Redacción

El pasado jueves 5 de enero un nuevo atentado sacudía Turquía. Esta vez, en la ciudad costera de Esmirna, frente al Palacio de Justicia, un coche bomba estallaba dejando cuatro muertos y diez heridos. Se cree que los terroristas son radicales kurdos pertenientes al grupo terrorista PKK. Por el momento, dos supuestos atacantes han sido abatidos y un tercero está en busca y captura.

Los terroristas dispararon al policía que trató de detenerles en un control y se dieron a la fuga en un vehículo lleno de explosivos según ha informado Erol Ayyildiz, gobernador de la provincia. Además este mismo fue el que se dio cuenta de que el coche estaba lleno de explosivos y pudo intervenir a tiempo, evitando así que se produjeran más víctimas.

Según ha explicado el gobierno a la prensa local, se produjo un enfrentamiento armado cuando la policía intentó detener el vehículo y registrarlo. Ahí la policía abatió a dos de los militantes. Acto seguido otro coche bomba estallaba cerca del lugar de los hechos.

Hasta el momento ningún grupo se ha responsabilizado del ataque.

Según el primer ministro turco, Veisi Kaynak: “Cuando se ven las preparaciones que habían hecho, las armas que fueron requisadas, las bombas y la munición, estaba claro que estaban planeando una masacre. Gracias a Dios, no han tenido éxito”.

También se apunta que la autoría podía estar en el grupo Halcones de la Libertad del Kurdistán, que ya fueron los que perpetraron el ataque en los alrededores del estado del Besiktas en Estambul tras un partido.

Tampoco se sabe nada del paradero del autor de la masacre en la discoteca Reina en Estambul la pasada noche de año nuevo. Si bien es cierto que el Gobierno no ha querido desvelar su identidad, se cree que el miembro huido sería de etnia china y habría sido entrenado en Siria.

Esmirna es la tercera ciudad más poblada del país.