“Por lo que a mí respecta están muertas” así ha respondido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a las preguntas de los periodistas en relación con el estado de las conversaciones de paz con los Talibanes; conversaciones que hasta el pasado domingo seguían en pie a la espera de que se produjese una cumbre “secreta” con los líderes del movimiento afgano en Camp David.
Finalmente dicha reunión no se ha celebrado y con sus palabras el presidente estadounidense ha confirmado, en una de sus últimas ruedas de prensa, el cese de unas negociaciones que, al menos por el momento, pone fin a la posibilidad de un acuerdo de paz para Afganistán tras 20 años de conflicto.
A pesar de que desde que se iniciaran las negociaciones se había evidenciado un notable incremento de la violencia, ambas partes parecían dispuestas y próximas a un acuerdo. Sin embargo, todo cambiaría a partir del pasado jueves cuando conocíamos la noticia de un nuevo atentado en Kabul, reivindicado por los insurgentes, que acabó con la vida de un soldado estadounidense y otras 11 personas. Conviene señalar que los talibanes en ningún momento habían acordado poner fin a la violencia mientras tenían lugar las negociaciones.
“Si no pueden acordar un alto el fuego durante estas importantes conversaciones de paz, e incluso han sido capaces de matar a 12 personas inocentes, entonces probablemente no tengan el poder necesario para negociar un acuerdo significativo. ¿Cuántas décadas más están dispuestos a luchar?» es la pregunta que lanzaba el presidente norteamericano a través de sus redes sociales.
La respuesta de los talibanes no se ha hecho esperar y a través de Twitter aseguraron que “los estadounidenses sufrirán más que nadie por haber cancelado las negociaciones”. Por otra parte, sus portavoces no han desechado la posibilidad de continuar con el acuerdo y se mostraron dispuestos a retomarlo: “Seguimos en la misma posición y esperamos que EE.UU vuelva a ella”.
Recordemos que uno de los objetivos marcados por el presidente Trump en materia de política exterior, es la retirada de las tropas estadounidenses desplegadas en Afganistán (aproximadamente 14.000 efectivos) y que solamente en lo que va de año un total de 16 soldados estadounidenses han entregado su vida en acto de servicio dentro de las fronteras afganas.
A pesar de las duras críticas que ha tenido que soportar Trump por haber considerado si quiera la posibilidad de recibir a los talibanes en Camp David cuando apenas restaban unos pocos días para el aniversario del 11 de septiembre, el presidente se mostraba dispuesto a seguir adelante con la reunión hasta que se produjo el atentado; “Pensaron que asesinar personas mejoraría su posición negociadora y eso fue una gran error”, manifestó a los medios.
¿En qué punto se encontraban las negociaciones?
Suhail Shaheen, portavoz de los talibanes en Doha, desvelaba en uno de sus tweets más recientes: “Hace unos días finiquitamos un acuerdo con la parte estadounidense, su contenido fue subrayado por los dos equipos y fue entregado al lado catarí. Todos estaban satisfechos, se acordó que sería anunciado por el Gobierno de Catar”. Paralelamente, Zabihulá Muyahid, emisario de los insurgentes en suelo afgano manifestaba que las conversaciones habían transcurrido bien hasta el mismo sábado.
La reunión, prevista para el domingo, iba a tener lugar después de nueve rondas de conversaciones previas entre los representantes estadounidenses y los insurgentes; al parecer precedida por una propuesta en la que EE.UU. se comprometería a retirar 5.400 soldados en un plazo de 20 semanas, a cambio de que los talibanes ofreciesen garantías de que Afganistán no volvería a ser empleado como base terrorista.
Hay que tener en cuenta que en la actualidad los talibanes controlan una proporción de territorio superior a cualquier otro momento previo a la invasión estadounidense (2001). Desde entonces se han negado a entablar negociaciones directas con el gobierno afgano hasta que se concretase un plazo para la retirada de los efectivos norteamericanos.
De haberse producido el encuentro en Camp David, previsiblemente Trump se habría reunido con importantes líderes talibanes y con el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani. Lo más probable es que ambos encuentros hubieran tenido lugar por separado, teniendo en cuenta la negativa por parte de los talibanes a tratar con el gobierno de Ghani, a los que consideran marionetas norteamericanas.
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