21 de julio de 1921. Annual

Francisco Jiménez/ Asturias.

La guarnición de la  Comandancia General de Melilla en el verano de 1921 estaba realizando un trabajo muy por encima de sus posibilidades

Los planes

En teoría los planes eran muy adecuados. Cada regimiento, de unos 3000 hombres en plantilla y  tres batallones, debía mantener   un batallón para obras civiles (carreteras, escuelas, pozos, etcétera) en apoyo a los Ingenieros; otro batallón era empleado para dar la guarnición de los  puestos militares que controlaban el territorio;  y un tercero, teóricamente de voluntarios (profesionales) era la fuerza la fuerza móvil de combate.

El territorio estaba dividido en cinco circunscripciones, una por regimiento más una quinta para la Brigada Disciplinaria. Los  responsables  eran los coroneles de los mismos. Además, éstos podían recibir información de las  compañías de policía indígena (mías).

Como reserva, el Comandante General disponía  del  regimiento de caballerías Alcántara 14, y un Grupo de Regulares (indígenas y profesionales) con dos batallones (tabores) de infantería y uno de caballería.

La realidad

Pero la realidad era distinta. Los regimientos no  disponían de efectivos suficientes. El batallón de profesionales siempre andaba muy escaso de personal o no llegaba a constituirse como tal. Los regimientos peninsulares no combatían. Las operaciones se organizaban «en forma de restringir cuanto fuese posible, las bajas de las unidades peninsulares»[1],  «a fin de que no sufriesen bajas que el orden político parecía consagrado a evitar»[2].

Como los que tenían que combatir no lo hacian por ser políticamente incorrecto[3], las mías  de policía dejaban de realizar labores de obtención de información para constituirse en tropas de combate junto a los regulares, éstas soportaban todo el peso de la acción con su tributo de sangre.

Para colmo de males, los  regimientos no estaban bien articulados. « En un regimiento, por ejemplo, un par de batallones estaban repartidos en destacamentos de compañía y sección; el otro, en columna […] y era dificilísimo que en dos operaciones distintas fuera con la misma columna el mismo jefe »[4].

Otras de las deficiencias graves era la falta de ganado, único elemento de transporte todoterreno. En la ocupación de Abarrán, por ejemplo,  se retiró  todo el ganado al Regimiento Ceriñola[5] para poder transportar municiones, víveres, agua y material de fortificación.  Es decir que, o había transporte  para logística o para el combate.

Por otra parte, la instrucción individual del combatiente era de poco más de un mes[6], y  el adiestramiento inexistente por  ser políticamente incorrecto o por estar permanentemente la fuerza hipotecada con servicios.

Con la ocupación de Annual hubo que sustraer fuerzas de los reducidos regimientos para guarnecer la nueva circunscripción. Así, se aplicó el tradicional vicio del ejército español, que llega hasta nuestros días, consistente en segregar elementos de todas las unidades para formar una fuerza cuyo mando rotaba. En estas fechas claves del mes de julio, el mando  le correspondió al coronel del Alcántara,  por lo que tuvo que dejar el de su regimiento.

Abarrán  e  Igueriben

El 1 de junio las fuerzas españolas establecen un puesto militar en Abarrán al otro lado del Amekran, línea psicológica que inclinaría a los  Beni Urriaguel a la guerra. Esta posición está en el territorio de la cabila de Tensaman. Los tensemanis se encuentran  frente a un grave dilema. Si  se inclinan por España,  y ésta perdía, serían masacrados por los beniurriagueles y sus aliados[7], era la costumbre. Si se inclinaban por éstos tendrían que combatir a los europeos, dividiéndose entonces  la cabila, pues muchos veían sustanciosos beneficios en la cooperación con España[8].

Ese día 1 de junio los guerreros tensamanis están teóricamente en el bando español, y observan  expectantes el avance de la columna española. Ésta ocupa Abarran dejando una reducida guarnición y el grueso de la misma se retira con precipitación.  Los Beni Urriaguel atacan la poco nutrida posición de Abarran, la columna  española  no regresa para apoyar la defensa. Los guerreros tensamanis dudan en ponerse al lado de unas fuerzas tan inseguras. La posición española cae en pocas horas. Los expectantes tensamanis ya tienen clara su decisión: se unen a los vencedores.

Era el fin  de la penetración política, desde ese momento habrá guerra. Pero ésta era una palabra prohibida, aquello no era una guerra,  era  «una acción civilizadora», y la ocupación y pérdida de Abarrán era una «operación de policía». El general sabe que se juega, como los tensamanis, la existencia de sus fuerzas,  pues la derrota será terrible, pero no tiene ningún dilema, y comete el error de presentar batalla en la hoya de Annual.

En las semanas siguientes los Beni Urriagueles quemarán los poblados  de los partidarios de España y,  como  también hacen los españoles,  irán concentrando fuerzas en la zona. Eliminada Abarran, la siguiente posición clave es la de Igueriben, si esta cae, será el jaque mate a la circunscripción de Annual.

Tal día como hay, hace 91 años,  el puesto militar de  Igueriben, próximo a Annual lleva aislado cuatro días. Desde el ataque del 17 de julio no recibe abastecimientos, la situación es crítica por la falta de agua.

Silvestre realiza un último intento por romper el cerco de Igueriben, y emplea todos sus efectivos, llevando el esfuerzo principal el Grupo de Regulares de Melilla,  y el Alcántara 14 que esa misma mañana se incorpora a Annual por orden  del Comandante General. Pero la operación fracasa. El enemigo, que ya duplica a las fuerzas españolas,  está perfectamente atrincherado y rechaza los asaltos de los españoles.

El panorama es desolador, y el jefe de la posición de Igueriben, el Comandante Benítez, toma la decisión desesperada de intentar romper el cerco en dirección a Annual. Muy pocos soldados llegaron a Annual y todos los oficiales morirán en la acción, salvo uno que fue hecho prisionero.

Por fortuna para el regimiento Alcántara, después de su meritoria actuación, recibe orden de retirarse a Dar Drius para continuar con su misión de dar seguridad a la ruta logística que llega hasta Annual…


[1] Declaración del Teniente Coronel  de Estado Mayor  Davila.  Expediente Picasso.  Folio 1296

[2] Conclusiones General Picasso. Empleo de la fuerza. Capítulo V. Estado y condición de las tropas. Resumen del Expediente.

[3] Desde el año 19 los soldados españoles asistían a las operaciones en calidad de espectadores, y aun, según sus noticias, ya ocurría antes lo propio. Expediente Picasso.  Folio 1200

[4] Expediente Picasso folio 1204. Declaración del TCOL. Fernández Tamarit.

[5] Expediente Picasso, Orden de Marcha para la ocupación de Abarrán.

[6] Expediente Picasso folio 654 vuelto. Declaración del Coronel Salcedo, jefe del Regimiento  San Fernando.

[7] Los Beni Tuzin y los Bocoyas

[8] Solo la fracción de Trugut estaba con los beniuriagueles. Expediente Picasso. Informe de 16 de febrero del Cor. Morales.


Profesor del Departamento de Inteligencia de CISDE.

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