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España mueve ficha en plena crisis ruso-ucraniana

España mueve ficha en plena crisis ruso-ucraniana

España enviará en los próximos días la fragata Blas de Lezo al Mar Negro, siguiendo el rumbo del cazaminas Meteoro, en plena escalada de tensión entre Rusia y Ucrania por la situación que se vive en Ucrania. Al parecer también se baraja la posibilidad de que  tenga lugar un despliegue aéreo en Bulgaria que contaría con participación española y que se sumaría al que se realiza anualmente en Lituania. Región en la que tiene desplazados cazas que participan en la línea de seguridad europea, preparados para hacer frente a las posibles incursiones aéreas rusas. Los cazas españoles también han experimentado de forma constante el acoso por parte de las aeronaves rusas, que son protagonistas habituales de numerosas situaciones de tensión aérea con el objetivo de poner a prueba las capacidades de respuesta de la OTAN. 

Con la ruptura de las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia, la idea de una posible invasión rusa de Ucrania parece menos descabellada. El ataque cibernético de Rusia contra las agencias gubernamentales ucranianas, su concentración de fuerzas a lo largo de la frontera ruso-ucraniana y la creciente probabilidad de una operación rusa en Bielorrusia con el objetivo de crear un nuevo eje de avance contra Ucrania, constituye una prueba más  de la agresividad militar del Kremlin. Además, la inteligencia norteamericana ha advertido sobre operaciones rusas de bandera falsa contra separatistas prorrusos en Donbás y Transnistria, la parte disidente de Moldavia apoyada por Rusia.

Rusia ha intensificado su guerra dialéctica en consonancia con sus preparativos para el combate. En negociaciones recientes, Sergei Ryabkov, diplomático ruso, afirmó que no podía descartar la posibilidad de desplegar fuerzas en Venezuela y Cuba si sus «demandas» siguen sin ser escuchadas. Las exigencias rusas difícilmente encontraran una respuesta que satisfaga al Kremlin. Rusia persigue una garantía legal de que la OTAN no permitirá la entrada de Ucrania en la alianza. La OTAN no tiene intención de hacerlo, ni de desplegar fuerzas terrestres o aéreas en Ucrania. Legalmente la Alianza Atlántica no puede impedir que ninguna nación sea miembro. Lo único con lo que podría contar el presidente Putin, es con meras garantías verbales de que dicha entrada en la OTAN no se producirá. 

La población occidentalizada de Ucrania tiene pocos deseos de vivir bajo la cleptocracia rusa o sufrir el gobierno de sus propios oligarcas postsoviéticos. Sin embargo, las acciones de Rusia deben considerarse también en un contexto eurasiático. China está preparada para hacer su apuesta por el poder mundial, y sus objetivos pasan por: Taiwán; la destrucción de las alianzas occidentales en el Pacífico y finalmente la reestructuración del orden  económico, político y de seguridad en Eurasia para que juegue a su favor.

De modo que un victoria rusa en Europa, el fin de la OTAN y un nuevo panorama de seguridad en Europa del Este, no alejaría la sombra china que planea sobre el Kremlin. Según los expertos, con un Occidente en jaque, uno de los siguientes objetivos en la mira de China sería la propia Rusia. Esta maniobra ya está en marcha, y se deja ver en la ampliación del alcance económico y la penetración en los mercados rusos a través de sus empresas de telecomunicaciones.

En cualquier caso, la suerte todavía no está echada, y si bien las Fuerzas Armadas de Ucrania serían incapaces de rechazar una ofensiva rusa gran escala, son plenamente capaces de infligir un gran número de bajas. Ucrania ha construido líneas defensivas alrededor de Donbás, lo que complica un asalto blindado ruso en el suroeste. Si bien aún son inferiores a las capacidades de ataque rusas, las defensas aéreas ucranianas también han mejorado mucho desde 2014-2015.

Un eventual conflicto no terminaría con una invasión rusa despreocupada. Putin se enfrentaría a una insurgencia que según los expertos superaría con creces a la que EE.UU. encontró en Iraq. Ucrania no solo es más grande, sino que su población carece de las divisiones internas que lastraron la lucha de los insurgentes iraquíes. El clima, el tamaño de las poblaciones y la geografía urbana tampoco jugarían enteramente a favor de Rusia. 

Naturalmente, existe la posibilidad de que dicha escalada se extendiese a la OTAN. En este caso, el objetivo más probable de Rusia serán los estados bálticos. Sin embargo, una vez más el resultado de un enfrentamiento entre Rusia y Occidente no se saldaría su favor, dada la superioridad de la OTAN en hombres y material. 

Hasta el momento, Rusia ha reunido más de 100.000 soldados cerca de las fronteras de Ucrania, y también ha comenzado a entrenar y movilizar fuerzas de reserva. Ucrania ha sufrido en las últimas semanas ataques cibernéticos contra las webs gubernamentales. Los expertos no están seguros de si el presidente ruso ya habrá tomado una decisión. Los más optimistas creen que Putin todavía espera recibir concesiones, y hay motivos para pensar que las consecuencias negativas para Rusia, en forma de sanciones o la reticencia a una guerra abierta con Occidente, todavía pueden detenerlo.


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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