Entre lo militar y lo religioso

Por G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R).

Las órdenes militares españolas[1] constituyen un conjunto de instituciones religioso-militares que surgieron en el contexto de la Reconquista, las más importantes nacidas en el siglo XII en la Corona de Castilla (Santiago, Alcántara y Calatrava) y en el siglo XIV en la Corona de Aragón (Montesa), precedidas por muchas otras que no perduraron. No obstante, vamos a dedicar una serie de artículos a dejar constancia de estas Órdenes que podríamos considerar “menores”, a fin de que no se pierdan en el foso de la historia..

Aunque la aparición de las órdenes militares hispánicas puede interpretarse como pura imitación de las internacionales surgidas a raíz de las Cruzadas, tanto su nacimiento como su posterior evolución presentan rasgos diferenciales, pues jugaron un papel de primer orden en la lucha de los reinos cristianos contra los musulmanes, en la repoblación de extensos territorios, especialmente entre el Tajo y el Guadalquivir, y se convirtieron en una fuerza política y económica de primera magnitud, teniendo además gran protagonismo en las luchas nobiliarias habidas entre los siglos XIII a XV, cuando finalmente los Reyes Católicos lograron hacerse con su control.

Para los arabistas, el nacimiento de las órdenes militares españolas estuvo inspirado en los ribat[2] musulmanes, si bien otros autores opinan que su aparición fue fruto de un proceso de fusión de hermandades y milicias concejiles teñidas de religiosidad que, mediante absorción y concentración, dieron lugar a las grandes órdenes en un momento en que la lucha contra el poderío almohade requería de todos los esfuerzos posibles por parte del lado cristiano.

ÓRDENES MILITARES DE CABALLERÍA EN EL REINO DE NAVARRA

El descubrimiento del sepulcro del apóstol Santiago en 813 la salida del aislamiento en el que hasta entonces había estado sumida la población europea, y la iniciación de los contactos e intercambios que se produjeron en el campo religioso, dio lugar a una progresiva peregrinación hacia su tumba, de forma que el número de peregrinos aumentó extraordinariamente a partir de siglo X.

Orden de la Encina[3]

ordenes_militaresLa primera Orden Militar española aparece envuelta en la niebla de los tiempos, ya que algunos remontan su aparición a un improbable año 716, en tanto que otros la acercan mucho más a un probable año de 905, cuando reinaba en el ya consolidado reino de Navarra Fortún (882-905) o su sucesor Sancho Garcés I (905-925).

Su fundación se atribuye a un caballero llamado García Jiménez, señor de Amézcua y Abárzuza. El nombre de la misma, se atribuye a la supuesta aparición de la cruz sobre la copa de una encina.

Sus estatutos se reducían a defender a todo trance la religión cristiana y obedecer a los reyes de Navarra.

Órdenes de los Lirios, Santa María del Lirio y Azucena (o Jarra)

Como la anterior, tampoco están claras sus fechas de fundación. Así, la primera se atribuye su fundación al rey de Navarra Sancho Garcés III el Grande (1004-1035) o a su hijo García III (1035-1054), ocupando la Sede Pontificia Benedicto IX (1032-1044).

El emblema de la Orden era una imagen de la Anunciación con el lema”Deus primun christianum Server”, rodeada de lirios celestes cruzados.

Las dos siguientes deben su fundación a García III. La de Santa María del Lirio tenía como emblema el escudo de Navarra rodeado de un collar cargado de “GS”, del que pendía una medalla con un lirio abierto y coronado. El emblema de la de la Azucena (vulgarmente llamada de la Jarra) consistía en un collar que formaba, en la parte anterior, dos vasos unidos y del que pendía la imagen de Nuestra Señora de la Antigua con un niño Jesús en brazos. De la boca de cada uno de estos vasos salía un ramo de azucenas[4] y la extremidad inferior de un grifo[5]. Debían vestir un manto blanco bordado de azucenas[6].

ÓRDENES MILITARES DE CABALLERÍA EN EL REINO DE ARAGÓN[7]

Se atribuye a Alfonso I “El Batallador” (1104-1134), la creación de las Órdenes de Uncastillo (Zaragoza), Milicia de Zaragoza (o Belchite) y San Salvador (Monreal).

