Las tropas rusas abandonan Chernóbil

La antigua central nuclear de Chernóbil está de nuevo bajo el control ucraniano tras la retirada de las tropas rusas, según han informado las autoridades ucranianas al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Las tropas rusas han entregado por escrito el control de la central nuclear al personal ucraniano y ha trasladado dos convoyes de tropas hacia Bielorrusia, según un comunicado del OIEA. Un tercer convoy ruso ha salido también en dirección a Bielorrusia desde la ciudad nórdica de Slavutych, donde reside una gran parte del personal encargado de la gestión de los residuos radiactivos de Chernóbil. Rusia se hizo con el control de la zona desde el inicio de la guerra en Ucrania, el 24 de febrero.

Supuestamente, varios cientos de soldados se habrían visto obligados a retirarse de la planta por altas dosis de radioactividad, tras haber estado atrincherados en el Bosque Rojo, nombre que recibe por el color rojizo que adquirieron los pinos del lugar al recibir una intensa dosis de radiación el día del fatal accidente en abril de 1986.

Por otra parte, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, afirma que Rusia está acumulando tropas en el este del país para iniciar nuevos ataques en la región de Donbás. Zelenski ha prometido “luchar por cada metro” de tierra ucraniana, y asegura que sus fuerzas se están preparando para defenderse de los nuevos ataques rusos en la región oriental. En su discurso a la nación de esta semana, Zelenski ha manifestado que Ucrania se encuentra en un “punto de inflexión” en la guerra con Rusia, que ya dura cinco semanas, y nuevamente ha instado a las naciones occidentales a enviar más armamento.

La invasión rusa a su país vecino ya ha acabado con la vida y herido a miles de civiles, una cuarta parte de ucranianos se han visto obligados a abandonar sus hogares y ha llevado las tensiones entre Rusia y Occidente a su peor momento desde la Guerra Fría. La dura resistencia de las fuerzas ucranianas ha impedido a Rusia hacerse con ninguna ciudad importante, incluida la capital, donde tropas rusas han sido retenidas durante semanas.

En las conversaciones de paz celebradas esta semana en Estambul, Rusia ha manifestado su intención de reducir las operaciones cerca de Kiev y de la ciudad septentrional de Chernígov, en un intento de generar confianza de cara a las negociaciones. Sin embargo, Ucrania y sus aliados occidentales han desestimado la promesa rusa y la han calificado como una táctica para frenar sus pérdidas y prepararse para otros ataques. Rusia afirma que sus tropas se están reagrupando para centrarse en la “liberación” de la región separatista del este de Donbás.

En su discurso, Zelenski se ha referido a los movimientos de las tropas rusas a las afueras de Kiev y Chernígov, señalando que las acciones de Rusia no son una retirada, sino “la consecuencia del trabajo de nuestros defensores”. Ucrania está viendo “una acumulación de fuerzas rusas para nuevos ataques en Donbás y nos estamos preparando para ello”, ha dicho Zelenski, y ha agregado que los ucranianos “no renunciarán a nada”. Móscú ha cultivado estrechos vínculos con los separatistas prorrusos que controlan las franjas de Donbás, y que abarcan dos autoproclamadas “repúblicas populares”, que Rusia dice estar ayudando a liberar del control ucraniano. Esta misma semana, el líder de Donetsk, Denis Pushilin, ha informado que las operaciones ofensivas se están intensificando. “Somos muy conscientes de que cuanto más tardemos en liberar nuestro territorio, esos asentamientos que ahora están bajo control de Ucrania, más víctimas y destrucción habrá”, ha señalado.

Donetsk incluye la ciudad portuaria asediada de Mariúpol, que ha sufrido algunos de los combates y bombardeos más intensos de la guerra y donde unas 170.00 personas están atrapadas, con escasez de agua y alimentos. Las fuerzas rusas han tomado por el momento la mitad del territorio de la ciudad, según han declarado funcionarios ucranianos. El Ministerio de Defensa ruso había manifestado su disposición para un alto el fuego en Mariúpol para permitir la evacuación de los civiles que aún residen en la ciudad; y Ucrania ha enviado autobuses para la entrega de ayuda humanitaria y para la evacuación.

