Redacción.

El presidente Mariano Rajoy ha anunciado que el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán, tendrá que comparecer en el Congreso en sesión reservada, para aclarar las dudas sobre la información aparecida en prensa, según la cual los servicios secretos españoles colaboraron activamente en el espionaje masivo sufrido por ciudadanos españoles por parte de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA).

Por el momento, y siguiendo su línea habitual, Félix Sanz solo ha declarado que «siempre actuamos con acuerdo a la ley y creo que de manera eficaz aunque serán otros los que lo tienen que decir».

De las declaraciones del director de la NSA, general Keith Alexander, ante el Comité de Inteligencia del Congreso de EEUU, se desprende que los datos fueron recolectados en realidad por los servicios secretos españoles, y ni siquiera dentro de España, sino desde diferentes puntos de conflicto internacional. «Los informes de que la NSA recogió miles de millones de llamadas telefónicas son completamente falsos. Ni los periodistas ni la persona que robó esa información clasificada saben lo que tienen delante», a lo que añadió, para no dejar lugar a dudas «para ser perfectamente claro: esta no es información sobre ciudadanos europeos sino que nosotros y nuestros aliados de la OTAN la hemos obtenido conjuntamente para la protección de nuestros países y en apoyo de nuestras operaciones militares».

Por su parte, aunque la Administración americana ha optado por la discreción hasta el momento (ni afirman ni desmienten, para no entorpecer la cooperación), el portavoz de la Casa Blanca,  Jay Carney, ha querido dejar clara la «estrecha» colaboración existente entre los servicios secretos de EEUU con los de otros países, para garantizar la seguridad de todos ellos.

Pérdida de confianza
En España, no se han hecho esperar las reacciones de políticos de diferentes partidos. Así, Rubalcaba, líder del PSOE, asegura que aunque el intercambio de información con otros países es necesario para la lucha común contra el crimen organizado, por ejemplo, Estados Unidos debe saber que si un país hace cosas que otro desconoce, se pierde la confianza para esta cooperación. «Si ha hecho cosas que afectan a nuestro Gobierno y a nuestras instituciones entonces estamos hablando de deslealtad».

Durán Lleida, de CIU, por su parte, ha mostrado su repulsa por las prácticas de espionaje de EEUU, en caso de confirmarse, aunque ha matizado que la relación con este país en otros aspectos (como el intercambio comercial), no debería verse afectada.