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Clavijo, la batalla que nunca existió

Clavijo, la batalla que nunca existió

Por D. Enrique Embajador Pandora.

La primera noticia sobre esta batalla, se produce a mediados del siglo XII, cuando un canónigo de Compostela llamado Pedro Marcio copió, según él mismo nos indica, un documento original de privilegio otorgado por el rey Ramiro I de Asturias en el que establecía el llamado voto de Santiago en acción de gracias por la victoria obtenida en la batalla de Clavijo.[1]

Aún cuando este primer relato se ha reproducido varias veces, nunca ha sido posible acceder al presunto documento original ya que, según parece, dicho ejemplar se extravió en 1543 cuando fue presentado en la Real Chancillería de Valladolid con motivo de un pleito que enfrentaba a la sede compostelana con la villa de Pedraza.

Al parecer, dicho documento estaba redactado en primera persona por el propio Ramiro I, y en él  decía que  reunió un ejército con el que se dirigió hacia Nájera, camino de un lugar llamado Albelda (La Rioja), confiando más en la misericordia de Dios, que en la multitud de mi ejército[2].

Supuestamente, el primer choque armado se saldó con la derrota cristiana, por lo que el rey ordenó la retirada hasta un collado denominado Clavijo, situado a unos 15 kms al sur de Logroño. Allí pasaron la noche los supervivientes, y allí fue donde el rey Ramiro tuvo su presunta visión. En ella, Santiago Apóstol se le presentó en sueños, diciéndole: ten valor, en tu ayuda y mañana, con el poder de Dios, vencerás a toda esta muchedumbre de enemigos, por quienes te ves cercado[3]. Así mismo, el Apóstol le aseguró que, en el momento de la batalla, ambos ejércitos le verían en el cielo vestido de blanco, sobre un caballo del mismo color y portando en la mano un estandarte blanco[4]. El 23 de Marzo de 844, según la leyenda, se produjo la batalla y las tropas cristianas derrotaron a los musulmanes. Desde aquel día, según Jiménez de Rada se utilizó esta invocación: ¡Dios, ayuda y Santiago![5] A partir de entonces, los ejércitos españoles, hasta la Edad Moderna, lo tuvieron por patrono, y en todos los combates, desde los Tercios de Flandes, hasta los conquistadores de América, se invocaba el nombre de Santiago.

Sin embargo, y siguiendo ahora a Sánchez Albornoz, Ni Ramiro peleó en Clavijo, ni aunque hubiese allí combatido, ni él ni sus gentes habrían creído que a su lado había luchado el Apóstol Santiago[6]. Es cierto que hubo batalla en aquellos lugares, pero fue en el año 859, durante el reinado de Ordoño I; se trata de la batalla de Albelda, librada contra el gobernador de Zaragoza, el autodenominado “Tercer rey de España”.

En estas circunstancias cabe preguntarse por las razones del canónigo Marcio para “inventarse” aquella batalla, y no parecen existir otras que las siguientes: En la Alta Edad Media, era costumbre, que los reyes agradecieran la ayuda de Dios en sus campañas con sustanciosas donaciones a conventos, abadías o sedes episcopales, por lo que no es de extrañar que, en alguna ocasión imprecisa, se hiciera tal a la sede compostelana. Sin embargo, es posible que para seguir cobrando dichas rentas, en algún momento se requiera presentar prueba escrita de estas ofrendas, no siempre registradas, razón por la cual, los canónigos de Santiago se ven forzados por las circunstancias a redactar un diploma que supuestamente copia el requerido original. Para ello, el canónigo elabora un documento con datos tomados de diplomas de Ordoño I o de Ramiro II, y en general de la primera mitad del X, testigos y confirmantes que garanticen la veracidad de sus palabras. A partir de aquel instante el diploma cobra vida propia y comienza su particular singladura.[7]


[1] TORRES, Margarita: Las batallas legendarias y el oficio de la guerra. Ed. Plaza & Janés. Barcelona, 2002. pp.91 a 102.

[2] Ibidem, p. 92.

[3] Ibidem, p. 93.

[4] Ibidem, p. 93.

[5] JIMÉNEZ DE RADA, Rodrigo: Historia de los hechos de España. Ed Alianza Editorial. Madrid, 1989. p. 177.

[6] SÁNCHEZ ALBORNOZ, Claudio: Orígenes de la Nación Española. El reino de Asturias. Ed. Sarpe, Madrid, 1985, p. 206.

[7] TORRES, Margarita: Las batallas legendarias y el oficio de la guerra. Ed. Plaza & Janés. Barcelona, 2002. p. 96.


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