Verónica Sánchez Moreno

Coronel médico y pintor expresionista abstracto y autodidacta, dos facetas que en ningún momento se mezclan en la vida de Juan Antonio Lobato García. Este doctor en Medicina y Cirugía ha sido recientemente nombrado Académico de número en la rama de las Artes de la Real Academia de San Romualdo de San Fernando. En esa ciudad gaditana, de la que es oriundo, tiene el doctor Lobato su clínica dental, que comparte edificio con su galería de arte contemporáneo. Ha sido Jefe de servicio de Pediatría de la Policlínica Naval de Madrid, jefe de Sanidad de los buques Galicia y portaaeronaves Dédalo, de la Base Naval de Rota y estomatólogo del Hospital General Básico de la Defensa San Carlos, actualmente es jefe de la Unidad de Estomatología y Odontología de la Jefatura de Apoyo Sanitario en la Bahía de Cádiz. Nos recibe en su galería, durante una exposición de artistas locales y allí disfrutamos de su pintura mientras responde a nuestras preguntas

Usted es coronel médico de los Cuerpos Comunes de la Defensa, adscrito a la Armada española, jefe de la Unidad de Estomatología y Odontología de la Jefatura de Apoyo Sanitario a la Bahía de Cádiz y pintor expresionista, ¿cómo se conjugan ambas facetas?
En ningún momento mezclo escenarios. Como militar en activo nunca pienso en la pasión por la pintura. Son cuestiones diferentes llevadas a cabo por una misma persona, pero siempre en ámbitos separados.

¿Qué le ha aportado su vida como militar a su obra artística y viceversa?
Ser militar solo ha aportado cosas muy positivas para el resto de mi vida. La disciplina, el compañerismo, la lealtad y los valores que he conocido en mis 36 años de servicio a la vida militar, desde marinero en la mili, hasta coronel médico, solo han servido para confirmarme que las personas que conforman las Fuerzas Armadas Españolas son lo mejor de la sociedad. Las más nobles y sacrificadas que he conocido. Son todo un ejemplo.

¿Cómo se llega a utilizar trozos de vela del ‘Juan Sebastián de Elcano’ en una obra de arte?
Me regalaron en una ocasión un trozo de vela del buque, que estaba rota y deshilachada e iba a ser enviada al almacén de excluidos para ser desechada. Era un paño de menos de un metro cuadrado que me impresionó por lo que significaba en sí misma. Su olor, su sabor a mar y sobre todo el valor sentimental que tiene para un marino un trozo de tela que ha recorrido miles de millas náuticas. Guardo todavía parte de aquel trozo de vieja vela y lo incluyo de vez en cuando en alguno de mis cuadros, en los que más aprecio.

¿Cómo es ser coronel jefe de Medicina en un buque de la Armada española?
Es un gran honor y de una gran responsabilidad. Es un puesto donde se conjugan experiencia con dotes de mando y sobre todo ejemplaridad. Hay que trazar un camino que no genere dudas para el que te tiene que obedecer. Hay que estar muy preparado y al día, puesto que el personal que llega hoy a las Fuerzas Armadas te exige estarlo.

En su discurso de ingreso en la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes, que llevaba como título “Picasso y Matisse juegan en mi jardín”, afirmó “mi fertilizante favorito es la imaginación”. ¿Cómo plasma esta imaginación en su vida castrense?
Se trata de otra cara del poliedro de mi vida. En la vida castrense descansa mi imaginación. Aquí no hay que imaginar nada. Los problemas son distintos. En mi pintura la imaginación es básica. Sin imaginación no hay expresión posible que parta de tu interior al exterior. Pero en mi trabajo como militar no es necesaria.

En cada obra de arte que realiza, ¿se queda un poco de usted?
Por supuesto. La obra de arte siempre es de una infinita soledad y empieza y acaba en ella misma. A quien primero debe satisfacer la obra es a su creador, por lo tanto en cada una de ellas siempre hay algo de ti. Ello se aprecia claramente cuando el pintor tiene ya una dilatada trayectoria y el espectador descubre sin esfuerzo la autoría. A partir de ese momento se da por reconocido. En el fondo, por tanto, en cada obra se queda todo. Una obra de arte es la expresión más autobiográfica de su autor, se quiera o no. Allí siempre estás tú, en el escenario.

“El arte sirve para disfrutar de la vida”, decía. ¿Esta creencia es lo que le hizo montar una galería de arte en San Fernando de su propio bolsillo, sin ningún tipo de subvención?
La Galería GH40 la monté pensando en crear un espacio expositivo donde poder disfrutar de la tecnología existente para mostrar hoy día las obras de arte y, al mismo tiempo, permitir al nutrido grupo de artistas de la zona un lugar de alto nivel donde exponer sus creaciones, siempre bajo el criterio del rigor y la calidad.

También organizan el Certamen de Dibujo y Pintura Infantil “Joven Picasso” para menores de 16 años, ¿cómo se le ocurrió poner en marcha esta iniciativa?
Es una de las grandes satisfacciones que me ha deparado el mundo expositivo. Lograr crear un certamen infantojuvenil de pintura al aire libre, con ese nombre tan prometedor: “Joven Picasso “. Nunca imaginé un éxito semejante. Al ser bianual el año que no toca todo el mundo me pregunta: ¿por qué no este año?

Lamentablemente no tenemos ninguna ayuda oficial y cada vez las exigencias económicas son más difíciles de mantener. En fin, por el momento nuestro ánimo no decae.

¿A qué retos se enfrenta de ahora en adelante en su vida profesional y artística?
Tengo muchísimas ganas de poder disfrutar de más tiempo para pintar y para dedicárselo a mi familia y a viajar. Ahora estoy lleno de obligaciones, pero me encuentro joven y fuerte. Al menos eso creo.