Redacción.

El secretario de Estado para la Unión Europea, Íñigo Méndez de Vigo se ha reunido esta mañana con el embajador de Estados Unidos en España, James Costos, tras llamarle a consulta para pedirle explicaciones sobre las informaciones aparecidas en diversos medios de comunicación, según las cuales la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) espió millones de llamadas, mensajes y correos electrónicos de ciudadanos españoles.

Entre los objetivos del espionaje de la NSA también se encontraron políticos y miembros del Gobierno.

Aunque por el momento no ha trascendido qué ha ocurrido en dicha reunión, Costos, que ha sido convocado por orden del presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, ya adelantó en una entrevista en el diario El País el pasado mes de Septiembre que: “Lo que ha pasado es algo que otros hacen también”, pero sin aclarar a qué se refiere con «lo que ha pasado» ni qué es lo que está haciendo los EEUU y otros países en este ámbito.

Otros países europeos también han convocado a los embajadores de los Estados Unidos por este mismo motivo, sin que hasta el momento ninguno haya dado explicaciones convincentes sobre el alcance de las escuchas, la forma de llevarlas a cabo ni los objetivos que se persiguen con esta recolección de datos masiva.

60 millones de llamadas interceptadas
Según la información desvelada la pasada semana (y proveniente, cómo no, de los documentos secretos filtrados por Edward Snowden), en un plazo de apenas dos meses, desde el 10 de Diciembre al 8 de Enero de 2013, la NSA rastreó 60 millones de llamadas en España. En dicho rastreo, se recogió información de los números de teléfono tanto del emisor como del receptor, así como la duración y fecha de las llamadas, aunque no el contenido de las conversaciones. O al menos así lo recogen los documentos de Snowden.

Hasta el momento, el Gobierno no ha querido pronunciarse de manera contundente acerca de las informaciones que apuntaban a que España, como otros tantos países habían sido espiados masivamente por los EEU, por no deteriorar la colaboración existente entre los servicios secretos de ambos países.

Desde el CNI, aunque se aceptaba la posibilidad de que estuvieran ocurriendo ciertas prácticas de espionaje, se descartaba que el mismo se estuviera llevando a cabo de manera selectiva sobre figura políticas, ya sea del Gobierno o de otros partidos.

Sin embargo, tras confirmarse que las comunicaciones de líderes europeos como Angela Merkel han sido espiadas, la confianza del Gobierno y el CNI ya no debe ser la misma.