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La “flota oscura” china saquea los océanos por todo el mundo

Desde hace ya algún tiempo las flotas de buques pesqueros ilegales de China están obteniendo capturas multimillonarias en aguas coreanas, taiwanesas y japonesas, desafiando las prohibiciones y los tratados internacionales, y se le ha atribuido la fuerte caída de las poblaciones de calamares en aquellas zonas en las que se ha detectado su actividad.

Con estos antecedentes no es de extrañar que en Ecuador saltaran las alarmas al ver aparecer en su horizonte una de estas flotas, frecuentemente relacionadas con la pesca ilegal y el expolio de recursos naturales, rondando las proximidades de de la Reserva Marina de Galápagos en América del Sur a principios de año,

La mayoría de ministerios de pesca y organismos internacionales de control de la pesca estiman que miles de barcos pesqueros chinos navegan anualmente a otras costas en busca de capturas, en su mayoría calamares, y que a menudo no llevan tecnología de identificación o seguimiento.

Barco de pesca extranjero dentro de la ZEE de Japón en los bancos de Yamato/Japan-Forward

En los últimos meses, ha habido una afluencia alarmante de barcos de pesca chinos que han adentrado ilegalmente en la zona económica exclusiva (ZEE) de Japón y han saqueado sus recursos marinos, aparentemente sin enfrentar ninguna consecuencia. El área en cuestión son los ricos caladeros del conocido como “Yamato Bank”, una parte del Mar de Japón, abundante en surume ika (calamar volador japonés) y cangrejo.

Como consecuencia de las incursiones chinas los pescadores japoneses no habrían podido obtener capturas suficientes durante los períodos autorizados para la pesca. Medios nacionales han lamentado en reiteradas ocasiones la incapacidad del gobierno japonés a la hora de detener la violación de los derechos de los pescadores japoneses por parte de sus vecinos.

Flota pesquera china/Global Fishing Watch

La tendencia no parece haber mejorado en los últimos meses del año y el pasado 5 de noviembre, las patrulleras japonesas informaron de un total de 4.035 embarcaciones pesqueras chinas localizadas en la misma zona. Hasta 2019, la mayoría de los barcos extranjeros que se introducían en estas aguas eran de origen norcoreano, y el Ministerio de Pesca y la Guardia Costera de Japón habían logrado gestionar la situación. Sin embargo, en 2020 y concretamente desde agosto ha habido un fuerte aumento en el número de barcos pesqueros chinos que operan en la zona.

Se sospecha que Pyongyang podría haber vendido sus «derechos de pesca» a China. Sin embargo, tratándose de aguas dentro de la ZEE de Japón, el derecho a administrar sus propios recursos marinos es exclusivo del país nipón. Por si esto no fuera suficiente Japón no ha autorizado ni a China ni a Corea del Norte para operar en la zona e incluso si fuera cierto que se vendieron «derechos de pesca», teniendo en cuenta que Corea del Norte no tiene ningún derecho legal sobre las aguas en cuestión, los barcos de pesca chinos, a su vez, no tendrían ningún respaldo legal para operar en dichas aguas.

Esto nos permite hacernos una idea del modus operandi chino en materia de pesca ilegal. La tendencia es preocupante y los datos alertan sobre una proliferación de las “flotas oscuras” chinas en mares y océanos de todo el mundo devastado las poblaciones de peces locales allá donde navegan. En agosto, cerca de las Islas Galápagos, una armada de casi 300 barcos chinos registró 73.000 horas de pesca en un mes, transportando miles de toneladas de calamares y peces.

Usando múltiples sensores satelitales, estudios recientes revelan una pesca ilegal desenfrenada en una de las aguas más controvertidas y menos monitorizadas del mundo/GFW

Las aguas que rodean las dos coreas llevan tiempo sufriendo las consecuencias de la voracidad china en materia de pesca. Estudios recientes ofrecen una panorámica sobrecogedora de los efectos que está teniendo para los pescadores locales, especialmente en el caso de Corea del Norte. Las investigaciones denuncian que más de 900 embarcaciones de origen chino en 2017 y 700 en 2018 habrían violado las sanciones de las Naciones Unidas al pescar en aguas de Corea del Norte. Es probable que los barcos capturaran casi tanto calamar volador del Pacífico como Japón y Corea del Sur juntos, alcanzando cifras que podrían rondar las 160.000 toneladas métricas por valor de más de 440 millones de dólares.

