Desde el momento en que las fuerzas rusas invadieron Ucrania el pasado 24 de febrero, los expertos han venido ofreciendo análisis y predicciones tanto del futuro de la guerra moderna como de las capacidades de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (AFRF); el fin de los carros de combate, el valor de los drones o la importancia del armamento occidental han formado parte de los debates. Tras nueve meses del inicio de la guerra, hay muchas lecciones por aprender.
Funcionarios estadounidenses estiman unas 200.000 bajas militares de cada bando, suma que supera las cifras oficiales. Además, el gobierno ucraniano informa que ha habido casi 17.000 bajas civiles: más de 6.500 muertos y 10.000 heridos.
La mayoría anticipó un breve conflicto que terminaría con una rendición de Ucrania o algún tipo de paz negociada. Esas suposiciones resultaron ser erróneas. Ucrania resistió el ataque inicial y la guerra ahora ha entrado en una nueva fase cuya duración se presenta incierta. El conflicto ha transformado gran parte de lo que el mundo pensaba que sabía no solo sobre operaciones y estrategia militares, sino también sobre diplomacia, inteligencia, seguridad nacional, seguridad energética o política económica.
Ucrania soportó el bombardeo inicial ruso en gran parte porque tuvo la previsión de dispersar sus reservas de municiones de los principales arsenales una semana antes de la invasión, y este refuerzo se aceleró tres días antes de la guerra. Además, las aeronaves y los sistemas de defensa aérea se dispersaron a las pocas horas del ataque. De esta forma, solo una décima parte de los sitios de defensa aérea móvil fueron atacados. Si los rusos hubieran sido más precisos y ágiles, podrían haber alcanzado más arsenales, según un grupo de expertos del Royal United Services Institute (rusi) que ha publicado un estudio sobre las fortalezas y debilidades de Ucrania durante la guerra.
El arsenal ucraniano era extraordinario; comenzó la guerra con más de 1000 sistemas de artillería de calón y 1680 lanzacohetes múltiples (más que Gran Bretaña, Francia, Italia, España y Polonia juntos), siendo la fuerza de artillería más grande de Europa después de Rusia. No obstante, su limitación era la munición.
Ucrania pudo mantener cierta igualdad en artillería durante unas seis semanas, mucho más de lo que casi cualquier ejército occidental habría logrado en las mismas circunstancias. Cuando comenzó a quedarse sin proyectiles, dio a Rusia una ventaja de diez a uno en el volumen de fuego para junio, una desigualdad que continuó hasta que Ucrania comenzó a recibir una afluencia de sistemas de artillería occidentales avanzados, incluido el HIMARS estadounidense.
Asimismo, los drones han jugado un gran papel, aunque sobre todo para la inteligencia, la vigilancia y el reconocimiento más que para las misiones de ataque. Las unidades rusas que disponían de sus propios drones en lugar de depender de los de un cuartel general superior, podían alcanzar objetivos en un plazo de tres a cinco minutos desde que eran detectados, un bucle de sensor-tirador extraordinariamente rápido para los estándares históricos.
Los drones han resultado ser más necesarios para los ejércitos de lo que parecía en un primer momento. Alrededor del 90% de todos los drones utilizados por las fuerzas armadas ucranianas entre febrero y julio fueron destruidos. La esperanza de vida media de un dron de ala fija es de unos seis vuelos; la de un cuadricóptero más sencillo, de unos tres. Semejante desgaste acabaría con las flotas de los ejércitos europeos en cuestión de días.
Es preferible contar con sistemas baratos y sencillos, que puedan considerarse casi desechables, que con pequeñas flotas de drones grandes y caros, con grandes motores de combustible líquido y sensores avanzados, según el informe de los expertos. Esto, a su vez, requiere un mayor número de personal capacitado para pilotarlos y una actitud más relajada respecto a su uso en tiempos de paz.
Las fuerzas ucranianas descubrieron que cuando las unidades de reconocimiento rusas marcaban sus posiciones, podían responder lanzando granadas de humo para ocultar su paradero. Pero eso también tendía a cegar a la unidad defensora. Los expertos sugieren que la forma más importante de contrarrestar los drones es usar la guerra electrónica, un arma cuya invisibilidad, desde ondas de radio hasta rayos gama, ataca al enemigo para hacerse con el control de sus radiaciones.
Ahora, Ucrania se encuentra en una fase ofensiva y depende en gran parte de las municiones y equipos de sus socios occidentales. Según los expertos, aprender de las lecciones de la guerra y prepararse de cara a disuadir futuras amenazas resulta esencial para la victoria de Ucrania.
No hay ningún comentario