Martes 26 de septiembre 2023. Día 0ctavo.

Las cifras de armenios que huyen de Artsaj se eleva a unos 19.000. Antony Blinken, responsable de Asuntos Exteriores en EE.UU (Secretario del Departamento de Estado) ha pedido al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, que permita la entrada de una misión de observación internacional en la región de Nagorno Karabaj.

Las imágenes obtenidas por satélites (@Maxar) muestran la gravedad del problema.

Fuente: Christiaan Triebert

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel ha declarado en un comunicado que: «Se necesitan acciones concretas y soluciones de compromiso decisivas en todas las vías del proceso de normalización» en el conflicto de Nagorno Karabaj. Todo ello después de una reunión con altos representantes de Armenia, Azerbaiyán, Francia y Alemania, a la par que espera una de lideres en la cumbre de Granada del 5 de octubre.

Por su parte Putin se ha mantenido una conversación con el presidente iraní Ebrahim Raisi, esperando ambos que el conflicto se resuelva por «medios pacíficos, políticos y diplomáticos», y formar un grupo de trabajo que incluya a Azerbaiyán, Armenia, Georgia, Rusia, Irán y Turquía.

Por otra parte, los gobiernos rusos y armenios se reprochan mutuamente la rendición al Alto Karabaj (Artsaj).

En un comunicado del ministerio de Exteriores ruso, ante la política del presidente armenio Nikol  Pashinyan se dice que: «Lo que estamos presenciando es un intento de trasladar [por parte de Pashinyan] la responsabilidad de los fracasos en las políticas interna y exterior a Moscú.»

En el irreconciliable Cáucaso, la política de Rusia desde 2020 parecer ser el congelar el asunto de Nagorno-Karabaj con el acuerdo firmado en noviembre de ese año, que dejaba «la cuestión del estatus de Nagorno Karabaj a las generaciones futuras» como se señala en el anterior comunicado. Quizás este asunto fue el detonante del sentimiento de abandono de Nikol Pashinyan por parte de Rusia y la necesidad de buscar nuevos aliados.

Pashinyan culpa de la perdida de Artsaj, como no puede ser de otra manera, a las tropas de Azerbaiyán, pero también a las fuerzas de paz rusas. Parece evidente que no hicieron nada. Realmente hubiera sido un error estratégico para Rusia hacerlo, se arriesgaba a un nuevo frente de guerra cuando en Ucrania la situación no es precisamente buena; también es cierto que la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), al que pertenece Armenia, no ha hecho nada.

Evidentemente, no se puede esperar que la OTCS ayude a Armenia cuando este país realiza maniobras combinadas con los Estados Unidos, como las iniciadas el 19 de septiembre, donde participaron 85 soldados estadounidenses y unos 175 soldados armenios. Un gesto estadounidense, simple guiño diplomático, y una audacia armenia. Pero era evidente que Rusia no iba a arriesgar anda más en Armenia.

La avilantez armenia, al acercarse a los EE.UU, mandó a Rusia el mensaje de que el gobierno de Nikol Pashinyan rompía definitivamente los vínculos con Rusia. Momento que aprovechó Azerbaiyán. Es significativo que las simbólicas maniobras combinadas armenio-estadounidenses empezaran el 19 de septiembre y que Azerbaiyán atacara el 20 de septiembre.

Lo más lógico para Rusia es que su siguiente objetivo sea el de tener en Armenia un gobierno partidario de mantener los vínculos entre Armenia y Rusia, lo que puede suponer el cambio del actual gobierno, y es una oportunidad, para tal fin, el descontento existente en la población por la pérdida de Artsaj. Las protestas armenias contra el primer ministro Nikol Pashinyan siguen las mismas líneas temáticas propagandísticas que sostiene el Kremlin, lo que hace pensar en una orquestación encubierta, cosa que Moscú niega rotundamente. En el anterior comunicado se dice: «las afirmaciones de que estas protestas fueron fomentadas por Rusia no tienen fundamento en la realidad.»