Por GB D. Agustín Alcázar Segura (R)
Dada la denominación de este Observatorio como de “Inteligencia, Seguridad y Defensa”, vamos a iniciar en esta Sección de Cultura de Defensa, una serie de trabajos en los que se va a tratar de difundir de la forma más sencilla posible un conjunto de conceptos que llenan este campo, y vamos a iniciarla tratando el concepto de la Seguridad.
Quizás una de las mayores necesidades del ser humano es la de sentirse seguro. Cuando el hombre (y por extensión, su familia) experimenta esta sensación, y considera también asegurados los medios que le proporcionan estabilidad, entonces se siente a cubierto de peligros y riesgos, y por lo tanto, capaz de planificar el futuro, sin más amenazas que aquellas que reconsideran imponderables.
En sentido estricto, por seguridad debe entenderse la calidad del seguro, es decir, la condición de encontrarse libre, exento o a cubierto de daños, peligros y riesgos[1]. Se define entonces como la calidad de un estado o situación determinada en función de la presencia real o potencial de un agente hostil.
La seguridad tiene una consideración anterior a cualquier otra necesidad, es decir, disfruta de un carácter primario porque constituye el elemento garante del desarrollo y consecución de una obra en su conjunto. Esta noción de la seguridad siempre ha estado vigente en la naturaleza, tanto en el plano biológico como social.
Si se profundiza un poco más en esta cuestión, se aprecia enseguida que la seguridad tiene un valor esencialmente gradual y comparativo. Es obvio que la gran diversidad de agentes y formas amenazantes que es posible tomar en consideración, la variedad y muy diferente capacidad que cabe esperar de cada uno en lo referente a modos de agresión, así como, la dispersión y multiplicidad de los bienes sensibles y su muy variada vulnerabilidad, impiden todo planteamiento absoluto o matemático de la seguridad y obligan a concebirla en una dimensión gradual, en una condición que permite comparar el nivel de seguridad de una situación en relación con otra.
Es evidente que hay multitud de aspectos que contribuyen a lograr la seguridad que no están al alcance del individuo aislado y que, por lo tanto, se salen del marco de lo que pudiéramos llamar seguridad individual para pasar al campo de lo colectivo.
Esta seguridad colectiva es responsabilidad de los poderes públicos, los cuales han de crear las condiciones para que la vida de la nación esté protegida contra todo tipo de agresiones, tanto interiores como exteriores, facilitando así que pueda desarrollarse y prosperar sin amenazas.
Seguridad se define, pues, como el estado deseado por una sociedad, en el que pueda desarrollarse y prosperar libre de amenaza[2].
[1] Diccionario de la RAE.
[2] Definición oficial del Ejército de Tierra español.
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