Primeros carros de combate [1]

Por GB ( R ) D. Agustín Alcázar Segura

Aunque concretar con exactitud el origen histórico del Carro de Combate es difícil y aventurado, repasando la historia más próxima a no­sotros encontramos los primeros antece­dentes.

Fue en tierras británicas, durante la revolución industrial, cuando apareció el tractor oruga, pensado en principio para labores de agricultura y que en breve tiempo derivó hacia la industria militar con la creación del MARK IV que fue bau­tizado con el nombre de «MALE». Quizá el primer carro de combate conocido y con participación en los campos de batalla durante la I Guerra Mundial.

La aparición y desarrollo del Carro es rápida y notable siendo un arma que pronto se incorpora a distintos ejércitos y entre ellos al español, quien apenas cua­tro años después de su «invención» lo in­corpora a sus plantillas.

Sin embargo, el historial carrista de nuestro Ejército está basado sobre el ma­terial adquirido a Francia en Septiembre de 1921 (el carro Renault FT-17) y cuyas negociaciones dan comienzo, según docu­mentos históricos, allá por el mes de Octubre del año 1918, cuando el Agregado Militar en París, Coronel DEM D. Juan García Benítez, informa que el gobierno francés autorizaría la venta de un carro si la petición se hace con carácter oficial por parte del gobierno español.

A partir de ese momento y durante los meses siguientes se realizan una serie de contactos que desembocarán en la autori­zación por parte francesa (15 Enero­1919) para vender a España un carro de asalto sistema Renault. El precio inicial de aquel primer carro se fija en 52.500 FF por el de ame­tralladora y en 56.700 FF si fuera con ca­ñón, según obra en el acta nº 28 de la Comisión de Experiencias creada al efec­to.

En marzo de ese mismo año se autori­za la compra (contratando con Renault Freres) de un carro con ametralladora y otros dos con cañón de 37 mm, más 500 proyectiles para cada uno. En los días siguientes (11-20 de Marzo) surgen inconvenientes que parali­zan la operación de compra y exportación y que se resuelven gracias a las gestiones realizadas directamente con el gobierno de Francia, por el embajador D. José Quiñones de León y el agregado militar en París.

Finalmente, el 23 de Junio de 1919, llega a la Estación del Norte el primer ca­rro de combate que tendría la infantería española, un Renault FT-17 con ametralladora Hotchkiss de 8 mm y que se trasladó por sus propios medios hasta el Campamento de Carabanchel donde se hi­zo cargo de él la Comisión de Experiencias.

Posteriormente, le fue sustituida la ametralladora origi­nal por la reglamentaria de 7 mm y so­metido el vehículo a todo tipo de pruebas, algunas de las cuales fueron presencia­das por Su Majestad el Rey Alfonso XIII, mandos y comisiones militares.

Tras esta primera y positiva expe­riencia, se propone la adquisición de otros diez carros (8 con ametralladora y 2 con cañón, más 500 proyectiles por pie­za). Francia, en esta ocasión no sirve el material, excusándose en que no tienen stock disponibles, haber realizado numerosas cesiones a otros países alia­dos o no fabricar los carros con ametra­lladora de 7 mm. Caso concreto este, que España había previsto solucionar con la casa Hotchkiss, quien se comprometió a adaptar en dos meses todas las ametra­lladoras a nuestro cartucho de regla­mento.

Estando así las cosas, y aunque se si­guió insistiendo ante el país vecino para la adquisición de Carros franceses, el gobierno español dirige sus pasos hacia otros mercados como el inglés o el esta­dounidense, donde el agregado militar en Londres, Coronel de Infantería D. Fer­nando Rich, y el embajador en Washing­ton, D. Juan Riaño y Gayangos, tratan res­pectivamente el tema, planteándoselo al entonces Ministro de la Guerra Winston Churchill y, en el caso de Estados Unidos, obteniendo permiso del Departamento de Guerra para dirigirse a las casas cons­tructoras americanas y solicitar datos de carros y vehículos oruga usados por el Ejér­cito americano. Estas gestiones tienen lugar entre los meses de noviembre y diciembre del año 1919.

Simultáneamente se sigue insistiendo al Estado francés sobre el interés en adquirir mate­rial de guerra de esa nación. Así, en Julio de 1921, Francia autoriza la salida de armamento y material para nuestro Ejército. Si bien, no sería para Infantería sino para el Arma de Artillería (carros Schneider CA-1, Tractores latil, remol­ques, granadas, etc.).

El 14 de Septiembre de ese año, se formaliza contrato con la casa Louis Re­nault, de Billancourt, para la adquisición de 10 carros de asalto, 1 carro de mando, piezas de repuesto y 11 camiones. Fue firmado por D. Álvaro de Loma y Pastor, representante de Renault, y el Coronel D. Rafael Gutiérrez Pérez, director del Archivo Facultativo y Museo de Artillería. Con fecha 12 de Enero de 1922, se efectúa la entrega oficial de este material a la 3ª Sección (Infantería) de la Escuela Central de Tiro.


[1] Regimiento de Infantería Acorazada “Alcázar de Toledo” nº 61