La agresiva postura contra Ucrania por parte de Rusia se ha traducido en un nuevo aumento de las tensiones en Occidente, y se ha vuelto a abrir el debate sobre seguridad en los países bálticos. Este hecho reaviva el debate sobre si Finlandia debería unirse a la OTAN, desafiando las advertencias de Moscú que ha exigido a la alianza militar que limite su expansión en Europa y muy especialmente en el este. 

Durante sus discursos de año nuevo, tanto el presidente de Finlandia, Sauli Niinisto, como la primera ministra, Sanna Marin, señalaron el hecho de que el país se reservaba el derecho de solicitar su entrada en la OTAN en cualquier momento. Putin había exigido previamente garantías a la OTAN de no permitir a Ucrania unirse a la alianza, utilizando como argumento que la expansión de la organización hacia el este es una amenaza para sus fronteras. Esta exigencia podría haber provocado las declaraciones de Niinisto, que parecen ser una advertencia a Rusia sobre su amenaza a los estados vecinos. 

“Que quede claro una vez más: el margen de maniobra de Finlandia y la libertad de elección también incluyen la posibilidad de alineación militar y de solicitar la entrada a la OTAN, si así lo decidimos nosotros mismos”, manifestó Niinisto. Marín señaló en su discurso que cada país tiene derecho a decidir su propia política de seguridad, y subrayó: “Hemos demostrado que hemos aprendido del pasado. No cederemos nuestro margen de maniobra”. Finlandia comparte una basta frontera terrestre con Rusia, y ambos países libraron una breve pero intensa guerra por entre 1939 y 1940, en la que Finlandia infligió grandes pérdidas a las fuerzas soviéticas. 

Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia señalaron la semana pasada que la posible incorporación de Finlandia y Suecia a la OTAN “tendría graves consecuencias militares y políticas que requerirían una respuesta adecuada por parte de Rusia”.  Este mes de enero se espera una reunión entre Estados Unidos, Rusia y los países miembros de la OTAN, en un momento en el que Moscú ha acumulado alrededor de 100.000 soldados en la frontera oriental de Ucrania. 

La semana pasada el presidente Joe Biden mantuvo conversaciones con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, y prometió que Estados Unidos y sus aliados “responderían con decisión” en caso de una invasión rusa. Putin se ha negado en otras ocasiones a descartar una acción militar, y ha advertido que cuenta con “todo tipo” de operaciones si no se cumplen sus exigencias de “garantías de seguridad” para limitar la expansión de la OTAN. 

Ni Finlandia ni su vecina Suecia son países alineados militarmente, pero sí mantienen una creciente cooperación con la OTAN, así como sólidas relaciones bilaterales con miembros de la alianza, como Noruega, Estados Unidos y Reino Unido. No obstante no parece que Finlandia vaya a solicitar de forma inminente su entrada en la OTAN, pero la actividad de Rusia en su frontera con Ucrania y su lista de demandas, han reavivado un debate interno en Helsinki a un nivel no observado desde la anexión de Crimea por parte de Moscú en 2014. 

Niinisto también advirtió a Occidente de que se arriesgaba a fortalecer a Rusia si eliminaba la amenaza de una posible acción militar. También ha pedido a la Unión Europea que adopte un papel más activo para disuadir una posible agresión rusa, algo que podría ser una reprimenda a Alemania que durante años ha adoptado una línea flexible con Moscú debido a sus estrechos vínculos económicos. Tomando como referencia al ex secretario de Estado estadounidense, Henry Kissinger, sobre el apaciguamiento de la Alemania nazi, el presidente finlandés señaló: ”Siempre que evitar la guerra ha sido el objetivo principal de un grupo de potencias, el sistema internacional ha estado a merced de su miembro más despiadado”. 

Petteri Orpo, líder del partido de la oposición Coalición Nacional y partidario de la adhesión a la OTAN, señaló que ahora era momento de debatir si Finlandia debía solicitar su entrada en la alianza, y que creía que la adhesión mejoraría su seguridad y la de la región. «Rusia ha sugerido recientemente que la posible adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN le obligaría a tomar represalias militares. Tal discurso es reprobable y, en última instancia, dice más sobre los objetivos finales de Rusia que sobre los de Finlandia o Suecia. Finlandia no supone una amenaza para Rusia ni ahora ni en ningún otro sentido», escribió Orpo el jueves pasado en la página web de su partido.

Atte Harjanne, líder del grupo parlamentario de la Liga Verde y miembro de la coalición gubernamental de cinco partidos en el poder, señaló que los argumentos para la adhesión de Finlandia a la OTAN se habían “reforzado” y que el país debía hacerlo inmediatamente. 

Los principales políticos de los países bálticos creen que la incorporación de Finlandia y Suecia a la OTAN es crucial para mejorar la situación de seguridad en la frontera occidental con Rusia, en medio de preocupaciones sobre Ucrania así como sobre Bielorrusia y la instrumentalización de la crisis migratoria para poner en jaque a Polonia, Lituania y Letonia. La adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN “podría hacer que todo el norte de Europa fuera mucho más estable y seguro”, afirmó Marko Mihkelson, director de la comisión parlamentaria de asuntos exteriores de Estonia. 

Finlandia es uno de los pocos países europeos que no redujo de forma significativa su fuerza militar tras la guerra fría, ya que sus 1340 km de frontera con Rusia y los recuerdos de la amarga guerra de invierno de 1939 contra la Unión Soviética, aseguraron que los asuntos de seguridad siguieran teniendo una alta prioridad. A pesar de ello, el país nórdico también ha conservado estrechos lazos diplomáticos y comerciales con Rusia, y expertos en seguridad han manifestado que Niinistro es probablemente el líder europeo más respetado por Putin, con quien mantiene conversaciones habituales.