Por TCol. D. Manuel Badás Ramos.
La participación española en el conflicto de Iraq tuvo dos fases bien diferenciadas. La segunda de ellas se inició a finales del verano de 2003, cuando la Brigada Aerotransportable desplegó en la zona de la antigua Babilonia en el seno de una fuerza multinacional potente y bien estructurada, para ocupar área de responsabilidad bien definidas, previamente asignadas, y con misión de control de zona.
Pero la primera fase se inició el día de San José de 2003 (de ahí el nombre que se le dio: “Operación S/J”), prolongándose sólo hasta el 4 de Julio, fecha en que los últimos miembros de aquél primer contingente español abandonaban Iraq desde el aeropuerto internacional de Kuwait. Este artículo trata sólo de esta primera fase.
El compromiso que el Gobierno de Aznar había contraído con la coalición EE.UU. y Gran Bretaña le llevó a decidir el lanzamiento, por la vía de urgencia, de una misión de reconstrucción y de apoyo humanitario a la población iraquí. El buque de asalto anfibio “Galicia”, con un Batallón de Infantería de Marina a bordo, más una unidad de Ingenieros del Ejército de Tierra y los correspondientes apoyos en trasmisiones, logística, defensa NBQ y CIMIC partieron de la base de Rota ése día, el 18 de marzo de 2003. La premura de tiempo en la preparación de la misión obligó a embarcar el resto de personal y especialistas necesarios, que no había podido reunirse a tiempo, en un avión con destino a Djibouti, donde aterrizó coincidiendo con el atraque del Galicia en el puerto para reabastecimiento.
En el transcurso de la navegación hasta el Golfo Pérsico, los componentes de la misión española esperaban con avidez las noticias de los telediarios y los informes militares que llegaban de España, toda vez que, mientras se navegaba, se estaban produciendo los combates entre las fuerzas de la coalición y el ejército iraquí. Al fondo del Golfo Pérsico, es necesario remontar el Chat-el-Arab, canal formado por las desembocaduras de los legendarios ríos Tigris y Éufrates, y que tras las dos guerras anteriores se encontraba plagado de minas. La navegación por este canal, hasta el primer puerto en tierras iraquíes se prolongó durante seis horas de severo zafarrancho de combate, siguiendo la estela de un remolcador de la coalición por el estrecho pasillo abierto entre las minas, y en un completo silencio a bordo, para no “despertar” las minas de proximidad, sensibles a los ruidos. Se alcanzó el puerto de Umm Qasr, ciudad iraquí fronteriza con Kuwait, y único puerto iraquí accesible por el Chat-el-Arab, el día 9 de abril, el mismo día que el presidente norteamericano declaraba, en rueda de prensa, el fin de las “grandes operaciones militares” y el control de la capital, Bagdad.
La actividad de este primer contingente consistió fundamentalmente en la prestación de diversos tipos de apoyo tanto a la población civil de Iraq: distribución de alimentos y agua a numerosos núcleos de familias refugiadas o desplazadas de sus hogares, rehabilitación de escuelas dañadas por los recientes combates, reconocimientos para la limpieza de municiones y artefactos sin explosionar, levantamiento de campos de minas y, especialmente, asistencia sanitaria especializada a un número muy importante de pacientes iraquíes.
También hubo oportunidad de apoyar a las fuerzas de EE.UU. estacionadas en la zona. El Escalón Médico Avanzado Terrestre (EMAT), fue desplegado en el interior del campo de prisioneros de guerra que el ejército de los Estados Unidos mantenía a escasos kilómetros de la ciudad de Umm Qasar, y que no disponía de la suficiente capacidad de atención sanitaria. La Unidad de Ingenieros española también colaboró con el Regimiento Británico “Pioneer 21” en la rehabilitación de la línea férrea entre la frontera con Kuwait y la ciudad de Basora (Al-Basra), a unos 60 kilómetros al Norte.
La población iraquí se comportó siempre con respeto y ánimo de colaboración con las fuerzas internacionales, y en más de una ocasión manifestaron un sincero agradecimiento por haber terminado con el régimen de Sadam,
El rápido deterioro que estaba sufriendo la situación de seguridad en todo el país, y la escasa capacidad de combate y defensa de esta primera unidad española, diseñada fundamentalmente para el apoyo a la población civil en ambiente permisivo, obligó a su repliegue a primeros del mes de julio. Quedó así suspendida la participación española en Iraq, a la espera, para su reanudación, del diseño de otra fuerza multinacional, más potente y mejor estructurada.
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