La escala de la flota involucrada en estos actos de pesca ilegal vendría a representar aproximadamente un tercio del tamaño de toda la flota pesquera de China en aguas fuera de su jurisdicción . Hasta el momento hablaríamos del caso más grande conocido de pesca ilegal perpetrada por embarcaciones originarias de un país que operan en aguas de otro,

Imagen de satélite de arrastreros en pareja en aguas de Corea del Norte/Planet

No olvidemos que tras las sucesivas pruebas de misiles balísticos por parte de Corea del Norte, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó resoluciones en 2017 para sancionar al país, y algunas de ellas prohíben la pesca extranjera dentro de sus aguas. Una vez más las prácticas chinas en materia de pesca ilegal estarían subvirtiendo el orden internacional y la legalidad vigente para beneficio propio.

La peor parte de estas prácticas la sufren la biodiversidad marina y los pescadores locales. A toda acción sigue una reacción y al acabar con los recursos pesqueros de una zona, los pescadores autóctonos se han visto desplazados por las “flotas oscuras” y obligados a pescar ilegalmente en otras aguas. Los investigadores detectaron más de 3.000 barcos norcoreanos pescando ilegalmente en aguas rusas en 2018. La conexión está clara.

En cuanto al impacto para el medio marino se calcula que aproximadamente un 82% de las 1.300 especies de peces e invertebrados marinos de consumo humano están siendo capturadas a un ritmo que supera su capacidad reproductiva. Se calcula que una tercera parte de la riqueza ictiológica mundial –desde especies migratorias como el atún a las menos móviles, como el lenguado– está siendo explotada a niveles biológicamente insostenibles. En 1974 era el 10%. A este ritmo, hacia mediados de siglo podrían colapsar la mayor parte de los grandes caladeros. Debido a la sobrepesca, la captura de calamar de Japón y Corea del Sur se ha reducido un 75% desde 1983.

Las imágenes de satélite muestran barcos próximos a la zona de exclusión alrededor de Galápagos. Cerca de 300 embarcaciones chinas fueron avistadas entre julio y agosto/OCEANA

Según la ONU para 2050 se necesitará entre un 32% y un 78% más de alimentos, y entre 62 y 159 millones de toneladas métricas de proteínas  adicionales cada año. Diversos estudios demográficos advierten que, a pesar de que cubren las dos terceras partes de la superficie terrestre, los océanos solo producen el 2% de los alimentos que se consumen, por lo que su mayor explotación afectaría al suministro de las proteínas animales necesarias para alimentar al 29% más de personas que nacerán en los próximos 30 años.

La captura ictiológica actual ronda los 95 millones de toneladas métricas anuales. El problema es que se concentra en muy pocos lugares. Un 90% de los océanos son en realidad desiertos marinos, lo que ha disparado la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, que actualmente oscilaría entre el 2% y el 50% del total.

Según datos recogidos en el índice de 2019 de IUU de la Global Initiative Against Transnational Organized Crime, China consume en la actualidad el 30% de la captura mundial de pescado, y cuenta con las peores calificaciones en prácticamente todos los campos. Se trata del mayor exportador mundial de capturas marinas y responsable del 15% de toda la pesca reportada en 2018, más del doble que los dos países que le siguen en el ranking. Y ello sin contar su “flota oscura”. La pesca ilegal es el sexto negocio criminal más lucrativo del mundo, con ingresos que oscilan entre los 15.000 y 36.000 millones de dólares, según el Global Financial Integrity.

La flota pesquera de China es más que una simple preocupación comercial o medioambiental; los expertos afirman que actualmente actúa como una proyección del poder geopolítico en los océanos del mundo. Además de las consecuencias ambientales potencialmente devastadoras de la sobrepesca y el colapso de la pesca, la presencia de tantos barcos en el mar y en aguas de otros países implicaría no solo una mayor competencia por los caladeros, sino también un deterioro en las relaciones diplomáticas y comerciales entre los países que podría desembocar en enfrentamientos violentos.


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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