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La Armada sigue viendo en el F-35 su única alternativa

No es ningún secreto que la Armada española lleva tiempo con la mirada puesta en los F-35 y las intenciones de adquirir este modelo de aeronave han sido puestas sobre la mesa, también por el Ejército del Aire, en no pocas ocasiones. No es de extrañar teniendo en cuenta que el F-35B es visto como la única opción para reemplazar a los actuales Harrier como elemento de ala fija embarcada en el buque “Juan Carlos I”.

En esta misma línea se pronunciaba el pasado año el Almirante José Luis Urcelay, en ese momento segundo Jefe del Estado Mayor de la Armada, al reconocer la urgencia que tiene asegurar la capacidad de ala fija embarcada en aras de mantener la capacidad anfibia. “Las tropas de Infantería de Marina no pueden operar en tierra, en escenarios de media o alta intensidad, sin una cobertura aérea adecuada que solamente se puede garantizar con este tipo de aeronaves” alertaba el Almirante.

Los contratiempos en algunos de los programas de armamento como es el caso de los VCR 8×8 “Dragón” del Ejército de Tierra, unidos a las consecuencias económicas que podría acarrear la crisis del coronavirus, parecen haber enfriado las perspectivas que apuntaban a contar con este modelo de aeronave en el corto plazo. No obstante, desde la Dirección General de Armamento y Material (DAGM) aseguran que continúan trabajando en el conjunto de programas de modernización y desmienten que hayan sido congelados debido a las repercusiones que el COVID-19 está teniendo en el funcionamiento habitual de las FAS.

Si bien actualmente los Harrier cumplen a la perfección con estas funciones que tanto preocupan dentro de la Armada, la realidad es que la mayoría de países que todavía utilizan estos modelos prevén sustituirlos a lo largo de los próximos años. En 2030 España podría ser el único país que todavía continuaría utilizando el Harrier para cumplir con estas tareas y llegado a ese punto desde la Armada alertan sobre las dificultades que entrañaría mantenerlos en vuelo.

Necesitamos sustituir este avión por otro modelo embarcable, de despegue vertical o capaz de hacerlo desde una plataforma como la que presenta el Juan Carlos I y la única opción que existe es el F35 modelo Bravo, que también utilizan la infantería de marina estadounidense, italiana o británica…” apuntaba el Almirante sobre las necesidades imperantes en el campo del ala fija.

A pesar de que Armada y Ejército del Aire iniciaron juntos los primeros pasos en el desarrollo del proceso conceptual para dotarse con este modelo de aeronave, informaciones recientes apuntan a que finalmente la Armada podría continuar esta andadura en solitario, tras la decisión que habrían tomado en el Ejército del Aire al decantarse por el Eurofighter Typhoon como único modelo de caza de combate en el futuro.

La urgencia a la hora de sustituir los actuales F-18 Hornet, que a día de hoy constituyen las unidades más antiguas de todas las que prestan servicio en el Ejército del Aire tendría un enorme peso a la hora de adoptar esta decisión. La vida operativa de estas aeronaves concluiría en 2023 y una alternativa viable para sustituirlos sería la versión más moderna (Tranche 2) del Eurofighter Typhoon. Lo mismo sucedería con el resto de unidades F-18 Hornet que todavía se encuentra en servicio.

A pesar de que el F-35 norteamericano es el caza por el que están apostando muchos de nuestros socios internacionales a la hora de reforzar sus fuerzas aéreas, desde el Ejército del Aire aducen que su adquisición no es viable en términos económicos. No obstante, debemos tener en cuenta que en este caso existe una alternativa, al contrario de lo que sucede con los Harrier de la Armada que únicamente verían al F-35B como posible sustituto.

El FCAS es otra de las grandes apuestas europeas en materia de fuerza aérea e igualmente tendremos que esperar para ver cómo afecta la crisis del COVID-19 al desarrollo de esta iniciativa que ha unido a Francia, Alemania y España en el diseño del caza de combate del futuro.

Destripando el F-35

Se trata de un avión de combate polivalente de 5ª generación, monoplaza y con capacidad furtiva, desarrollado bajo el programa Joint Strike Fighter para reemplazar a los F-16, A-10, F/A-18 y al AV-8B en misiones de ataque a tierra, reconocimiento y defensa aérea. 

