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La “recesión democrática” se extiende por Asia

Se trata del término empleado por los expertos para referirse al deterioro de la democracia en los diferentes países. Las tendencias reflejan como muchos países asiáticos parecen estar experimentando un fuerte declive democrático. Sin embargo, cabría preguntarse la viabilidad de emplear dicho concepto cuando nos referimos a países que difícilmente admitirían su aplicación teniendo en cuenta su carácter autoritario y la optimista visión de la palabra “recesión”, que lleva implícito en la mayoría de los casos un trasfondo de recuperación que no se aprecia en muchos de estos estados.

Prayuth Chan-ocha y Min Aung Hlaing / Getty

Un claro ejemplo de ello es Myanmar. El ejército tomó el poder en un golpe de estado el pasado mes de febrero, y desde entonces ha gobernado el país con mano de hierro. El general Min Aung Hlaing ha acabado de un plumazo con lo que hasta ahora había sido una sucesión de años caracterizados por tibios y frágiles avances en materia democrática. Sus tropas masacraron a ciudadanos desarmados, mientras los inversores extranjeros han huido del país y la economía se encuentra en pleno derrumbe.

En este sentido, Myanmar se ha convertido en la segunda dictadura militar del sudeste asiático, nacida durante el reciente golpe de estado y sumándose así a su vecina Tailandia. Irónicamente, el general Hlaing acudió a Prayuth Chan-ocha, general del ejército tailandés y ahora primer ministro, en busca de consejos para construir una democracia emergente en Myanmar. 

De entre los diez países que conforman la Asociación de las Naciones de Asia Sudoriental, también se incluyen dos dictaduras de índole leninista, como son Laos y Vietnam (tres si incluimos Singapur); una monarquía absoluta, Brunei, donde la tortura está legitimada como castigo; y una autocracia muy pobre, Camboya, donde Han Sen lleva en el poder desde hace aproximadamente 37 años. 

En lo que respecta a las “democracias de la región”, en Filipinas el presidente Rodrigo Duterte se encuentra en inmerso en una batalla contra el poder judicial y la prensa. En Indonesia el presidente Jojo Widodo, más conocido como Jokowi, ha sido acusado de  hacer un uso fraudulento y abusivo de internet y las nuevas tecnologías con la intención de silenciar las voces críticas al régimen.

En el sur de Asia, la situación no es más prometedora. En Afganistán los talibanes, un movimiento político-religioso, considerado terrorista por gran parte de Occidente, se hizo con el poder el pasado mes de agosto. En Sri Lanka, el presidente Gotabaya Rajapaksa y sus hermanos se han repartido el país. Mientras tanto en la India, el primer ministro Narendra Modi, no ceja en su cruzada contra los críticos al régimen, además de alentar las tensiones entre el nivel político y la ciudadanía,  tratando además de anular las funciones de supervisión que corresponden al Parlamento. No deja de resultar llamativo que entre sus planes para remodelar Nueva Delhi se encuentra convertir el antiguo edificio del parlamento en un museo de la democracia. 

La pandemia no ha hecho más que alentar las tendencias autoritarias. Con el pretexto de combatir el Covid-19, Filipinas y Tailandia no han dudado en atacar la libertad de expresión, mientras que Indonesia ha concentrado la totalidad del poder en el gobierno.  India ha promocionado una aplicación de seguimiento Covid-19 que viola privacidad de los ciudadanos. Pese a ello, todavía podría haber margen de esperanza para una mejora en ciertos aspectos. Los sistemas parlamentarios cuentan con suficiente arraigo en algunos de estos países asiáticos como para alcanzar una consolidación democrática después años de gobiernos autoritarios. 

Indira Gandhi / Getty

Debemos tener en cuenta que la India se recuperó del estado de emergencia y de la dictadura de Indira Gandhi entre 1975 y 1977. Por otra parte, según los expertos las elecciones democráticas han contribuido a la hora de mantener a raya los peores instintos autoritarios y las reminiscencias del pasado. En Indonesia a pesar de los retrocesos en materia democrática con la llegada al poder del presidente Jokowi, todo apunta a que las próximas elecciones nacionales se celebrarán cumpliendo con todas las garantías democráticas. 

Por encima de todos los inconvenientes, son los jóvenes asiáticos quienes ofrecen esperanza. Jóvenes hastiados de sistemas políticos corruptos y elecciones fraudulentas, economías basadas en la misma corrupción y de las escasas perspectivas de futuro. En cuanto al temor de la posible influencia que pudieran tener otros poderes externos, los expertos señalan que no podría no ser tan significativa como se esperaba. Por el momento la autoritaria China no ha logrado ha erigirse en una fuerza capaz de socavar la democracia la democracia a nivel regional. Ejemplo de ello es Taiwán, uno de los principal es objetivos del acoso por parte de China, se ha convertido en un ejemplo de democracia para toda Asia. 

Joko Widodo / Getty


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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