La foto de la barbarie

Carlos González de Escalada Álvarez/ Sevilla.

Hoy hay una madre en China, desgarrada por haber sufrido un aborto. Su nombre es Feng Jianmei, tiene 23 años y vive en la localidad de Ankang, provincia de Shaanxi, en el centro del país. Esto no pasaría de ser una desgracia personal, si no concurriera una circunstancia bárbara: a Feng Jianmei le han practicado un aborto forzoso en la que le han matado al nasciturus. ¿Por qué? Supuestamente, por no abonar la multa que tienen que pagar las madres que osan tener un segundo hijo. A dos jefes del régimen comunista les pareció que era una solución ejemplarizante y mandaron perpetrar semejante canallada.

La jóven declaró que mientras su marido trabajaba, unos 20 funcionarios del departamento de planificación familiar  fueron  a su casa y la arrestaron. Ya en el hospital, donde se la retuvo contra su voluntad, se le suministró una injección letal para el feto, de siete meses y totalmente formado. El niño nació muerto 36 horas después. Durante estos momentos de desgarro y agonía, las autoridades no permitieron que nadie de su familia la acompañaran. Se especula que se le inoculó lifannuo, un bactericida muy potente usado desde los años 80 en China para  aplicar su política de hijo único. Es decir, que hay indicios de que era una técnica conocida que no se usaba por primera vez. Hasta aquí, el relato resumido del terror.

La noticia ha saltado a los medios el 15 de junio, porque como culminación de la ignominia, los criminales devolvieron a la madre el feto exánime. Claro que ese fue el error de los funcionarios del régimen, ya que la madre se hizo fotografiar y en pocas horas la noticia corría por todo el país forzando a las autoridades a pedir perdon y destituir a los dos malhechores. En fin, esperemos al menos que haya sido despido procedente sin indemización (probablemente a los 20 secuestradores les hayan dejado sin postre una semana).

Occidente calla
Pero el relato sorprendente no termina aquí. La noticia ha cursado de forma muy discreta en los medios de comunicación, debe de ser que las disculpas públicas del régimen comunista han lavado suficientemente las culpas a ojos vista de los consejeros de redacción españoles. Nadie parece haberse planteado que en China no se respeta siquiera el derecho fundamental a ser padres. Sólo en un régimen oscuro y de naturaleza abyecta, cabe que a un funcionario se le ocurra semejante salvajada.

Pero el gigante chino es mucho gigante. Recuerdo con añoranza, la época en los que los gobernantes democráticos enmendaban la plana a las dictaduras y les afeaban su falta de respeto por los derechos humanos. Eso se acabó. Ahora en las visitas oficiales se trata de no ofender. En el manual del político moderno de visita al dictador figura que ante todo, no es de buenos modales recordar lo feo, nada de reunirse con grupos disidentes, quiénes somos nosotros para dar lecciones… Quita, quita, que de lo contrario vendemos menos productos o nos suben el precio del petróleo.

 En la política moderna los principios se subordinan a los intereses, si antes había realpolitik con gestos de cara a la galería, ahora sólo realpolitik y ya. Recordarle a los chinos su actitud desdeñosa con los derechos humanos o directamente perversa, no vende nada en las reuniones ni en los consejos de administración.

Pues bien, esta actitud también es ignominiosa por nuestra parte. Nuestros dirigentes, también son culpables de tibieza ante este tipo de dictaduras. Nadie les recuerda que nosotros somos mejores, como mínimo, por el hecho de que a nuestros funcionarios no se les ocurriría en un millón de años, secuestrar a una joven de 23 años y arrancarle el precioso fruto de sus entrañas, su hijo de siete meses.

El género humano debe sentir horror y vergüenza ante actos así. Por eso hemos publicado esta foto de la barbarie china, la que preside este artículo que nunca debió ser escrito.


Doctor en Ciencias Sociales por UDIMA. MBA por la Henley Business School (Reino Unido). Máster Oficial en Seguridad, Defensa y Geoestrategia por la UDIMA. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Fundador y Presidente de CISDE. Director general de SAMU. Numerario de la Academia Andaluza de la Historia.

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