Carlos González de Escalada/ Dubai
El anuncio del presidente de la Generalitat, Artur Mas, me ha pillado en oriente. Me alcanza en Dubai como un chirrido lejano que se cuela a través del internet. Estoy en un desierto abrasado que los emiratíes han transformado en vergel de desarrollo y meca de los negocios de tres continentes (pocos saben que Dubai no tiene petroleo, es Abu Dhabi el emirato que tiene grandes reservas). El contraste entre este país rico y el mío pobre, me resulta esclarecedor: mientras aquí todo el mundo trabaja y prospera, en España andamos «más como siempre que nunca».
Pienso en políticos españoles y la primera palabra que me viene a la mente es «irresponsabilidad». De modo, que en vez de estar ahora a acabar con los despilfarros y con la agencias de colocación de enchufados, a los de CiU se les ocurre que la secesión es la mejor manera de que los catalanes alcancen su prosperidad. Una vez más, los mismos que vieven de nuestros impuestos, ejercen de indocumentados profesionales y actúan por capricho. Y no les pasa nada.
¿Y qué piensan nuestros militares de todo esto? Pues oficialmente absolutamente nada, porque los militares están para obedecer y callar como autómatas. Pues no señor ministro, los militares son de carne y hueso igual que usted y que yo. Desde que echan los dientes en el servicio se le enseña patriotismo, valor, disciplina y a amar a España tal y como ellos la han conocido, es decir, en su integridad. Y los buenos militares necesitan buenos jefes y usted lo es de todos ellos. Hable por ellos, que a usted no le va a pasar nada. Gánese su respeto, sea valiente y diga algo. Diga lo que todos pensamos, que como sigan así a los separatistas habrá que darles un cosqui.
Referendum secesionista
Tiemblo al pensar qué sentiran nuestro militares cuando ven a un sujeto como Mas, al que se le llena la boca por decir que se va a separar de España y no se le pueda ni toser. Al contrario que Roma, aquí pagamos la traición con coches oficiales, despachos, secretarias y ayudantes sin cuento, mando en plaza, grandes sedes. Pues eso ningún español patriota lo entiende y menos un militar. Porque mientras Mas dice abiertamente que va a delinquir convocando un referendum secesionista y no le pasa nada; al sargento que se atreva a llamar gilipollas a su capitán le caen no sé cuántas semanas de arresto. Esto no se puede consentir, un ejército disciplinado merece una clase dirigente admirable y admirada.
Si Cataluña sigue amagando, más se tensará la capacidad de aguante de nuetras Fuerzas Armadas. Ya pasó con el General Mena, al que al muy patriótico ministro de Defensa, José Bono le faltó el tiempo para arrestar y poner de patititas en la calle. Hubiera sido más inteligente haberle echado el rapapolvo en privado («cómo me haces esto») y salir en su defensa. Eso es lo que hace un jefe valiente, quemarse por los suyos.
Los políticos en general y los miembros del Gobierno en particular, han de hacerse acreedores del respeto de sus subordinados, exactamente igual que cualquier líder que se precie de serlo. Los militares son personas que piensan y sienten como cualquiera y cuyo máximo valor se demuestra estos días, porque son valientes y callan, a pesar de que todo su ser pide hablar.
Ese es el valor de la disciplina, pero nuestros dirigentes deben ganársela.
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