HELISAF no descansa en fiestas

Marta Delgado Delgado/ Madrid.

La unidad HELISAF del Ejército del Aire dedicada a las aeroevacuaciones médicas vive la Navidad en Afganistán.

Hospital 24 horas, los 365 días del año en Herat, Afganistán. Quienes lo hacen posible son las Fuerzas Armadas españolas (FAS), para las aeroevacuaciones médicas, en concreto, la misión HELISAF (helicópteros del Ejército del Aire) en la base de apoyo avanzado de Herat (FSB Herat). Entre las misiones más conocidas que realizan las FAS en zonas de conflicto se encuentran las de mentorización de las Fuerzas de Seguridad Afganas o la desactivación de minas. Es el aspecto más militar de la misión española desplegada en Afganistán. Pero, ¿y lo más humanitario? De esto se encargan -en parte- diariamente 40 personas como pilotos, mecánicos de vuelo, tiradores, médicos, enfermeros y sanitarios.

El despliegue español en Afganistán cumple ya once años, desde que el Consejo de Ministros español autorizara la participación de unidades militares españolas en la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) en apoyo del Gobierno interino afgano. Aunque no es hasta el año 2005 cuando España asume el mando de la Base de Apoyo Avanzado de Herat, desde la que se presta apoyo a las operaciones de los cuatro Equipos de Reconstrucción Provincial (PRT) de la región oeste de Afganistán, Farah, Chaghcharan, Herat y Quala-I-Now a cargo de Estados Unidos, Lituania, Italia y España respectivamente.

Para ello, la base empieza alojando a una unidad de evacuación médica aérea con helicópteros y un hospital del Ejército del Aire, un destacamento del Ala 35 para misiones de transporte aéreo, una compañía del Ejército de Tierra como fuerza de reacción rápida y helicópteros de apoyo de las FAMET (Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra).

Herat alberga, además, toda la sangre que llega de España para luego distribuirla a aquellos lugares donde la necesitan. Este tipo de alertas son frecuentes y deben ser de inmediato atendidas. Una anécdota sobre ésta es la que relata el comandante Aguirre del día de la patrona del Aire, 10 de diciembre. “Al final del vino nos avisaron que había que llevar sangre a Qalaw-i- Now y tuvimos que despegar en menos de 30 minutos”. En la misión “te pueden llamar a cualquier hora y cualquier día” como ocurre en estas fechas que siempre debe haber alguien de servicio que tendrá que renunciar a la pequeña fiesta de Navidad y Nochevieja que se hace en la base.

¿A qué se dedica HELISAF?
La unidad HELISAF tiene como misión las aeroevacuaciones médicas. Role es el nombre que recibe el hospital desplegado, el nivel que describe la capacidad de asistencia sanitaria que posee la instalación desplegada va desde (1) uno hasta (4) cuatro. Siendo el Role 1 el de menor capacidad y el Role 4 el de mayores medios para la atención médica. El Role 2, presente en la base de Herat, incluye la evacuación, reanimación, estabilización (incluyendo cirugía y cuidados intensivos), preparación para evacuación, laboratorio y radiología básicos (radiografía y ecografía).

El jefe del HELISAF de este relevo, el comandante Joaquín Aguirre, explica que ellos realizan aeroevacuaciones de  heridos, principalmente, de personal ISAF, aunque también personal de ONGs, personal de las Fuerzas de Seguridad Afganas y civiles, desde el lugar del incidente  hasta el hospital (Role) o entre hospitales (Roles). Para ello el Ejército del Aire cuenta con tres helicópteros, dos de alarma 24 horas, y otro de reserva pero intentando siempre que esté operativo. Cuando se produce una emergencia, un MEDEVAC (Medical Evacuation), entra en juego la tripulación: quince personas, piloto, copiloto, mecánico de vuelo, artillero o tirador, dos zapadores, un médico, un enfermero o DUE y un sanitario. Dada la inseguridad de la zona al activarse un MEDEVAC el helicóptero medicalizado va acompañado de otro como escolta.

¿Quién da la alerta? El encargado es el centro de operaciones del Cuartel General del Mando Regional Oeste (RC West). Éste avisa a la unidad MEDEVAC para realizar la aeroevacuación al personal que esté dentro del área de responsabilidad.

¿Quién recibe la atención médica? Es personal de ISAF, militar de la OTAN, ONGs, militares o policías afganos y civiles. En cuanto a los civiles, la población afgana se ve beneficiada por tener un hospital cerca día y noche. El comandante Aguirre describe el momento de rescatar a alguien como “emocionante”, relata que “si no se realiza la evacuación a tiempo probablemente el paciente muera, porque aquí no hay un sistema sanitario ni ambulancias, ni carreteras, no hay infraestructuras como nosotros las concebimos”. Con satisfacción recuerda el jefe del HELISAF un rescate que efectuó en 2008 “fuimos de noche, estaba relativamente cerca de la base, la zona no estaba del todo asegurada, acababan de dispararles, tomamos muy próximos al lugar del incidente, el equipo médico con gran rapidez pudo estabilizarlos y les trajimos al hospital con éxito”, eran soldados italianos y les habían disparado con un RPG (lanzador de granadas).

El jefe del HELISAF confiesa que “cuando estás haciendo la misión, estás metido ahí, y no te das cuenta de nada que se salga de la misión, pero luego al aterrizar lo piensas y ves con perspectiva que a pesar que la misión ha podido ser muy complicada gracias a Dios sale todo bien”.

