Su Majestad el Rey Felipe VI acudió el pasado 4 de abril a la base del Ejército de Tierra «El Copero«, ubicada en el municipio sevillano de Dos Hermanas, tras 15 años y medio después de que lo hiciese su padre, el Rey Emérito Juan Carlos I, para visitar principalmente el Regimiento de Guerra Electrónica REW nº 32, un cuerpo de élite que combate las amenazas desde la batalla virtual con el uso de la tecnología.
El Regimiento de Transmisiones nº 32 es una Unidad del Ejército de Tierra que tiene a su cargo la operación de sistemas de transmisiones muy específicos contribuyendo a la acción conjunta de las Fuerzas Armadas Españolas, en colaboración con los sistemas de otros ejércitos. Se encargan también del desarrollo de sistemas punteros de avanzada tecnología desplegados geográficamente en un amplio espacio. El REW es una unidad con cerca de 400 efectivos de los que la mitad están operativos en suelo nazareno y el resto está desplegado en batallones en Algeciras (Cádiz), Almería y Canarias.
La Guerra Electrónica como proyecto primordial
La guerra electrónica (EW, del inglés Electronic Warfare) consiste en una actividad tecnológica y electrónica con el fin de determinar, explotar, reducir o impedir el uso hostil de todos los espectros de energía, por ejemplo el electromagnético, por parte del adversario y a la vez conservar la utilización de dicho espectro en beneficio propio.
La actualidad de esta EW viene dada por la supervivencia de las fuerzas de seguridad en un ambiente hostil accesible desde todos los puntos del globo, y la precisión y efectividad que de las armas dependen la capacidad para controlar el espectro electromagnético. Y es que, en el presente, el primer enfrentamiento pasa siempre por la perturbación y la acometida a los sistemas de detección y comunicaciones del adversario.
Se trata de un campo en el que los enemigos se encuentran cada vez más preparados y capacitados. Para poder contrarrestar las amenazas es necesario desarrollar y actualizar las tecnologías de aplicación militar.
Dicha evolución de las tecnologías y las comunicaciones ha causado un cambio de sistemas que requiere adoptar procedimientos y herramientas especializadas para la neutralización y control de las amenazas cibernéticas.
Este impulso en las tecnologías de aplicación militar debe combatir dificultades en el análisis de las posibles vulnerabilidades; posibles focos de infección que pueden generar la adquisición de nuevos dispositivos; el bloqueo de las comunicaciones (por ejemplo, de las señales GPS) que los dispositivos pueden ejercer, siendo uno de los ataques más frecuentes; el control remoto de dispositivos o sistemas de soporte a la Defensa que puede provocar el desarrollo de algunos dispositivos.
Algunas de las mejoras que pueden pugnar con estos peligros son: la formación de soldados a través de simulaciones de realidad virtual; la usabilidad total de los radares en todos los campos; la impresión 3-D a favor de la fabricación añadida para reducir costes de tiempo y presupuesto; o más referido al ámbito de la ciberdefensa, la inteligencia artificial, que tiene la capacidad de analizar situaciones desde una perspectiva humana e informática para hallar la mejor solución en un tiempo reducido.
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