enérgicamente contra la inclusión de Rosatom o los funcionarios de Rosatom”, ha dicho Szijjarto. “Cualquier sanción sobre la energía nuclear o Rosatom dañaría los intereses nacionales fundamentales de Hungría”.
Hungría se ha opuesto a incluir la energía nuclear en las sanciones de la Unión Europea contra Rusia y también ha instado a un alto el fuego y conversaciones de paz sobre Ucrania para evitar una mayor escalada de la guerra en un conflicto más amplio.
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