Existen tres versiones con capacidades diferentes: el F-35A para despegue y aterrizaje convencional (CTOL), el F-35B capaz de realizar despegues cortos y aterrizajes verticales (modelo que interesa a la Armada española), y el F-35C que es una variante naval capaz de operar en portaaviones.​

Además de EE.UU, en el programa de desarrollo de los F-35 han participado Reino Unido, Italia, Australia, Canadá, Dinamarca, Países Bajos, Noruega y Turquía, países que aportaron fondos adicionales. Esta es una de las razones por las cuales el coste para España sería superior a la hora de adquirir estos sistemas, al no haber contribuido al desarrollo del programa desde sus inicios. Otros países que han adquirido el F-35 han sido Israel, Japón y Corea del Sur.

Tanto en su diseño como en la fabricación han colaborado un grupo de empresas aeroespaciales lideradas por Lockheed Martin, con BAE Systems y Northrop Grumman como socios principales. El F-35 realizó su primer vuelo el 15 de diciembre de 2006.

El F-35 es un caza de peso medio y monomotor, similar a una versión más pequeña, más convencional y con un solo motor, del Lockheed Martin F-22 Raptor pesado y bimotor con el que comparte algunas características.

Similar en tamaño al F-35A de la Fuerza Aérea estadounidense, el F-35B carece del cañón automático, que es opcional y debe ser transportado externamente en un contenedor bajo el fuselaje, ya que su lugar tras la cabina del piloto está ocupado en el F-35B por el impulsor vertical.

Para el despegue/aterrizaje vertical el F-35B utiliza un sistema distinto a las toberas giratorias del motor Pegasus de los Harrier. Consiste en una turbina, patentada por Lockheed Martin, desarrollada por Rolls-Royce y muy similar al sistema empleado en el Yakovlev Yak-141, en el que un turbopropulsor incrustado verticalmente en el centro del fuselaje proyecta su chorro de propulsión hacia abajo por medio de dos toberas situadas a cada lado del fuselaje, al mismo tiempo que se abren una pequeñas compuertas en la parte superior del avión para dejar pasar el aire al motor. Este sistema se complementa con la tobera del motor principal, de empuje vectorial y situada en la cola del avión.

La planta motriz del F-35B actúa como un multiplicador del flujo, de manera similar a un turbofán y consiguiendo el mismo efecto que la turbina principal del anterior caza Harrier. Sin embargo todo este mecanismo adicional es un peso muerto durante el vuelo normal del avión y reduce la capacidad de carga de armas y combustible del avión, así como limita su capacidad de ejecutar maniobras de altas G.

A pesar de sus interesantes características, ha recibido numerosas críticas, entre otras cosas por su elevado coste. Uno de los mayores inconvenientes , al menos para España, es su elevado precio, teniendo en cuenta que cada unidad costaría entre 90 y 130 millones de euros, sin contar el motor.

Características

Tripulación: 1 piloto

Longitud: 15,67 m

Envergadura: 10,7 m

Altura: 4,33 m

Superficie alar: 42,7 m²

Peso vacío: 13 300 kg

Peso cargado: 22 470 kg

Peso máximo al despegue: 31 800 kg

Planta motriz: 1× turbofán con postquemador Pratt & Whitney F135.

Empuje normal: 28 000 lbf (125 kN) de empuje.

Capacidad interna de combustible: 8.382 kg

Rendimiento

Velocidad máxima operativa (Vno): 2 205 km/h (1 370 MPH; 1 191 kt) (Mach 1,8)

Autonomía: 2 220 con combustible interno

Techo de vuelo: 18 288 m (60 000 ft)85​

Empuje/peso: 0,87

Límite de fuerzas soportadas: 9 G

Armamento

Cañones: 1× cañón rotativo de 4 cañones General Dynamics GAU-22/A Equalizer de calibre 25 mm, montado internamente con 180 proyectiles

Puntos de anclaje: 6 pilones subalares con capacidad para 6.800 kg y 2 bodegas internas con cuatro pilones cada una con una capacidad total de 8.100 kg para cargar una combinación de bombas de propósito general: Mark 82, Mark 83 y Mark 84; bombas de racimo: Mk 20 Rockeye II, con capacidad de guiado WCMD; bombas guiadas por láser de la serie Paveway; bombas guiadas por satélite de la serie JDAM; GBU-39 Small Diameter Bomb; bomba nuclear B61

Misiles aire-aire:

De corto alcance: AIM-132 ASRAAM, AIM-9X Sidewinder e IRIS-T

De medio/largo alcance: AIM-120 AMRAAM, MBDA Meteor (pendiente de ser integrado) y el futuro JDRADM (a partir de 2020)

Misiles aire-superficie:

Misiles de crucero: AGM-154 JSOW, AGM-158 JASSM y SOM (Turquía)

Misiles antitanque: Brimstone

Misil antibuque JSM


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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