Redacción
En el referéndum que respondía a la pregunta: “¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?» el pueblo colombiano ha dicho «no». Con un 40% de participación, el camino que parecía conducir a la paz tras la firma y la pedida de perdón a las víctimas por parte de las FARC, es ahora una incertidumbre.
Desde hace unas semanas, y tras la firma de Paz en la Habana, todos los sondeos apuntaban a un “sí” rotundo en el plebiscito al pueblo colombiano el pasado domingo 2 de octubre. Pero no ha sido así. Un 50,2% votó en contra del acuerdo frente a un 49,7% que se posicionó a favor. La abstención ha sido de más de un 60%.
Esto demuestra que hay una mayoría de colombianos que no estaban dispuestos a tolerar algunos de los acuerdos de paz, como la garantía de poder político que tendrían las FARC o la inmunidad de los crímenes para aquellos que pidieran disculpas.
Mientras que en las zonas más afectadas por la guerrilla el voto mayoritario ha sido “sí”, en las zonas urbanas y los núcleos rurales más poblados se ha votado en contra. Estos últimos lugares dejaron hace años de ser objetivo de la guerrilla. En el interior del país también se optó por el rechazo.
Por el momento, el único vencedor tras el resultado parece ser Álvaro Uribe, que ha sido el máximo exponente del “no” desde que se conocieron las intenciones de negociación del gobierno. Durante el período de campaña, insistió en que el rechazo en el referéndum posibilitaría una renegociación de los puntos más importantes del acuerdo. Aunque esto fue negado en todo momento tanto por el Gobierno como por las FARC.
Según los expertos, el rechazo se justifica en la desconfianza en las instituciones políticas. Un fenómeno que también se repite en Europa. Los resultados de la votación denotan que existe una gran polarización en Colombia. Para un mayor desarrollo del país en niveles económicos, políticos y sociales, el acuerdo de paz es indispensable.
Por el momento se mantendrá el cese del fuego. Esto permitiría un posible acuerdo nuevo que entraría a reformar algunos de los acuerdos establecidos, y que es el principal objetivo de la oposición. Aunque todavía no se han pronunciado las partes.
Cabe señalar que según datos verificados por la ONU, el día antes de la votación, más de 600 kilos de explosivos pertenecientes a las FARC fueron destruidos. La intención de abandonar las armas del grupo sigue en pie.
Esta guerra ha dejado ya ocho millones de víctimas. Evitar que el conflicto continúe es ahora prioridad para la política del país.
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