Sin datos de la primera, de la segunda parece que se fundó entre febrero y mayo de 1122, poco después de la conquista de Zaragoza (1118), en tanto que la tercera fue creada en Monreal del Campo (Teruel) hacia el año 1124. Su traje era blanco con una imagen del Salvador sobre el pecho. Las dos últimas fueron absorbidas por la del Temple cuando ésta se estableció en la Península.

La Orden de Santa María de Merude fue fundada por Jaime I, bajo la advocación de Nuestra Señora y con la misión de rescatar cautivos cristianos. Su emblema era una cruz potenzada[8] de gules, cargada de un medallón de oro con la efigie de la Virgen pendiente también de cadena.

En 1173 se fundó en Monteagudo (Teruel), la Orden de este nombre, que se fundió con la del santo Redentor de Alfambra, creada en 1188, estando en posesión de numerosos castillos fronterizos.

Orden de Monte Gaudio, Mongoia o Montfragüe

La Orden de Mont Gaudio o Montgaudí, nació en Tierra Santa durante el reinado de Balduino III, hacia 1160, fundada por D. Rodrigo Álvarezordenes_militares1 de Sarriá, un conde gallego, cuñado del rey Fernan­do II de León. La sede de la Orden se estableció en la cima de Monte Gaudio, una colina de 895 metros sobre el nivel del mar, desde la que los peregrinos tenían la primera visión de Jerusalén, de ahí su nombre. En ella levantó su sede y una iglesia dedicada a Santa María

Subsistió en Palestina[9] en forma precaria hasta 1166 en que se disolvió. En 1171, D. Rodrigo ingresó en la Orden de Santia­go, pero en 1173 obtuvo del Papa permiso para reconstruir la extinta Orden de Montgaudí, de regla más rígida, unida luego al Cister y conocida también como Orden de Montfragüe.

El Conde Rodrigo llegó a Aragón en el séquito de la infanta Doña Sancha, hija de Alfonso VIII de Castilla, que se convertiría en esposa de Alfonso II de Aragón (1162-1196). Con el consentimiento de éste, se refundó la Orden en el castillo de Alfambra en 1174, manteniendo una rama en Extremadura. La Orden se denominó de Montgaudí, Monte Gaudio o Mont­fragüe, entre 1174 y 1188, en que pasó a denomi­narse del Sant Redemptor en el reino de Aragón y de Montfragüe en el de Castilla.

En 1196, el rey de Aragón dispuso que se refundiera con la Orden del Temple, que entró en posesión de todos sus bienes. En Castilla, no se produjo dicha anexión, permaneciendo independiente y siendo su cabeza la encomienda de Montfragüe en Cáce­res, hasta ser anexionada a la de Calatrava en 1221, al haber perdido su esplendor. En Cataluña y Valencia tuvo esta Orden el título de Mongoia, corrupción de su nombre original.

La enseña era la cruz octogonal roja sobre vestido verde. En ocasiones se sustituía por la misma cruz en blanco (también se ha llegado a representar con una cruz mitad roja y mitad blanca de ocho puntas).

Orden de San Jorge de Alfama

ordenes_militares2Creada por Pedro III en 1201, con el propósito de frenar la acción de los musulmanes en la zona situada en el obispado de Tortosa, entre el Mediterráneo y el Coll de Balaguer. Fue confirmada en 1215 por el Concilio Lateranense y siguió la regla de San Agustín.

La fortaleza y convento de la Orden, residencia del Gran Maestre, se situó en una de las estribaciones que apuntan sobre el mar desde el referido Coll de Balaguer.

Entre sus acciones militares se encuentran la conquista a los musulmanes de Ademuz, Castielfabib y Valencia, así como la participación en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Con Pedro II participó en la lucha contra los cátaros en la fallida batalla de Muret (12 de septiembre de 1212).

Con Pedro IV el “Ceremonioso” participó en cuantas empresas emprendió y combatió en las llamadas guerras «De los dos Pedros», entre las Coronas de Aragón (Pedro IV) y Castilla (Pedro I), e incluso en la época de Martín el “Humano” contra la rebelión de los jueces de Arborea (Cerdeña).