También existen momentos dolorosos en estas misiones. “Hay veces que los pacientes se mueren en vuelo durante la aeroevacuación, hay ocasiones que como resultado de la explosión de una mina, los heridos no pueden sobrevivir debido a la gravedad de las heridas sufridas, pero haces lo posible por evacuarlas”, relata Aguirre. El comandante recuerda a un niño afgano de cuatro años que tenía una amputación en el brazo e iba con su padre en el helicóptero. Finalmente, no resistió y murió. “Aquí, como en todos los países en vías de desarrollo, la vida y la muerte tienen un sentido distinto al que estamos acostumbrados en España”, recalca el comandante.

Según UNICEF, en Afganistán, el 25% de los niños mueren antes de cumplir cinco años. Todos los días fallecen 50 mujeres afganas por complicaciones relacionadas con el embarazo. Más de la mitad de los niños presentan retraso en el crecimiento. Son las minas terrestres y las municiones sin estallar (UXO, UnEXploted Object) las que atentan gravemente contra la seguridad de los más pequeños, como le ocurrió al niño que relata el comandante Aguirre.

Ante situaciones como estas, el ánimo en la tropa española es vital. El jefe del HELISAF asegura que para ello intentan salir de la rutina. Cada semana, casi todos los viernes, se organizan cenas en tiendas de campaña donde comen productos españoles como jamón serrano o  queso.  Con ello consiguen que todos los días nos sean iguales. Los domingos también se reúnen para comer y alguien de la unidad que sepa cocinar hace una rica paella o cualquier otro plato español.

Quizás es la comida la que cumple el papel de unión entre los compañeros, un momento donde todos olvidan lo que hicieron durante el día y comentan otros aspectos, como la actualidad de España. La gente se junta para jugar al mus o ver el fútbol a través del  canal de Al Jazeera, con la que consiguen ver la liga española. ‘El tiempo libre es lo que intentas ocupar de alguna manera’ según el jefe del HELISAF.

¿Cómo es el día a día?
Quizás esto es lo que más intriga causa cuando vemos las imágenes de los soldados trabajando en teatro de operaciones, o cuando el Presidente del Gobierno les felicita la Navidad por una webcam. ¿Qué hacen después de trabajar? Según describe el soldado Luis Peloche, quien vive en estos momentos su segunda misión en la base de Herat como mecánico de helicópteros del HELISAF, buscan mantener el tiempo ocupado. Como él muchos aprovechan el tiempo de descanso para asistir a clases de inglés, asignatura necesaria para poder ascender en la escala militar, hacer ejercicio en el gimnasio de la base o hablar con sus familiares en el locutorio.

Y como podrían hacer en España también van de compras. Dentro de la base existen puestos de venta llevados por afganos o personal contratado como filipinos. En ellos pueden adquirir relojes, pashminas, linternas o ropa militar. La mayoría de las cosas se las llevan de recuerdo a sus familias.

En estos momentos tienen la oportunidad de relacionarse con los afganos, manteniendo incluso vínculos familiares. Para ello, es importante que los militares se dejen barba, pues es una señal de masculinidad para los autóctonos. El soldado Peloche relata que se sorprendió al ver un año después al niño que le vendía móviles hecho ya un hombre, “con barba y todo”. Anécdotas como estas hacen darse cuenta de que mientras los militares vienen y van en misiones de tres a seis meses, la vida no se detiene en Afganistán. Así mismo, los militares observan la mejoría del idioma por parte de los afganos ya que regatean mejor a los españoles y crean un clima de mayor confianza. Incluso se van atreviendo con el refranero español.

En la base de Herat también recuerdan con misas a los caídos en la misión. En estos actos muchos de los que asisten no conocen al fallecido pero no pueden evitar emocionarse. La estancia que viven estos soldados hace que se unan y vivan la misión como un periodo muy especial. Salen más amigos que cuando llegaron, y al volver a cruzarse en la base española se percibe complicidad. Esto es inevitable porque como compañeros de misión, de habitación o de comida, viven juntos los cumpleaños, las Navidades, como en este caso, así como las buenas noticias, también las malas.

En Nochebuena un compañero, según relata Peloche, “me vio con muy mal estado de ánimo y me dijo al oído: esta noche somos tu familia y me alegró toda la noche”.

¿Cómo se celebra la Navidad en una zona de conflicto?
Llegan los turrones, las gambas, la carne y el vino a Herat. Ya es Navidad y los militares españoles también quieren celebrarla aunque falten los suyos, pero al fin de al cabo los que visten de árido se convierten en su segunda familia. También llegan los paquetes de los familiares, quienes preocupados siempre de que “no pasen hambre” envían embutido y polvorones, dejando vacíos los estantes de los supermercados y a sus niños sin saber qué hacer con tanta comida.

Muchos de los que conviven se conocen de vista ya que es casi imposible relacionarse con todo el mundo pero en los días tan especiales como la Nochebuena, la Navidad o la Nochevieja, el trato deja de ser de usted y la alegría se cuela en todos los recovecos de la base. En Nochebuena la tropa desafina cantando ‘temazos’ como ‘Tengo un tractor amarillo’ y como no, con villancicos de sobra conocidos. La noche no se puede alargar hasta altas horas de la madrugada teniendo en cuenta que se acuestan normalmente a las diez y que el día de Navidad la mayoría trabajan. Pero, a pesar del posterior cansancio en las horas de labor, merece la pena para salir de la rutina.

En Nochevieja, ropa de etiqueta, más bien botas militares, y un color predominante, el árido. En este caso ninguno destaca sobre otro salvo su belleza natural. Las uvas se toman en la improvisada puerta del Sol en la plaza de España de la base con una proyección de las campanas de otro año. Ya es 2013, hay cotillón y ganas de disfrutar.


ARTÍCULOS RELACIONADOS