Rusia exige que Ucrania ceda Donbás a los separatistas, y la suerte de la región del sureste ha sido un tema de debate en las conversaciones de paz celebradas este martes. Ucrania ha buscado un alto el fuego sin comprometer el territorio ni su soberanía, aunque ha propuesto adoptar un estatus neutral a cambio de garantías de seguridad. Rusia se opone al ingreso de Ucrania a la alianza militar de la OTAN, liderada por Estados Unidos, y ha señalado su posible adhesión como uno de los motivos para la invasión.

El equipo negociador ucraniano afirma que las conversaciones se reanudarán por videoconferencia este viernes, pero parece que no hay esperanza de que se pueda llegar a una resolución a corto plazo teniendo en cuenta que Ucrania acusa a Rusia de continuar bombardeando Kiev y Chergínov después de haberse comprometido a reducir sus operaciones en la zona. Olexander Lomako, secretario del ayuntamiento de Chernígov, ha afirmado que el compromiso ruso ha resultado ser “una completa mentira”. “Por la noche no solo no han disminuido, sino que aumentaron la intensidad de la acción militar” ha dicho Lomako.

Mientras tanto, Estados Unidos ha señalado que, en las últimas 24 horas, Rusia ha reposicionado menos del 20% de sus tropas que se habían desplegado alrededor de Kiev. El secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, ha afirmado que las tropas de esa y otras zonas han comenzado a desplazarse, en gran parte hacia el norte, y que algunas se han adentrado en Bielorrusia. Además, señala que parece que Rusia tiene la intención de reabastecerse y enviarlas de vuelta a Ucrania, aunque parece que no está claro dónde.

El ejército ucraniano afirma que se han registrado algunas unidades aéreas rusas en la vecina Bielorrusia y que se cree que estas se han retirado de Ucrania. En el norte del país, las fuerzas rusas no han realizado acciones ofensivas durante los pasados días, y se han centrado en el reconocimiento y la logística, según un comunicado del Estado Mayor ucraniano. Sin embargo, se espera que Rusia aumente pronto los ataques a las fuerzas ucranianas para proteger a sus propias tropas a medida que se reposicionan. También se espera que los rusos intenten bloquear Chernígov.

El presidente ruso, Vládimir Putin, ha firmado esta semana un decreto por el que se ordena el ingreso de 134.000 nuevos reclutas en el ejército en el marco del servicio militar obligatorio anual de primavera de Rusia, pero el Ministerio de Defensa ha manifestado que la convocatoria no tiene nada que ver con la guerra en Ucrania. El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, ha informado de que ninguno de los convocados sería enviado a ninguno de los “puntos calientes”.

La cuestión de la participación de los reclutas en la guerra es un asunto delicado. El pasado 9 de marzo, el Ministerio de Defensa ruso reconoció que algunos de estos militares habían sido enviados a Ucrania, después de que Putin lo negara en varias ocasiones, alegando que solo habían enviado soldados profesionales y oficiales. En aquel momento, el portavoz de Putin señaló que el presidente había ordenado a los fiscales militares que investigaran el caso y que castigaran a los oficiales responsables de desobedecer sus instrucciones de excluir a los reclutas.

El gobernador regional, Vyacheslav Gladkov, ha acusado a Urania de atacar una instalación de almacenamiento de combustible en la ciudad rusa de Bélgorod, que se encuentra al otro lado de la frontera al norte de Járkov. Gladkov ha señalado que dos helicópteros ucranianos han llevado a cabo el ataque que ha provocado un incendio en las instalaciones que ha herido a dos trabajadores, mientras algunas áreas de la ciudad están siendo evacuadas. El incidente ocurre dos días después de que la provincia fuera sacudida por explosiones en un depósito de armas.

 

 


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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