Haití ha demostrado una resistencia extraordinaria a pesar de la incesante agitación política y los desastres naturales que han azotado el país durante las últimas décadas. Ahora la nación caribeña más pobre del hemisferio occidental vuelve a ser el centro de atención internacional a raíz del asesinato de su presidente, Jovenel Moïse, la madrugada del miércoles.

El asalto tuvo lugar en la residencia privada del presidente Moïse/BBC

Moïse fue asesinado por un grupo de asaltantes armados que irrumpieron en su residencia privada en la capital, Puerto Príncipe, el pasado 7 de julio. Las autoridades haitianas han informado de la detención del que sería al menos uno de los presuntos autores intelectuales del asesinato, identificado como Christian Emmanuel Sanon, ciudadano haitiano de 63 años residente en Florida y han facilitado un listado con los nombres de los 20 sospechosos que han sido detenidos e identificados hasta el momento.

La policía de Haití también ha confirmado la detención de un exmilitar colombiano, Gersaín Mendivelso Jaimes, con lo que ya son 18 los detenidos con esta nacionalidad arrestados por su supuesta implicación en el ataque contra el presidente. Al parecer los presuntos autores del asesinato habrían sido contratados por una empresa de seguridad estadounidense afincada en Florida.

La muerte de Moïse ha conmocionado a un país que, a pesar de su turbulenta historia de desgobierno y violencia criminal, hasta ahora tenía que remontarse hasta 1915 para rememorar la última vez que presenció el asesinato de un presidente en el cargo.

Familiares de algunos de los colombianos supuestamente involucrados niegan que estuvieran en Haití para asesinar al presidente/Reuters

En estos momentos las principales incógnitas giran en torno a las motivaciones que hay tras el ataque, al papel que juega en esta historia un comando de mercenarios, en su mayoría colombianos, así como en lo que respecta al rumbo que tomará el país y quién estará al timón de ahora en adelante.

Hay quienes no han tardado en acusar a políticos de la oposición e incluso a las élites haitianas. Otras teorías, dada la historia del país sospechan de la injerencia extranjera, sembrando la duda sobre el papel que podrían haber jugado Venezuela o EE.UU.

Haití ya estaba en crisis antes del asesinato de Moïse, en gran parte debido al papel que ha venido desempeñando su propio gobierno. A medida que se agravaba la crisis política Moïse se fue volviendo más autoritario y en enero de 2020 destituyó a un gran número de senadores, para finalmente acabar gobernando mediante decreto. Usó su poder para crear una agencia de inteligencia y amplió la definición de terrorismo para incluir actos de disensión contra el gobierno. Sin embargo, su muerte, lejos de ofrecer una salida, no ha hecho más que agravar la ya de por sí delicada situación del país.

Una brutal dictadura que no finalizó hasta el año 1986, los devastadores huracanes que azotan periódicamente la región, el catastrófico terremoto que asoló el país en 2010 y el brote de cólera que le siguió son solamente algunos de los dramáticos episodios que han ensombrecido la historia de Haití durante el período reciente.

Sin embargo, las dificultades que atraviesa esta excolonia francesa situada a unos 1.348 km de Florida, a menudo pasan desapercibidas para el mundo exterior. Situada en el tercio occidental de la isla de La Española, que comparte con la República Dominicana, Haití es culturalmente una mezcla de influencias afrocaribeñas, europeas y latinoamericanas.

El Senado haitiano designó a Joseph Lambert, como mandatario provisional del país/DW

El asesinato viene precedido por meses de creciente violencia por parte de bandas criminales que desencadenaron una cruel ola de secuestros y asesinatos cuyas consecuencias se han dejado sentir entre un amplio sector de la sociedad haitiana. En un informe reciente la ONU alertaba sobre «sensación generalizada de inseguridad» y acerca de las «consecuencias dramáticas para la población civil».

El Senado de Haití ha propuesto como presidente interino a Joseph Lambert, una figura que cuenta con escasa legitimidad. Hay que tener en cuenta que  previamente Moïse ya había designado a Ariel Henry, como primer ministro; cargo que debía asumir el mismo día del asesinato. Por si esto no fuera suficiente, el asesinato también podría dificultar la celebración de elecciones que estarían previstas para septiembre.