Según han anunciado desde la fuerza de defensa territorial de Ucrania, soldados ucranianos habrían atacado un tren blindado que transportaba tropas rusas usando un dispositivo explosivo en la ciudad ocupada de Melitópol, en el sur del país. Melitópol, en la región de Zaporiyia, se encuentra en una franja del sur de Ucrania que fue ocupada por las fuerzas rusas al inicio del conflicto. La defensa territorial de Ucrania, formada por reservistas, han informado que dicho artefacto ha detonado directamente debajo del tren, pero no ha dado más detalles y desde Rusia no se han hecho comentarios por el momento.

La guerra continúa, y Moscú ha asegurado que casi 700 combatientes ucranianos más se han rendido en Mariúpol, contrada por Rusia. Ucrania ha ordenado a sus soldados en Mariúpol la retirada, no obstante, altos comandantes de los combatientes ucranianos permanecen en la acería de Azovstal, según el líder de los separatistas prorrusos que controlan la zona, Denis Pushilin.

Mientras, Estados Unidos ha reabierto su embajada en Kiev después de un cierre de tres meses desde que comenzara la invasión, según ha informado el Departamento de Estado. «El pueblo ucraniano, con nuestra asistencia en seguridad, ha defendido su patria frente a la invasión inconcebible de Rusia y, como resultado, las barras y estrellas vuelven a flamear sobre la embajada», ha manifestado en un comunicado el secretario de Estado, Antony Blinken, en alusión a la bandera estadounidense.

Finlandia y Suecia han solicitado formalmente su ingreso a la alianza de la OTAN, una decisión espoleada por la invasión rusa de Ucrania, pero que enfrenta objeciones de Turquía a un proceso de adhesión que se espera que dure solo unas semanas. Neutrales durante la Guerra Fría, la decisión de Suecia y Finlandia de ingresar en la OTAN supone uno de los cambios más significativos en la arquitectura de seguridad europea en décadas, teniendo en cuenta que Finlandia comparte una frontera de 1300 kilómetros con Rusia.

La decisión también refleja un cambio en la opinión pública en la región nórdica desde la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero. «Este es un momento histórico que debemos aprovechar», ha dicho el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una breve ceremonia en la sede de la OTAN en la que los embajadores de Suecia y Finlandia de la alianza han entregado sus cartas de solicitud, cada una en una carpeta blanca con el relieve de su bandera nacional.

«Acojo con gran satisfacción las solicitudes de Finlandia y Suecia para ingresar en la OTAN. Son nuestros socios más cercanos y su ingreso en la OTAN aumentará nuestra seguridad compartida», ha reforzará Stoltenberg. La alianza cree que la adhesión de Finlandia y Suecia la fortalecerá enormemente en el Mar Báltico.

Una vez presentadas formalmente las solicitudes, los países nórdicos y sus numerosos partidarios, se enfrentan ahora a meses de incertidumbre en los que habrá que superar cualquier resistencia a sus candidaturas, ya que los 30 países miembros de la OTAN en su totalidad deben aprobar la ampliación. La ratificación por parte de todos los parlamentarios aliados podría demorarse hasta un año, según dicen los diplomáticos.

Turquía ha expresado sus reservas ante esta adhesión, alegando que ambos países albergan a personas vinculadas a grupos que considera terroristas y ha arremetido contra los embargos de exportación de armas que se le impusieron tras su incursión en Siria en 2019.

Medios de comunicación turcos han informado esta semana que Suecia y Finlandia no habían concedido la aprobación para la repatriación de 33 personas que Turquía había solicitado, y el presidente turco, Tayyip Erdogan ha continuado las críticas: «La expansión de la OTAN sólo tiene sentido para nosotros en proporción al respeto que se muestre a nuestras sensibilidades», ha señalado en un discurso ante los legisladores de su partido gobernante. «¿Entonces no nos repatriarán a los terroristas que solicitamos, pero nos piden el ingreso en la OTAN? La OTAN es una entidad para la seguridad, una organización para la seguridad. Por lo tanto, no podemos decir “sí” a esta organización de seguridad si nos privan de ella».

Los líderes de Suecia y Finlandia, sorprendidos por las objeciones planteadas por Turquía, han expresado su esperanza de que las diferencias puedan resolverse. La mayoría de los miembros de la OTAN se han apresurado en expresar su apoyo a la adhesión de ambos países nórdicos, y Stoltenberg ha manifestado que cree que es posible limar las asperezas. «Estamos decididos a trabajar en todas las cuestiones y llegar a conclusiones rápidas», ha señalado Stoltenberg, y ha destacado el fuerte apoyo de todos los demás aliados.

En su afán por avanzar en el proceso de adhesión, el ministro de Defensa sueco ya ha viajado a Washington, y será seguido por la primera ministra sueca, Magdalena Andersson y por el presidente finlandés Sauli Niinisto esta misma semana. Los países esperan que una rápida ratificación par parte de Estados Unidos, la principal potencia de la alianza, les ayude a allanar el camino hacia la adhesión, y desde la Casa Blanca han manifestado que confían superar cualquier obstáculo.

La decisión de buscar un lugar bajo el paraguas de la OTAN representa un revés para Moscú, ya que la ampliación de la alianza puede representar un problema para Rusia en sus fronteras. Por el momento, la respuesta de Moscú ha sido inesperadamente silenciosa, habiendo advertido previamente de medidas de carácter “técnico-militar” y de que podría desplegar armas nucleares en u exclave europeo de Kaliningrado si los países nórdicos se adherían finalmente a la OTAN.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha manifestado que la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN no suponía una amenaza para Rusia, pero ha advertido que Moscú sí respondería si la alianza decidía aumentar su infraestructura militar en ambos países.

Por otra parte, Rusia ha informado sobre la expulsión de un total de 85 empleados de embajadas de Francia, Italia y España en respuesta a las medidas similares adoptadas en estos países. Este acto pone de manifiesto el daño a las relaciones con 3 de los principales miembros de la Unión Europea desde que inició su guerra contra Ucrania.

Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso han señalado que han ordenado la salida del país de 34 empleados diplomáticos de Francia, 27 de España y 24 de Italia. Los tres países se encuentran entre las naciones europeas que han expulsado de manera colectiva a más de 300 rusos desde que comenzara la invasión el pasado 24 de febrero. En muchos casos, acusando de espionaje a los diplomáticos rusos, algo que Moscú ha negado. La respuesta de Rusia también incluyó el mes pasado la expulsión de 45 diplomáticos polacos y 40 alemanes, y ha anunciado más medidas contra Finlandia, Rumania, Dinamarca, Suecia, Noruega y Japón, entre otros.

El primer ministro italiano, Mario Draghi, ha calificado el anuncio de Moscú como un “acto hostil” y ha alegado que los canales diplomáticos no deben interrumpirse. Desde Francia han lamentado la medida rusa y la califican como una respuesta injustificada a lo que, alegan, fue su propia decisión en abril de expulsar a «varias docenas de agentes rusos que actúan en nuestro territorio bajo estatus diplomático y trabajan en contra de nuestros intereses de seguridad».