Redacción.
En la mañana de ayer, durante la jura del cargo del nuevo Ejecutivo de Enrico Letta, un hombre de 49 años abrió fuego contra los carbinieri que se encontraba frente a la sede del Gobierno, hiriendo a dos de ellos (uno en estado grave con un disparo en el cuello).
El hombre, que llegó paseando al palacio Chigi (sede de la presidencia), había llegado a Roma la noche anterior, procedente de Calabria. Una vez allí ha sacado una pistola del calibre 7,65 y, sin mediar palabra, ha disparado contra los carabinieri.
A escasos pasos de allí, los 21 ministros del ejecutivo juraban su cargo en presencia del presidente de la República, Giorgio Napolitano.
Tras las horas de confusión que han seguido al suceso (en un principio se habló de atentado terrorista, debido al lugar y el momento), poco a poco se ha ido aclarando la situación y el perfil del agresor. En seguida se descartó la idea del atentado terrorista y se pasó a pensar en la posibilidad de que fuera una enfermo mental. Sin embargo, a lo largo de la tarde, se fue perfilando un retrato bastante diferente.
El fiscal jefe de Roma, Pierfilippo Laviani, ha hecho las siguientes declaraciones tras haber hablado con el agresor en el hospital San Giovanni, donde está ingresado tras sufrir un golpe en la cabeza durante su detención. “Se trata de un hombre desesperado, con problemas, que ha perdido su trabajo, que lo ha perdido todo y ha tenido que regresar a vivir con sus padres. Su objetivo era disparar contra los políticos y después suicidarse, pero al ver que no podía alcanzarlos disparó contra los carabinieri. Ha confesado todo».
Al parecer, Luigi Preiti, que así se llama el hombre, había tomado la decisión hace casi un mes, tras lo cual compró la pistola en el mercado negro. Quería «hacer algo llamativo en un día especial», no tenía en mente a nadie en concreto.
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