Su vida activa se prolongó hasta el reinado de Martín I el Humano (1390-1410), durante el cual se unió a la Orden de Montesa por bula pontificia dada en Avignon por Benedicto XIII el 24 de abril de 1400.

Su insignia era una cruz roja, de brazos iguales, que también figuraba en su estandarte blanco.

Orden de Santa María de la Merced y de la Redención de Cautivos

Instituida en 10 de agosto de 1218 por Jaime 1 “el Conquistador”, con la finalidad de redimir cautivos cristianos en manos musulmanas. Fueordenes_militares4 secundado por San Raimundo de Peñafort y San Pedro Nolasco, que fue el primer Maestre de la Orden.

Siguieron la regla de San Agustín y además de los tres votos comunes de pobreza, obediencia y castidad de las demás órdenes, los mercedarios se comprometen con un cuarto voto, de liberar a otros más débiles en la fe, aunque su vida peligrase por ello. Fue aprobada por el papa Gregorio IX en 1235.

El Maestre, que debía ser sacerdote, tenía su sede en la ciudad de Barcelona: primero en el palacio real hasta que en 1232 se edificó el primer convento de la Merced. Sus caballeros observaban la regla de San Agustín por decreto de Gregorio IX aunque, parece ser que, al principio, siguieron la de San Benito. Una parte de sus miembros eran eclesiásticos y otra, guerreros; los primeros estaban dedicados al servicio del altar y los segundos se dedicaban a combatir a los moros, rescataban a los cristianos prisione­ros y cooperaron con los monarcas aragoneses en sus expediciones militares.

En 1317 se incorporaron a la Orden de Nuestra Señora de Montesa.

Su túnica era blanca con un escudo rojo en el pecho; sobre este escudo campeaba una cruz de plata; un poco más abajo del escudo brillaban las armas de Aragón.

Orden del Armiño[10]

Fue creada en 1436 por Alfonso V el “Magnánimo” en sus posesiones del reino de Nápoles. En la Península Ibérica tuvo escaso protagonismo, ante la pujanza de otras órdenes existentes, cayendo pronto en el olvido.

La insignia de la Orden consistió en un collar de oro del que pendía la figura de un armiño, acompañada de la frase latina “Malo mori quam fodari”, que significa que es preferible morir que faltar a la fidelidad al soberano.

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[1] Junto a todas ellas, se produjo también en España la penetración de las Órdenes de los Hospitalarios de San Juan y del Temple, nacidas a raíz de la Iª cruzada.

[2] La Rábida o Ribat es una palabra árabe que se refiere a un edificio fortificado habitado por religiosos musulmanes. Es por lo tanto un edificio con dos usos; por una parte es una fortaleza y puesto de vigilancia, que se ubicaba en lugares fronterizos o de importancia estratégica, por otra era un monasterio árabe consagrado a la oración y a la guerra santa, por lo que implicaba la existencia de lugares de oración o de una mezquita, siempre dentro de las obras de la fortificación. Estaba habitada por los monjes guerreros, los morabitos, pero también ofrecía alojamiento a los comerciantes.

[3] ÍÑIGO Y MIERA, Manuel de: Historia de las órdenes de Caballería. Imprenta de P. Gracia y Orga. Plaza del biombo, 4.Madrid, 1863. pp 84 a 86.

[4] Símbolo de pureza y castidad.

[5] Animal imaginario compuesto de águila y león, que representaba la generosidad y la grandeza del alma,

[6] R. LION, J. SILVELA, A. BELLIDO: Las Órdenes Militares de Caballería. Af. Editores. Valladolid. 2005. pp 23 y 24.

[7] Ibidem, pp 15 a 36.

[8] Potenza: Palo que, puesto horizontalmente sobre otro, forma con él la figura de una T.

[9] Participó en la batalla de los Cuernos de Hattin, en 1187, pero ninguno de los caballeros de la orden sobrevivió a esta batalla.

[10] No debe confundirse con la orden bretona homónima.


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