Silvia Barrera es inspectora de la Policía Nacional en excedencia. Desde 2007 combina sus dos principales pasiones, la redacción y la ciberseguridad. Ha sido jefa del grupo de investigación en redes sociales de la Policía durante 5 años. También ha dirigido el grupo de forense digital de la Unidad de Investigación Tecnológica durante 3 años y participado en diversos grupos de trabajo internacional en EUROPOL e INTERPOL.
En la actualidad, es consultora en seguridad informática, ciberinteligencia, investigación en redes y análisis forense. Además ha escrito dos libros: «Claves de la Investigación en Redes Sociales», autoeditado y publicado e «Instinto y Polvora», editado por Planeta y próximamente a la venta.
Pregunta. «Los cambios, dan miedo, sobre todo cuando lo que dejas a un lado es algo que amas». Es una frase tuya. Silvia, estás en un momento de cambio, apartándote del cuerpo de policía y encarrilando tu carrera como experta en ciberseguridad y escritora esta vez en el sector privado. ¿Hacia dónde quieres dirigir este nuevo cambio en tu vida? ¿Ha sido impuesto, sobrevenido?
Respuesta. Tengo previsto llevar a cabo algún proyecto en investigación y formación en ciberseguridad. La administración pública no te permite acometer iniciativas propias sino que tienes que seguir su ritmo y adaptarte a las competencias del campo en el que te mueves. Pero yo necesito estar siempre en proceso de crecimiento. Aprendí todo lo que pude sobre el cibercrimen y la investigación digital y llega un momento en el que se instaura la rutina. ¡Mi cabeza nunca para de pensar y de crear!
Además, la vida policial no es muy compatible (ni recomendable) con tener un perfil público. Ahora estoy más centrada y más tranquila, adaptándome a mi nueva vida y dando forma poco a poco a mis proyectos pero requiere tiempo. Aun así, sigo ligada al mundo policial, impartiendo clases de investigación policial y procesal a los futuros policías y escribiendo, como no. Es una parte de mi vida a la que necesito seguir vinculada porque la vocación policial es una forma de ver la vida, instintiva. Así que, digamos que ha sido un cambio autoimpuesto y a la vez sobrevenido por las circunstancias.
P. Al leer tu blog nos damos cuenta de lo vulnerables que somos frente a las nuevas tecnologías. ¿Crees que falta formación en ciberseguridad?
R. Hay muy pocos profesionales en este país- aunque los que hay son muy buenos- que realmente sepan sobre ciberseguridad. Aunque lleve vinculada a ella desde hace doce años, todavía estamos viviendo ese proceso de adaptación. Hay carencias a todos los niveles: desde técnicos bien formados que entiendan la ciberseguridad a una falta de concienciación de sus implicaciones, yo diría que bastante preocupante, a todos los niveles. Nos esperan unos años críticos. La ciberseguridad no importa pero tendrá que importar, necesariamente.
P. ¿En qué posición se encuentra España respecto a nuestros socios?
R. Por todo lo que he visto durante mis últimos años, hace una década las diferencias no eran tan marcadas pero los países están creciendo al ritmo que deben hacerlo y nosotros nos hemos quedado atrás. Lo vi durante mis últimos años de trabajo en organizaciones internacionales. La diferencia en recursos, humanos y técnicos, es estrepitosa. Y la ciberseguridad no se trata de poner a cuatro más en un puesto sino que requiere de una planificación y ejecución seria, escalonada y potente. Nada de eso he visto en la administración, al menos, en materia de cibercrimen e investigación. Ni tampoco se vislumbra a corto plazo.
P. En qué estado de vulnerabilidad crees que se encuentra España al hablar de cibercrimen, ciberterrrorismo. ¿Tenemos las herramientas necesarias para luchar contra estas amenazas?
R. Tenemos una tasa de esclarecimiento de hechos delictivos cometidos a través de Internet que no llega a un 3 por ciento y eso, que solo se denuncia una mínima parte de lo que ocurre. Tres de cada 100 denuncias llegan a esclarecerse.
P. ¿Es verdad eso de, no nos atacan porque no quieren?
R. Si. (Silencio)
P. ¿Hacen falta más profesionales en este sector?
R. Hacen falta más expertos, pero sobre todo, poner en valor lo que aportamos los profesionales que estamos día a día en este sector. Es durísimo. Mucha actualización, complejidad, materia muy extensa (la gente te exige y no entiende que no se puede saber de todo en ciber) y en constante cambio. Por eso, hay tan poco vocacional que aporta valor realmente. Y este plus, hay que ponerlo en valor y remunerarlo como tal. Y no se hace, ni en la administración pública ni en la privada, por desgracia.
P. ¿Recuerdas algún caso que te impactara sobre manera?
R. Todos los casos tienen siempre algo que te impacta, tal vez, por eso, insisto en seguir ahí, concienciando y formando siempre que puedo. Me impacta sobremanera cómo con tan poco esfuerzo y riesgo, se puede hacer tanto daño en la red, lo mucho que cuesta recuperarse (cuando se puede) personal, reputacional y económicamente y lo poco que importa. Esto es lo que me impacta. Y como he visto el sufrimiento ajeno, siempre vives pensando que en cualquier momento, te puede ocurrir a ti.
P. Las Redes Sociales se han convertido en parte de nuestra vida. Una realidad virtual donde compartimos todo tipo de información. ¿Las usamos correctamente? ¿Qué consejo darías a nuestros lectores sobre el uso de las redes sociales?
R. Que no se crean que por saber publicar y conocer las funcionalidades de una red, se conocen las implicaciones que tienen. Las redes implican un importante ejercicio de responsabilidad, personal y corporativa porque es la imagen que trasladamos al mundo, así que debemos preocuparnos porque sea la mejor.
P. Precisamente sobre redes sociales versó tu primer libro, autoeditado. En breve publicarás un segundo libro, en esta ocasión con Planeta. ¿Nos das un adelanto? ¿Sobre qué va a versar? ¿qué quieres transmitir en esta ocasión?
R. Es un libro narrativo, contado en primera persona, que cuenta varias historias, todas diferentes. Mi primer libro sobre redes es un manual de trabajo y consulta, narrado de forma amena para que el lector aprenda. En este, la narrativa cobra protagonismo y las historias personales, algunas muy duras, otras muy divertidas, le harán sentir al lector cómo si lo vivieran en primera persona. La realidad policial y personal del sacrificio y del policía tiene una perspectiva que nunca se cuenta. En este libro, sí y espero que os emocionéis, al menos, un poco de lo que lo hice yo mientras lo escribía. Un verdadero ejercicio de introspección con una mirada ingenua que espero, os llegue al corazón.
P. Lo tuyo ha sido una carrera de fondo. ¿Cómo describirías tu trayectoria? ¿Estás dónde quieres estar?
R. Ha sido y es una carrera de fondo… A veces te preguntas si merece la pena sacrificar tanto. En mis últimos quince años de vida he tenido todo el tiempo libre que pueda tener una persona en un solo año y ves que sigues luchando y luchando. Hasta ahora, he conseguido todo lo que me he propuesto, trabajando y sacrificando mucho, mientras ves que otras personas consiguen lo mismo con menos esfuerzo y algo más de ayuda mientras tú necesitas demostrar mucho más. Las oportunidades no vienen solas, hay que salir a buscarlas.
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